'Death or glory', o lo que es lo mismo en castellano, 'Muerte o gloria'. Dos opciones salpicaban la pancarta que sacaron los Indar Baskonia, la peña más ruidosa del Laboral Kutxa y que ocupa uno de los fondos del Fernando Buesa Arena, antes del inicio del partido. Dos opciones que parecen antagónicas. Una reservada para el equipo ganador, la de la gloria; la otra, marcada para el perdedor, pues la derrota ayer significaba el camino a casa y el fin de la temporada para uno de los dos equipos. El Granca al término de los 40 minutos se fue del recinto vitoriano con un 78-71 en contra que ponía fin a su temporada con un 2-1 en los cuartos de final de la Liga Endesa. Sin embargo, este Herbalife Gran Canaria no está muerto. Porque el conjunto de Aíto García Reneses, en la derrota también tiene su gloria.

Y es que el cuadro claretiano solo cedió su brazo en el tramo final del tercer partido de la serie de cuartos de final de la ACB. En una lección de coraje, casta y orgul.lo, el cuadro grancanario sacó suy baloncesto y sus ganas por seguir agrandando su leyenda en una historia que vive desde hace años sus mejores momentos. Insaciable, el CB Gran Canaria rozó la hazaña de colarse por segunda vez en las semifinales de la ACB. Todo con un rival delante que alarga cada uno de los pasos que el Herbalife marcó en este tramo de la competición.

Solo en los últimos segundos del partido, el Laboral Kutxa, todo un semifinalista de la Final Four de la Euroliga -único equipo nacional que alcanzó el honor de estar en la fase donde los cuatro mejores clubes de Europa se embisten por el título más prestigioso del baloncesto continental- pudo desaborcharse la corbata y, por fin, respirar tranquilo.

Un inicio caliente

El Baskonia se preparó para lo que venía. Desde el club apuntalaron su masa de fieles a base de ofertas especiales para intentar llenar su enorme pabellón -cerca de 15.000 espectadores-. Fuego en la pista para presentar a sus hombres con una grada enfervorecida, entregada a los suyos.

Con Albert Oliver en pista desde el principio -el base que mejor le había funcionado durante la eliminatoria al Granca para mover bien el balón-, el Herbalife intentó plantar su ritmo. Una penetración de Báez inauguró el marcador del tercer partido. El catalán mandaba sobre el parqué de entrada (1-4) sostenido en una defensa pegajosa del cuadro amarillo, que solo sufría cuando el balón se colaba por la zona, culpa de la diferencia entre Planinic y Pasecniks. Kuric, en el lugar donde empezó el partido de su vida -se perdió el choque de ida en la liga regular por culpa de unos dolores de cabeza que, días después se diagnosticaron como un tumor cerebral- se sacó dos triples consecutivos para lanzar a los claretianos (6-11).

Aquello tocó el orgullo del Laboral Kutxa. En las piernas de Adam Hanga llegó la reacción local. El alero húngaro se juntó con Ioannis Bourousis para firmar un parcial de 9-0 (15-11 min. 7) que resquebrajó al Herbalife, perdido.

¿Y qué hace un equipo cuando uno no se encuentra? Acudir a su mentor. Un tiempo muerto para plantarse frente al oráculo en el que se convierte Aíto resolvió las dudas del Granca. Como respuesta, un 0-7 para que el Granca cogiera una ventaja de una jugada (15-18). El 3+1 de Rabaseda fue contestado con un triple de James que Pangos deshizo con sus dotes de bailarín para esquivar a Bourousis y cerrar el cuarto inicial con 18-20.

La velocidad del partido subió de marcha al inicio del segundo cuarto. Empezó entonces un buen reparto de cachetones entre los contendientes. Ambos equipos se perdieron el respeto para empezar a darse de canasta a canasta. Fuertes en el rebote, el Granca se lanzó al aro del Baskonia. No obstante, Tornike Shengelia, después de muchos meses sin saber qué se sentía al entonarse por culpa de una lesión, lo hizo. Así son los recursos de un equipo que parece infinito. El ala-pívot georgiano sostenía a los suyos mientras que Aguilar, Pangos y Báez le daban coba al Herbalife para llegar al 26-28.

