Mediados los 90, hubo un deporte que consguió alcanzar límites nunca vistos antes. Un equipo que se encargó de sobrepasar muros dentro de una piscina con nombres que son historia dentro del olimpismo en España. Manel Estiarte, Pedro Toto García, Jesús Rollán, Jordi Sans o Salvador Chava Gómez consiguieron colocar el waterpolo español en otro nivel. Sus medallas olímpicas en Barcelona -plata-, Atlanta -oro- y los dos campeonatos del mundo en Perth y Fukuoka, marcaron una época en el agua.
Aquellos años sirvieron a Francisco Baute para terminar por enamorarse del waterpolo, una práctica que inició casi al mismo tiempo que aprendió a nadar en las piscinas del CN Martiánez, en Santa Cruz de Tenerife, su ciudad natal. Una pasión por el deporte que desde hace una década trata de transmitir en la sección de waterpolo del CN Las Palmas a los casi 50 deportistas que tiene a su cargo como director de este apartado del club capitalino. "A través de un buen amigo del waterpolo, Ayoze Belda, pasé a formar parte de este proyecto cuando tenía 23 años. Empezamos muy fuertes y, por ejemplo, en cuatro años pudimos conseguir colocar el equipo femenino sénior en la Primera División Nacional. Fueron años muy buenos para el club", apunta Fran Baute.
Sin embargo, la situación actual de la entidad ha cambiado un poco. En aquellos años, el CN Las Palmas consiguió reunir en sus piscinas enmarcadas en el Parque Doramas una cifra de waterpolistas de tres dígitos. Hasta 120 jóvenes deportistas se reunían en torno a los gorros y balones en Ciudad Jardín.
Ahora el club busca levantarse de nuevo con aquella marca en mente. El objetivo: un nuevo proyecto cimentado en volver a captar más chicos para la cantera del club manteniendo la base actual. Este plan pivota en torno a acercar el waterpolo a colegios e institutos para dar visibilidad a un deporte que estará presente en Río de Janeiro con las dos selecciones de España, tanto la masculina como la femenina, candidata clara a medalla.
"Necesitaríamos volver a llenar las piscinas de niños otra vez. Sólo así, cuidando la base y haciéndola fuerte tendremos un futuo. La nueva junta directiva del club nos ha dado su apoyo y por ahí es por donde empezaremos a trabajar", resume Baute. Hoy el club tiene entre sus manos a cinco decenas de waterpolistas, una cifra que confían en poder "duplicar" de cara a los años venideros.
De las redes a las aulas
El primer paso para acercar el waterpolo empezará por los corchos y tablones de anuncios de los centros educativos de la capital. Unos carteles que moverán también por las redes sociales del club. Pero la parte potente de esta nueva forma de captación de potenciales jugadores para el CN Las Palmas irá de la mano de los profesores de Educación Física de varios colegios e institutos. "Con todos los centros que nos dejen haremos charlas, mostraremos vídeos y presentaciones para hacerlo más atractivo. Algo que atraiga y que posicione mejor el waterpolo entre los escolares, porque desafortunadamente no se ve tanto en la televisión ni es tan accesible como otros muchos deportes", comenta.
Encontrar una fórmula para que el waterpolo sea más visible es casi una obsesión para Baute. Un proyecto a medio plazo para que el waterpolo vuelva a florecer con fuerza en las piscinas del CN Las Palmas.
Pero para volver a aquellos tiempos donde se sobrepasaba el centenar de deportistas en la base del waterpolo hay algo esencial: recuperar los equipos femeninos. "Las necesitamos. Nos encantaría poder recuperarlas. Será difícil, pero estoy convencido de que podremos logralo", apunta Fran Baute.
Las chicas son el actual referente del waterpolo español. Y es que la selección nacional, con Jennifer Pareja liderando el juego del combinado español, ha conseguido hilar actuaciones muy destacadas en varios de los últimos campeonatos. Plata olímpica en Londres, las de Miki Oca consiguieron ser campeonas del mundo en 2013 y repetir hazaña en el europeo del año siguiente en Budapest.
Cuando Fran Baute habla de waterpolo femenino no puede evitar que en su cabeza salgan los recuerdos de aquel equipo que consiguió colocarse en la Primera División Nacional Femenina. "Fue sólo un año y se disolvió. No pudimos seguir por diversos temas, pero fue muy grande. Lo conseguimos compitiendo con gente de aquí", añade. Si algo aprendieron de esos años fue a no descuidar la cantera. "Quizá piensas más en el primer equipo que en otro, pero eso es pan para hoy y hambre para mañana. Fue la gran enseñanza de esa etapa", argumenta.
La última aventura del club en alguna categoría nacional fue en el año 2013-2014, en el que el equipo sénior paseó el nombre de Las Palmas por la geografía nacional en Segunda División. "Teníamos hasta siete jugadores del primer equipo formados en la base del club", añade Baute. Salvados con seis semanas de antelación, durante esa campaña, tuvieron que tirar de cadetes y juveniles para completar las convocatorias fuera de casa por culpa de los compromisos laborales de muchos jugadores. "Aún con todo eso, competíamos muy bien fuera de casa y sacamos resultados realmente buenos", añade.
Todo se torció al final de ese año cuando las cuentas no cuadraron. El club -en sí mismo, no por la sección de waterpolo- acumuló una deuda de varias temporadas que hizo inasumible poder competir en la categoría. A su vez, muchos de los más pequeños del club decidieron abandonar. Un drama deportivo del que ahora se intentan recuperar.
Con el medio centenar de jugadores que tiene a su cargo, Fran Baute ha conseguido sacar adelante a cuatro equipos donde están representados las categorías infantil, cadete, juvenil y absoluto. El trabajo de estos años se ha visto reflejado esta temporada con un subcampeonato cadete en la Copa Canarias. En este tramo del año encararán la segunda vuelta de la liga en varias categorías.
Además, en el presente curso, el CN Las Palmas ha conseguido colocar a tres jugadores de su club en la selección canaria, que volvió a escena después de varios años parada. Son José David García, Javier Otero y Gabriel Ducatenzeiler. "Para un club, algo así siempre es motivo de satisfacción", comenta Fran Baute, internacional juvenil en su etapa como jugador. Su carrera como waterpolista se truncó cuando una cardiopatía le obligó a tener que llevar un marcapasos desde los 21 años. "Aquello fue un momento duro. Cambió todo de repente para mí. Tuve que dejar de jugar a lo que más me gustaba y me quedaba un mes para presentarme a las oposiciones. Ahora disfruto con lo que hago e intento que los chicos lo valoren también", narra.
Las disficultades, además de la difusión y captación de chicos para la escuela, navegan a la hora de costear los viajes entre el Archipiélago o encontrar piscinas en Gran Canaria que cumplan con los requisitos para intentar colocar escuelas municipales en los distintos municipios de la Isla. "Hay gente preparada para que el waterpolo se difunda fuera de la capital y llegue a otras localidades", explica.
Mientras sueña con ello y con la creación de una liga Alevín, la piscina del CN Las Palmas está abierta esperando más waterpolistas que quieran formar parte de su "familia". Sin la necesidad de hacerse socio del club, se buscan waterpolistas que devuelvan tardes de balones entrando y saliendo de las porterías del club. "Será difícil, pero lo conseguirmos", repite.
