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Balonmano Copa EHF Challenge, ambiente

El espíritu de las 'guerreras'

Más de dos mil personas se rindieron ante el derroche de las chicas de un club modesto de barrio que tocó el cielo

Desde que uno se acercaba a los aledaños del pabellón Rita Hernández, ya se respiraba el tufillo de los días inolvidables. Más de dos mil almas confiaban en el valor y la tenacidad de unas jugadoras que nunca renuncian a dejarse hasta la última gota de sudor por sus colores, como vienen demostrando temporada tras temporada. Aunque el Rocasa Gran Canaria afrontaba el choque de vuelta de la final de la Copa EHF Challenge con una ventaja de cuatro goles, si hubiera tenido que remontar, se habría conseguido igualmente la gesta, porque a las amarillas ayer era casi imposible pararlas.

La grada, teñida de colorido, se puso a lo suyo desde la presentación oficial de los dos equipos. Y las gargantas rugían cuando se anunciaban los nombres de los principales baluartes de la escuadra local: María Luján, Silvia Navarro y Davinia López, las jefas de un vestuario que es una piña.

Con su garra y acierto, las protagonistas enganchaban a un público entregado y achicaban a un equipo rival que, cuando intentaba levantarse, se encontraba de nuevo con el martillo pilón que fue el Rocasa Gran Canaria. Nadie en el graderío, salvo tras el 0-1 inicial, temía por la final. Acostumbrados a oír hablar del infierno turco cuando de eventos deportivos se habla, la expedición otomana quedó empequeñecida por la caldera que fue el pabellón Rita Hernández.

Todos a una, sin remisión. Equipo y afición remando en un único sentido, el de la victoria, el de la gloria de un conjunto humilde, de un equipo que siempre se ha considerado de barrio, que con gente mayormente de la casa ha forjado una estela de éxitos desde el trabajo serio y desde el fomento del espíritu de pertenencia al club de toda la vida.

Ésta era una situación muy especial, nada menos que con un título continental de por medio. Por ello, se necesitaban refuerzos en la grada. De ahí que hubiese público variopinto en el graderío.

De una lado, los acérrimos, aquellos y aquellas que durante muchos años se han emocionado con los avatares deportivos de este grupo, junto a ellas en los buenos y malos momentos de la troupe de Antonio Moreno, el alma mater de un proyecto que a lo largo de 38 años ha forjado y sigue forjando a jóvenes en valores deportivos y también en valores humanos, quizás algo más importante. El patriarca, emocionado y embutido en su cachucha, recibía tras la consecución del título multitud de felicitaciones. Estaba en un respetuoso segundo plano, sabiendo que la gloria era de las chicas. Las jugadoras no se olvidaron de él, lo buscaban para abrazarse, como a su hijo Jubal, otra parte esencial de este proyecto. Como lo es también el sempiterno entrenador Paco Santana, que tenía un apartado para celebrarlo con todo el staff técnico, cuerpo médico, fisios...

Familiares y amigos

Cómo no, entre esos incondicionales hay que hacer referencia a los familiares y amigos. Las jugadoras, nada más sonar el bocinazo final, buscaban en la grada el calor de los suyos, compartiendo lágrimas de felicidad. También son de la casa, pues han vivido los sinsabores que ha vivido este grupo humano; ahora, cuando empiezan a recogerse los frutos, disfrutan del éxito tanto como las protagonistas. Las chicas les han hecho partícipes de sus momentos delicado: las lesiones, cuando había que aguantarlas tras llegar agotadas de los largos viajes y noches de espera en el aeropuerto y encima para regresar con una derrota en la mochila... Antes de estos momentos victoriosos hubo mucho de lo otro.

También merecen mención especial los jóvenes balonmanista de la cadena del CB Remudas, niños y niñas. Incluso, los venidos desde Valsequillo, donde el club local trabaja codo con codo con la entidad teldense. Disfrutaron de un gran espectáculo y soñaron con, algún día, ser ellos los protagonistas de ese fregao. Una cosa deben tener clara, si valen y trabajan duramente, la oportunidad les llegará, porque forman parte de un proyecto que siempre mira para la gente de casa. El campeón de Europa supone un claro ejemplo de ello, más del noventa por ciento del plantel provienen de la base.

Las más jóvenes de la plantilla, que también tuvieron su oportunidad en la cancha cuando la final ya tenía claro color grancanario, compartían experiencias con las amigas que han compartido entrenamientos y partidos en las categorías inferiores.

A los acérrimos seguidores del Rocasa Gran Canaria, en esta ocasión, se unieron aquellos amantes de las grandes ocasiones deportivas, que no fallan cuando nuestros equipos se juegan algo de peso y necesitan de su aliento. Estos tampoco fallaron. Se entregaron a la tarea de animar y llevar en volandas a las guerreras. Algunos, claro está, en su vida habían asistido en directo a un encuentro de balonmano, pero no quisieron perderse la tarde de gloria europea para el deporte canario que se vivió ayer en Telde. El Mexicano le daba al bombo desde el minuto uno para levantar las voces de los espectadores. Hasta Sergio Araujo, jugador de la UD Las Palmas, se acercó hasta el pabellón Rita Hernández para ser partícipe del éxito continental del Rocasa Gran Canaria.

En definitiva, fuimos testigos de un gran día para un barrio, Las Remudas, para una ciudad, Telde, para una isla, la de Gran Canaria, y para todo un Archipiélago.

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