Si el objetivo era despolitizar la final de la Copa del Rey, la resolución de la Delegación del Gobierno en Madrid de prohibir la exhibición de banderas esteladas -símbolo del independentismo catalán-, en la final que el Barcelona y el Sevilla disputarán este domingo en el Vicente Calderón ha conseguido justamente lo contrario. Nadie habla de la final en términos deportivos y los políticos han saltado al césped para pronunciarse sobre el tema. El apoyo a la medida llega desde el gobierno y la presidencia de la asociación de clubes (La Liga); en el PP surgen grietas, en el PSOE la división es evidente y desde Cataluña se levanta una marejada de protestas. La propia directiva del Barcelona anunció ayer la presentación de un recurso judicial contra la prohibición.

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, señaló en Mallorca que el tema "no es competencia mía", pero resaltó que "se trata de una decisión adoptada por quienes deben velar por la seguridad" y que se "adapta a las normas de la Federación Española y de la UEFA".

Javier Tebas, presidente de La Liga, apoyó la prohibición pues "las esteladas en este tipo de partidos son símbolos que defienden la destrucción de España. Tiene su sentido que tratándose de la final de la Copa de España sean símbolos prohibidos".

Desde el PSOE, posturas opuestas. Así, Ángel Gabilondo, portavoz de los socialistas madrileños, afirmó que "a mí me parece un error, no creo que con esto se contribuya ni a generar concordia ni a abrir espacios para una mejor articulación territorial".

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que también anunció su decisión de no asistir a la final del Vicente Calderón como medida de protesta, consideró la resolución "un inaceptable atentado a la libertad de expresión".