Los directivos de la Premier League han realizado una intensa camapaña en contra del Brexit, que finalmente no ha servido de nada. Y es que si cuando el Reino Unido deje la UE, los jugadores comunitarios que militan en los equipos británicos pasarán a ocupar plaza de extranjeros, lo mismo les ocurrirá a los jugadores británicos que juegan en España, como es el caso de Gareth Bale. .

Richard Scudamore, presidente de la Premier, había alertado de los efectos sobre esta competición: "Serían "demoledores". El adiós de la UE afectará a casi 400 jugadores de las diferentes ligas inglesas y escocesas.

Y es que la libre circulación de personas, una de las premisas fundamentales de la Unión Europea, es uno de los aspectos fundamentales para la movilidad de los futbolistas. Por eso, Scudamore aseguró que el Brexit sería "incongruente" para este negocio.

Ley Bosman

Los equipos dejarán de beneficiarse de la "ley Bosman", que permitía a los jugadores negociar nuevos contratos directamente con sus clubes y los equipos.

Esta sentencia revolucionó el mundo del fútbol por la denuncia de un modesto jugador belga que reclamó para liberarse de un contrato que le impedía emigrar a Francia.

El 15 de diciembre de 1995 el Tribunal de Justicia de la UE declaró ilegales las indemnizaciones por traspaso y los cupos de jugadores extranjeros comunitarios.

La sentencia abrió la puerta a numerosos fichajes en las ligas europeas como la española, donde el límite de extranjeros es de tres por plantilla.

Hasta ahora, la libre circulación ha favorecido los contratos de grandes fichajes internacionales por parte de los clubes británicos. De ahí, que esta sea una de las principales perjuicios que traerá el Brexit a la Premier.

La salida de la Unión Europea hará que gran parte de los jugadores europeos que juegan en equipos de la liga inglesa tengan que disponer de visados, así como de permisos de residencia. Los plazos que imponen los mismos, además de los trámites para obtenerlos, se presentan como grandes inconvenientes.

También afectará a las canteras del fútbol inglés. Los jóvenes talentos británicos verían reducidas sus posibilidades de jugar en otros clubes europeos, por las limitaciones de jugadores extranjeros.