Se paró el partido y todo el pabellón se detiene para apludirla a usted y a Alba Albaladejo. ¿Cómo se vive eso?
Pensaba que habían pedido tiempo muerto. Iba tan tranquila y cuando me fijo está todo el mundo aplaudiendo. Ahí me di cuenta que iba por nosotras.
¿Cómo ha sido estas últimas semanas desde que tomó la decisión de dejarlo?
Bueno, han sido 18 años aquí y se hace difícil, pero muy emocionante. Todos los dían me han llegado mensajes de ánimo y apoyo de mucha gente. Palabras muy bonitas que voy a guardar para siempre. Al final, lo que me llevo es el cariño de toda la gente. Ha sido una semana preciosa.
18 años dan para mucho, pero ¿con qué se queda de todos estas temporadas?
Es difícil elegir. Quizá, por lo significativo y lo bonito, te quedas con los dos títulos, la Copa y la Challenge Cup. Pero también momentos difíciles como un descenso donde también aprendes cosas. Me llevo un trocito de todas las personas que han pasado por mi carrera.
Su familia no se ha perdido el moemento. ¿Qué significado tiene ella para usted?
[Se emociona ] No esperaba el regalo este que me hicieron [una camiseta enmarcada]. Que me la entregara mi padre fue muy especial. Pero también me acuerdo mucho de ella, de mi madre. Espero que allá desde donde nos mire sepa que cierro muy feliz una etapa de mi vida para abrir otra y formar una familia.
Imagino que querrá seguir ligada al balonmano. ¿Ya tiene algún equipo de la base que dirigir el año que viene?
Quiero descansar estos meses, pero espero que el presidente me da la oportunidad de coger algún equipo, trabajar con las chicas y transmitirles lo que me enseñaron.
