Pedro Martínez, aún con la derrota en el gaznate, entró en el vestuario de un equipo roto. Solo un punto le había dado al Baskonia la primera victoria en la eliminatoria. A falta de apenas tres segundos, para que acabara el partido que abría la serie de cuartos de final del Playoff por el título del curso 2012-2013, el Granca ganaba de dos puntos en el Buesa Arena. Sin embargo, Thomas Heurtel, con un triple estratosférico, volteó el marcador. Pero hubo una frase que se clavó en aquel equipo al Granca. "No queda otra que volver aquí", sentenció el entrenador catalán. El Herbalife cumplió con aquellas palabras y volvió para ganar el tercer partido de la ronda y meterse por primera vez en las semifinales de la Liga Endesa.
Es uno de los recuerdos que tiene clavados en la memoria Óscar Alvarado. El base satauteño vivió desde dentro tres partidos que estarán siempre en el recuerdo colectivo del Herbalife Gran Canaria. Aquella derrota fue el preludio de dos triunfos que colocaron al Granca en la gloria. "Había que ver como celebramos aquella victoria en el tercer partido. El club tuvo que anular todos los billetes de avión porque las semifinales en Barcelona empezaban en un par de días. La guagua camino hacía allí fue una fiesta, casi ni dormimos", narra Alvarado, ya en casa después de acabar la temporada con el Palma Air Europa de la LEB Oro. Un viaje donde repasaron uno a uno todos los mensajes que empezaban a caer a través de la red social Twitter. "Llegamos a ser Trending topic", señala Óscar Alvarado.
El rol del canterano en el tramo final de la temporada fue muy importante. Sin Jon Scheyer en el equipo, que puso rumbo al cuerpo técnico del banquillo de la Universidad de Duke en plena campaña, su papel fue al alza. "Tuve la fortuna de empezar a jugar bastantes minutos como sustituto de Bellas. Formar pareja con él fue increíble y más vivir algo así con el equipo", añadió el exbase amarillo.
La unidad del vestuario
Para encontrar una clave en cómo el Granca consiguió levantarse de aquel triple que clavó Heurtel y que dejaba a los claretianos contra las cuerdas, Alvarado señala a un factor: el nivel de compromiso y grupo personal que tenía aquella plantilla. "Éramos un grupo fantástico, un colectivo de verdad. Estoy convencido de que el Granca, jugador por jugador, ha tenido mejores plantillas tanto antes como después de aquella. Lo que no sé es si han conseguido llegar al punto de unión de la de esa época porque éramos una familia", apunta Óscar Alvarado.
Un diagnóstico casi idéntico al que hace Tomás Bellas cuando vuelve a mayo de 2013. "Éramos un pedazo de grupo. Es obvio que en el plantel había mucha calidad, gente decisiva como Spencer Nelson o como Ryan Toolson, pero funcionábamos como más que compañeros. Fue algo fundamental para superar el bache del primer partido", asegura Bellas desde su Madrid natal, donde disfruta de sus primeros días de vacaciones.
El ex '11' amarillo recuerda también el "paso adelante" que dio todo el equipo con las lesiones que se encontró por el camino. La primera, la de Toolson en el choque que abrió la serie. Algo que se unía al adiós de Scheyer y la baja de Xavi Rey. "El grupo sabía que tenía que hacer un esfuerzo extra. Nos repusimos a eso y al primer partido, con un churro de Heurtel. Cada uno sabía cual era su papel y nadie asumía más protagonismo que el que le tocaba", añade.
Algo que completó la "magia" del Centro Insular de Deportes de la Avenida Marítima, donde el Granca pudo con el Baskonia por 83-78. En Vitoria, un par de días después, el Granca remató la faena. "Tuvimos siempre la sensación de poder competir contra ellos en toda la serie. Esos han sido mis mejores momentos en el baloncesto, es a lo máximo que he llegado", reconoce Tomás Bellas.
A Javier Beirán le asoman los tiros libres que falló antes del triple de Heurtel, pero también le llega el calor del CID, donde se levantaron del bofetón que les dio el Baskonia de Nocioni, San Emeterio, Pleiss o Lampe. "Por nombres igual era un equipo mejor que el actual Laboral Kutxa incluso", comenta. Ante la diferencia de potencial entre su Granca y aquel Caja Laboral, Beirán encuentra un elemento esencial: la fe. "Fuimos creyendo en nosotros mismos, un poco como ha hecho el Granca también este año", resume.
De aquella eliminatoria de hace tres cursos aún se mantienen Brad Newley y Eulis Báez, dos hombres que, a juicio de Beirán, también serán importantes en este cruce. "Báez tiene esa madera de líder del equipo, posee un extra más que el resto. En ese sentido es el referente. Brad por su parte puede dar un punto de agresividad muy bueno", puntualiza desde Tenerife.
La labor de Toolson, lesionado y con su futuro en Málaga por aquellos días, fue otra de las llaves que Beirán rememora, aunque siempre con el apoyo del "colectivo" en la serie. "Al final, siempre necesitas a alguien así. En la última Copa del Rey, en el Granca ese rol anotador lo tomó Oliver, por ejemplo", señala.
Despedida a lo grande
Ese curso fue el último en el Granca de Roberto Guerra en su segunda etapa como amarillo tras incorporarse en febrero de 2013 al club de su vida. "Es uno de los mejores recuerdos que me llevo, aunque tengo muchos más de la primera etapa", añade.
Plantarse en la semifinal de la ACB por primera vez en la historia tuvo una base clara para Guerra. "Jugamos sin complejos, centrándonos en nuestro juego, ordenado, al estilo de Pedro Martínez", resume. Esa primera vez, supuso el fin a "una barrera psicológica" que había en el club. "Llegamos en un estado de confianza muy alto", sentencia. Y así, el Granca se quitó la etiqueta de cenicienta para auparse como rival a tener en cuenta.
