7.908 espectadores, miles de almas claretianas unidas por una misma causa: apoyar a su amado Granca en las buenas y en las malas, en los momentos dulces y en los amargos. Ayer se dieron ambas situaciones. Cuando se fue a la prórroga, tras un fulminante triple de Pablo Aguilar, desde un lateral, casi escorado en el banquillo otomano, y la canasta 'in extremis' de Micov, el Gran Canaria Arena respiró en parte aliviado porque su equipo del alma había hecho posible lo imposible, y aventajaba a los hombres de Ergin Ataman en 14 puntos. La esperanza para llegar a la segunda final consecutiva de Eurocup aún se asomaba por el parqué de Siete Palmas.

Pero los cuatro tiros libres fallados por Savané y DJ Seeley hacían temer a los aficionados isleños lo peor, pero no un final tan cruel como el que sucedió. McCollum metió su tiro de oro desde los 4,60 metros y la entrada a canasta de Oliver no llegó a su destino deseado.

"Oé-amarillo-oé-oé", alentaba la hinchada a su ídolos, devastados en el centro del campo. Su consuelo inundó las redes sociales. "No pasamos a la final, pero será imposible olvidarse del ambiente vivido. Gracias por hacernos disfrutar tanto", afirmó Carlos Escobedo.