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Vela latina canaria Personajes

"He sido un autodidacta dentro de la vela desde temprana edad"

"En mi casa siempre se respiró náutica, no solo con mi abuelo Fernando Valdivieso y mi tío Dimas", señala Luis Martínez

Luis Martínez en el bote que patronea en la actualidad: el 'Santa Catalina'. QUIQUE CURBELO

Todo ello le ha valido para transmitir sus genes de amor a la vela a sus hijos, Luis y Gustavo, ambos olímpicos en Sídney 2000 y Atenas 2004, Cristina y Jorge (integrantes del equipo olímpico de 470 para Río de Janeiro 2016). Con Luis Martínez, todavía activo (patrón del Santa Catalina), la vela latina presume de todo un señor dentro y fuera del deporte vernáculo. Perteneciente a una saga de grandes regatistas, Martínez continúa ligado a los botes.

¿Luis Martínez y el mar van juntos?

Se puede decir que sí. Es cierto que toda mi vida la he disfrutado cerca del mar. Mi abuelo fue capitán de barco y más tarde práctico del puerto. Y, como anécdota, mi madre viajó a Suecia en el barco de mi abuelo embarazada de mí.

¿Siempre le atrajeron el mar y los deportes náuticos?

De pequeño me pasaba horas en las escaleras del muelle Santa Catalina, junto a la desaparecida marquesina, esperando a mi abuelo con una caña de pescar. Y de mi casa al Real Club Náutico eran fijas mis caminatas desde la playa Chica al club.

¿Los snipe fueron su primer contacto con la vela?

Sí, efectivamente, porque es verdad que no había otra cosa para los que empezábamos. Eran snipe de madera, que construía el carpintero de ribera maestro Juan Suárez. Pero antes, con los snipe comencé llevando a los tripulantes de los balandros e Hispania que estaban fondeados, ya que en esa época sólo había dos. Yo me montaba y solo ponía el foque y me ponía a dar vueltas por allí, con lo que me convertí en un autodidacta total, aunque siempre tenía un referente en mi tío Dimas Valdivieso.

¿Y en los grandes balandros llegó a navegar?

Yo salía todos los sábados en el Aldabe, que era una balandra más pequeña y parecida al histórico Tirma. El Aldabe era de don Juan Blanch, que llevaba a sus hijos y a un montón de niños más en un paseo de ida y vuelta hasta El Sebadal.

¿Cómo llega usted en 1979 a la vela latina canaria?

Federico González fue el gran artífice de que yo me acercara a la vela latina canaria. Federico, compañero en Unelco, empresa en la que trabajaba, me enganchó al mundo de los botes. Un día me dice: "Señor Luis, ¿a usted le gusta esto de la vela?" Pregunta que me hacía para que fuese a realizar una prueba en el bote de la empresa. Fui, y?

Ha continuado ligado a ella hasta ahora...

Sí, efectivamente. En el Unelco estuve unos cuantos años, para interrumpirlo durante dos años. Cuando regresé, lo hice llevando la caña del Unión Risco durante ocho años, para posteriormente fichar en el Gran Canaria. Un nuevo parón y un nuevo regreso. Esta vez para echarle una mano a mi hija Cristina, que se había comprometido para llevar la caña del Polivela. Ya con ese regreso, dije que antes de retirarme definitivamente tenía que navegar con el bote de mi barrio, el Santa Catalina, y aquí estoy ahora.

¿Sus hijos Luis, Gustavo, Cristina y Jorge han heredado de usted ese amor al mar y a la vela?

Es verdad que yo jamás les impuse el deporte de la vela, pero estaba claro que en el ambiente donde crecieron les iba a dar ese plus de elegir la vela como deporte. Y como decía anteriormente, en mi casa siempre se respiró ambiente náutico, no sólo con mi abuelo Fernando Valdivieso y mi tío Dimas. Y por añadir una cosa más, mis hijos nacieron cuando yo estaba de lleno en la vela latina, y se pasaban un montón de horas cerca del mundo de la vela en general.

Tanto, que llegaron a ser regatistas de nivel...

Pues sí, ya que Luis y Gustavo, entre otros éxitos, participaron con España en la Olimpiadas de Sídney 2000 y Atenas 2004. Cristina obtuvo el título de campeona de España de Optimist. Y Jorge actualmente es entrenador del equipo Olímpico de 470.

Cuatro hijos con distintas formas de ver la vela, hemos de suponer...

Sí. Creo que Luis es el más tranquilo y se toma su tiempo. Gustavo, es explosivo y calculador, Cristina tiene carácter y a la vez es amable. Y Jorge es el que se ha aprovechado de todos sus hermanos, es el más listo.

¿Qué destacaría en todo este tiempo ligado a los botes?

Creo que al tener una base náutica como la actual se ha conseguido dar un paso de calidad en todo los sentidos. Es un lujo a como se vivía en las décadas de los setenta y ochenta. Eran situaciones complicadas, tanto en la zona del Muelle Santa Catalina como en la playa de Las Alcaravaneras. Aquello era un sufrimiento. Ahora estamos de lujo y no pasamos calamidades.

¿Y en lo negativo??

Creo que ahora existen menos afición y sacrificio. Además, con algo de dejadez. No sé si es por toda esa comodidad que le comentaba anteriormente, pero la gente de mi generación, con todos aquellos avatares, la vivimos de otra manera a la de hoy.

¿Qué recuerdos podría destacar en todo su recorrido?

Pues el haber coincidido con grandes patrones como José Cantero, Santi Ceballos, Miguel Quintana, Chano Ceballos. Además de personas de las cuales aprendí todo lo referente a los cabos, como fueron el desaparecido Tito y Manolín, el Duque.

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