El estadio Vicente Calderón, escenario ayer de la final de la Copa del Rey entre el FC Barcelona y el Sevilla FC, se dividió entre pitos y aplausos durante la entonación del himno de España en los instantes previos al comienzo del choque. Ondearon tanto banderas de España entre los aficionados sevillistas como esteladas entre los seguidores culés.

Nada más salir los dos equipos al terreno de juego, se interpretó la Marcha Real, acompañada de sonoros silbidos entre la hinchas del conjunto catalán, muchos de ellos mostrando sus banderas independentistas. Por su parte, los incondicionales del cuadro sevillano corearon con fuerza el himno y muchos de ellos ondearon banderas españolas.

Posteriormente, en el minuto 17, la afición azulgrana comenzó a corear el tradicional grito de 'Independència', que resuena en todos los partidos en el Camp Nou, un hecho que sus rivales de grada trataron de silenciar con abucheos y gritos de 'Fuera, fuera'.

Esta polémica de himnos y esteladas viene precedida por la prohibición de la Delegación del Gobierno en la capital de España de la exhibición de banderas independentistas catalanas en la final. Sin embargo, el juez de lo contencioso-administrativo número 11 de Madrid acordó poco después permitir el acceso con ellas.

A pesar de todo, el ambiente en las inmediaciones del coliseo rojiblanco fue cordial entre las dos aficiones, y la entrada en el recinto se desarrolló con total normalidad y sin aglomeraciones.

Jornada festiva

Las aficiones del Barcelona y del Sevilla rivalizaron sólo en cánticos durante las horas previas a que se iniciase el duelo en el Vicente Calderón, que registró un lleno prácticamente absoluto.

Barcelonistas y sevillistas trasladaron al estadio de la ribera del Manzanares la fiesta que, presidida en general por la cordialidad entre ambas hinchadas, sevivió durante toda las jornada en la capital de España, adonde los incondicionales de uno y otro equipo fueron llegando de forma progresiva, algunos ya desde el sábado, para teñir de blanquirrojo y de azulgrana las calles madrileñas.

Los alrededor de 20.000 aficionados del Sevilla, que estuvieron en una zona reservada para ellos en el Parque de San Isidro, se dieron más prisa en entrar al estadio y empezaron a animar a su equipo al grito de 'Campeones, campeones', tras la quinta Liga Europa ganada el pasado miércoles en Basilea (Suiza) ante el Liverpool.

Por su parte, los del Barcelona, otros 20.000 aproximadamente y que tenían la Fan Zone en el parque del antiguo Matadero, poblaron el fondo sur y los laterales adyacentes más tarde, aunque también con bastante antelación con respecto a la hora prevista para el inicio de la final.

Después de que saltara al césped el director deportivo del Sevilla, Ramón Rodríguez, Monchi, que fue ovacionado por sus hinchas, saltaron primero a calentar los jugadores del equipo andaluz, recibidos con una gran ovación por el sevillismo, que ocupaba la zona del fondo norte y sus laterales cercanos. También se volcaron con sus futbolistas los aficionados del Barcelona, que salió al campo poco después para hacer sus ejercicios de calentamiento.

El gran colorido y el ambiente propios de una final de Copa del Rey, afortunadamente, fueron las notas dominantes en el Vicente Calderón, tanto antes como después del encuentro. A pesar de la controversia creada durante toda la semana, las dos aficiones dieron una lección de deportividad en la capital de España, como hicieron sus jugadores.