Han pasado nueve años desde aquel 17 de abril de 2007, día en el que se presentaron José Daniel Rodríguez y Moisés Morán, dos inquietos y defensores del vernáculo deporte de la vela latina canaria, en el Registro del Cabildo de Gran Canaria, para solicitar que al mismo se le declarase Bien de Interés Cultural (BIC).
Representaban a una comisión, que en su momento también luchó por la ubicación en el campo de regatas del dique (espigón) sumergido a la altura del parque de San Telmo. Comisión, y que estaba conformada además por Fernando Marrero, Alejandro Barrera, y José María Ponce.
Ahora, nueve años después, el Gobierno de Canarias declara la práctica de la vela latina canaria en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria como manifestación de la cultura popular con categoría de ámbito local, al ser ésta una modalidad deportiva que tiene más de 110 años de historia y que sólo se practica en la bahía capitalina.
Todo ello se consigue atendiendo al informe favorable elevado por el Consejo de Patrimonio Histórico de Canarias. Y tal como se establece en la Ley 4/1999, de 15 de marzo, la vela latina forma parte del patrimonio etnográfico del archipiélago por su categoría de expresión relevante de la cultura tradicional del pueblo canario.
Un deporte, que se realiza en ceñida, es decir, en contra del viento, por embarcaciones únicas en el mundo por sus características, desde 1904, año de origen de las competiciones, hasta la actualidad.
La reacción de los boteros en las últimas horas ha sido de satisfacción general por el logro obtenido como señalaba Moisés Morán: "Es el hito y la acción más importante de la vela latina en toda su historia", para añadir que "es importante que nos hayan reconocido el BIC, ya que de alguna manera protege a un deporte tradicional".
En parecidos términos se manifestaba Alejandro Barrera: "hay que reconocer que es un logro de las gentes que lucharon a nivel individual para conseguirlo", y añadía que "hay que reconocer también el papel de Larry Alvarez y de Iván Cruz, dos personas claves en el transcurso del proceso".
José Daniel Rodríguez, por su parte, señalaba que: "Es justo resaltar el apoyo de la clase política y el empujón de los incondicionales".