Ésa fue la última ventaja de la que gozó el Granca hasta la resurrección del final del segundo cuarto. Sin noticias de Darius Adams - algo que era todo un alivio para los de Aíto- MVP Bourousis se dedicó a dar y repartir juego para los vascos. Con un 12-3 de parcial, en menos de lo que dura un sorbo, el Baskonia tenía a su favor la máxima del partido (+7, 38-31). Sin embargo, este Herbalife es cabezón. Lejos de caer en la desesperación apretó un poco más en su aro para lanzarse de nuevo e intentar recortar la diferencia. A base de tiros libres y de un triple de Kyle Kuric -inspiradísimo desde lejos- el Granca retomó el pulso al partido para ponerse a solo un punto (40-39). Las últimas nueve décimas del primer tiempo fueron suficientes para que Albert Oliver, pillo como siempre, forzara una falta -la quinta de los vitorianos- y, desde la línea de personal, acabara con el Herbalife por delante en el marcador (41-41).

Cambio de guión

El tiempo de descanso le sentó mejor al Baskonia. No solo mejor, bastante mejor. Desconectado, al Herbalife le cayó encima un rayo. Cinco puntos consecutivos de Bertans, fueron la primera puñalada al Granca -tres desde la personal tras una inocente falta de Pangos y otros dos con una buena canasta-. Otros cinco de Adams, la segunda. El parcial de 10-0 puso otra máxima ventaja del partido (+9, 50-41) a favor del Laboral Kutxa. Una situación que era demasiado peligrosa para los amarillos que veían como un Baskonia desbocado tenía ganas de acabar con el partido y la eliminatoria por la vía rápida. Parón y, de nuevo, vuelta a empezar.

Ajustados un par de asuntos, el Herbalife saltó de nuevo a la cancha dispuesto a darle un bocado a aquella renta. DJ Seeley -sin minutos hasta el inicio de la segunda mitad- y Báez pusieron una reacción que no fue suficiente para parar al Baskonia, lanzado a por la semifinal (50-45 min. 23). El asunto se complicaba una vez más para el Granca, que al contrario que en los dos otros partidos de la serie, encontraba demasiados problemas para sujetar las manos de Bourousis, el mejor ayer de su equipo con 17 puntos y 11 rebotes-. El movimiento que genera alrededor desu posición fue demasiado en esta ocasión para el Herbalife, incapaz de domarle.

Además, el Baskonia se dio cuenta de que necesitaba retocar algo más su defensa si quería conseguir el partido y, por ende, colarse después de cuatro años de ausencia en las semifinales de la Liga Endesa. Sin llegar nunca a un adiferencia superior a los dos dígitos, el partido seguía en un puño a pesar del bajón que encontró el Granca en el tercer cuarto. Con la mano engarrotada, el peso de los minutos pesó. La falta de frescura física y mental se transformó en desacierto. El bagaje del tercer cuarto ponía el partido en contra. Los únicos 13 puntos que anotó el Herbalife en el tercer periodo -contra los 21 del Baskonia- se convirtieron en una losa complicada de levantar. Aún con todo eso, los amarillos se sostuvieron para llegar con vida al final (61-54).

El Herbalife tenía 10 minutos para intentar darle la vuelta al electrónico y creer en la victoria. Kevin Pangos -el mejor del Granca con 13 puntos, 5 asistencias y 17 de valoración- se sacudió un triple nada más abrir el cuarto decisivo. Un par de jugadas después, Xavi Rabaseda dejó el partido en una jugada (63-60). Eulis Báez, corajudo, lanzó el triple que pudo hacer temblar al Buesa Arena, pero no entró -como ninguno de los otros seis que intentó ayer-.

El Granca no encontraba la manera de darle la vuelta al partido, pero seguía dentro, muy dentro. Sin demasiada claridad, se agarró a su tesón para no escapar del partido. A poco menos de dos minutos para el fina l, la diferencia era de cinco puntos (73-68). El tiempo en contra se tragó a un Granca que veía como sus opciones de seguir en la competición se desvanecían. Unas posibilidades que corrían con el cronómetro para dejar al Granca sin otra medalla en su impecable chaqueta.