Un mal pase de Embarba aprovechado por Bale. Una triquiñuela para entorpecer un contragolpe claro del Málaga. O la doble ayuda de Mascherano y Piqué a Bravo bajo el larguero para evitar el empate del Sporting. Cualquier detalle puede resultar decisivo en la lucha por la Liga más emocionante de los últimos años. La sesión continua del sábado dio para mucho, un carrusel de emociones que dejó todo como empezó. Pero el Madrid estuvo a punto de descarrilar en Vallecas, al Atlético le costó un mundo ganar al Málaga y el Sporting le hizo pasar 45 minutos de incertidumbre al Barça. Faltan tres jornadas y el próximo sábado se vuelven a anunciar emociones fuertes.

Z Fondo de armario blanco

Faltaban diez minutos y el Madrid no acababa de consumar su remontada en Vallecas. Hasta que Embarba, uno de esos chavales a los que Paco Jémez se ha inventado como jugador de Primera, cometió una temeridad. Intentó dar un pase a Amaya sin reparar en que por allí merodeaba Gareth Bale, un velocista calzado con botas de fútbol. Uno de tantos errores que han llevado al Rayo a una situación que no concuerda con el fútbol que genera. Un gol que permite al Madrid seguir en la pelea en una de sus citas más comprometidas, ya que al margen de los resultados el Rayo siempre se lo pone difícil. Lo mejor para el Madrid es que lo consiguió sin comprometer excesivamente sus aspiraciones en la competición que más le interesa, la Liga de Campeones. Zidane se marchó de Vallecas con los puntos sin desgastar a Carvajal, Sergio Ramos, Modric, Casemiro y Cristiano Ronaldo, estos dos últimos a la fuerza por sanción y lesión. En un final de temporada tan apretado se presume fundamental contar con un buen fondo de armario. Y Zidane lo tiene. Isco se ha reenganchado con naturalidad, marcando diferencias con un deprimido James, y la aportación de Lucas Vázquez está muy por encima de las expectativas.

Z El otro fútbol del Atlético

Claro que si hay un equipo donde apenas se notan las diferencias entre los presuntos titulares y el resto es el Atlético de Madrid. Cero excusas es la máxima de Diego Simeone, que se las ha tenido que apañar en las últimas semanas sin su pareja de centrales, Giménez y Godín. El técnico argentino siempre encuentra soluciones y, por supuesto, el compromiso de todos los integrantes de la plantilla. La diferencia de potencial con sus dos grandes rivales sólo se nota en los números globales: mientras que el Barcelona y el Madrid tienen un balance goleador brutal (73 y 72, respectivamente), el Atlético se mueve en unos límites mucho más estrechos: 43 goles (59 a favor y 16 en contra). El objetivo de puerta a cero es algo cotidiano para Oblak, que puede batir el histórico récord de Paco Liaño con el Deportivo: 18 goles en la temporada 1993-94. Al Atlético le suele bastar con un gol para ir sacando los partidos adelante. Su sistema defensivo ha resistido las pruebas más exigentes, como han podido comprobar recientemente el Madrid y el Barcelona. Y cuando no alcanza con lo estrictamente futbolístico, Simeone recurre a esas artimañas de las que se empapan los niños argentinos en los potreros. Las imágenes de televisión captaron el gesto del entrenador hacia su banquillo para que lanzasen un balón al campo cuando el Málaga amenazaba con una contra en superioridad. ¿Es eso el otro fútbol?

Z El Barça tira con el tridente

Acostumbrado a viajar plácidamente por la Liga, con un colchón de cuatro partidos de diferencia sobre sus rivales, a las 20.30 del sábado el Barcelona se encontró el tercero en la clasificación. Fuera por esa razón o por cualquier otra, el caso es que en el primer tiempo frente al Sporting pareció un equipo deprimido, o desganado, o excesivamente confiado. Después llegó la goleada, fraguada en los pies de Messi y estirada por alguna decisión de Clos Gómez. El caso es que el Barça, un modelo de fiabilidad hace justo un año, es ahora un tiro al aire. Lo mismo choca un día con Rulli, o con Diego Alves, que le salen los goles por las orejas frente a Manu Fernández o Cuéllar. Aunque Bravo ha conseguido dejar a cero su portería en los dos últimos partidos, el sistema defensivo azulgrana presenta algunas vías de agua. Así que la renovación del título vuelve a depender de la inspiración del tridente. Mientras Leo Messi presuma de galones y Luis Suárez siga enchufado, el Barça puede ir tirando con la peor versión de Neymar. Sus tres últimos rivales son de la zona baja de la tabla, pero llegados a este punto cualquier detalle cuenta. La Liga se puede decidir en sólo un minuto de los 270 que quedan.