Vincenzo Nibali (Astana) resucitó ayer en el Giro de Italia al firmar una gran exhibición que le condujo a la victoria en solitario en la primera etapa alpina, entre Pinerolo y Risoul, en cuya cima se enfundó la maglia rosa el colombiano Esteban Chaves (Orica). El español Alejandro Valverde se quedó fuera del podio, ahora es cuarto, y Steven Kruijswijk, líder hasta ahora, cayó en la bajada del Agnello y allí empezó a esfumarse su sueño.

Hoy se disputa la vigésima etapa (penúltima) entre Guillestre y Sant'Anna di Vinadio, de 134 kilómetros. Será la última batalla antes de la llegada mañana Turín. Una jornada sin respiro, con el Col de Vars, La Bonette, La Lombarda, todos de primera, y final en el alto de Sant'Anna di Vinadio, de tercera.

En una etapa de las que hacen afición, el ciclismo mostró toda su crudeza. Nibali no estaba muerto ni el holandés Steven Kruijswijk tenía el primer puesto en el bolsillo. Cayó y ahí empezó el día de gloria del Chavito colombiano y del Tiburón de Mesina, que aún no ha dado su último coletazo.

Nibali rubricó a lo grande la estrategia del Astana, con Scarponi como escudero de lujo. El siciliano se marchó con Chaves cuando el hasta ahora líder se fue al suelo; luego, su persecución resultó un calvario. Infructuosa, mientras Alejandro Valverde, intercalado, también se apuntaba a la lista de víctimas de la etapa.

Nibali remató a Chaves en el ascenso a Risoul, segundo y último puerto del día. Tres ataques y directo a meta, donde cruzó con 51 segundos sobre el español Mikel Nieve (Sky) y 52 respecto al colombiano. El grupo de Valverde, Urán y Majka entró a 2.14 y Kruijswijk, hundido, a casi cinco minutos.

El Giro de Italia sigue y se decidirá en la etapa que resta hoy en los Alpes. Chaves tiene a Nibali a 44 segundos y a Kruijswijk a 1.05. Valverde tendrá que luchar por hacerse con una plaza podio desde la cuarta plaza, a 1.48.