En el verano de 2013, la SD Itxako, que dominó la División de Honor Femenina durante varias temporadas, no aguantó el tirón de la crisis. Pasado el ecuador del mes de junio, su directiva, ahogada por las deudas, anunció que dejaría de competir en la máxima categoría del balonmano nacional. Antes, el equipo navarro había salvado la temporada en la cancha donde dos puntos salvaron al club del descenso. Su renuncia apartaba de la elite a un equipo que acumulaba a media selección española y tenía en sus vitrinas cuatro Ligas, tres Copas de la Reina, una Copa EHF y un subcampeonato de la Champions. Ése fue el final del Itxako.
Justo en esa temporada, el Rocasa Remudas se colocó en el primer vagón de la División de Honor Femenina. En la temporada 2012-2013, el equipo del municipio de Telde repitió lo que fue su mejor posición histórica desde que puso sus pies en la máxima categoría en 1988, con un tercer puesto. Un curso que fue el inicio de la mejor época del Remudas, que continúa hoy justo en la semana en la que el club afronta su primera final europea en la Challenge Cup.
En estos años, donde algunas de las entidades más laureadas como el Itxako, el Elda, el Valencia Aicequipo o el Mar Alicante han desaparecido del panorama principal del balonmano nacional, el Rocasa se ha consolidado en la zona noble. Tras pasar momentos de dificultades económicas y deportivas, anclado en la media tabla, la incapacidad financiera para hacer grandes fichajes de otros equipos, ha dejado el mejor valor del Rocasa a la luz: la cantera.
Con ella, el equipo fundado por Antonio Moreno a finales de los 70, ha conseguido levantar su primer título: la Copa de la Reina del curso pasado. Además, cuenta con dos subcampeonatos de Liga Loterías (2013-2014 y 2014-2015) y otros dos de Copa (2012-2013 y 2013-2014). Todo en un pulso mano a mano con el Bera Bera, equipo al que discute cada año la supremacía del balonmano español.
La llegada de Silvia
Además de la evolución de las jugadoras de la casa, escoltadas por incombustibles como Davinia López o María Luján, el desembarco de Silvia Navarro, guardameta de la selección española, ha sido clave. Con ella ha llegado el salto de calidad de un equipo que aspira a su primer título europeo.
El próximo sábado en Estambul, el club disputará el partido de ida de la final de la Challenge Cup ante el Kastamonu. Un lugar que tiene una parada previa durante la semana: el partido de mañana frente al Zuazo (19.30 horas), donde buscará no perder la estela del Bera Bera, primer clasificado empatado con el Rocasa. Es el precio por mantener su hueco entre los grandes.
