Los colegiados grancanarios Ángel Sabroso y Óscar Raluy dirigieron con acierto la gran final de la Liga de Campeones, que se decidió por penaltis. Frente al Veszprem húngaro, el pivote español Julen Aginagalde anotó el último lanzamiento y permitió al Kielce polaco, dirigido por Talant Dujshebaev, levantar el trofeo. LP / DLP