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Baloncesto

El sueño americano de Joshua Tomaic

El jugador conejero de la CBA jugará desde septiembre en la Universidad de Maryland - De padre africano y madre balcánica, su historia en el basket empezó en el Tías

Joshua Tomaic hace malabares con el balón en la terraza de la residencia de la CBA.

Será imposible que a Joshua Tomaic se le olvide su decimoctavo cumpleaños. La entrada a la mayoría de edad casi pasó a un lado secundario. Ese día, donde Tomaic pasó de ser legalmente un adolescente a convertirse en todo un adulto, recibió la proposición de su vida. Y es que el pasado 20 de abril la Universidad de Maryland, situada al este de los Estados Unidos, le ofreció una beca completa para pasar los próximos cuatro años dentro del programa de baloncesto del centro académico.

"Fue un día perfecto. Ni me lo pensé dos veces antes de aceptar", explica Tomaic, un conejero camuflado detrás de un apellido que huele a Balcanes. Dustin Clark, técnico asistente y ojeador en los Maryland Terrapins, se pasó antes de ese 20 de abril por un entrenamiento del equipo júnior de la Canary Basketball Academy, donde acude de manera frecuente en busca de talento que pulir más allá del Atlántico. "Lo había visto otros años, sabía quién era cuando lo vi en la cancha. Se acercó a nosotros, saludó a todo el mundo y me dijo que le había gustado lo que había hecho", narra Tomaic.

Tras aquella primera toma de contacto llegó la confirmación de que aquellas palabras no eran casualidad. Horas más tarde, en la residencia que la CBA tiene en Tafira, Clark, en presencia de Rob Orellana, director del centro, le reconoció que quería verle más en la siguiente sesión. "Me dijo que le había encantado mi trabajo, pero tampoco mucho más", añade. Un par de días después tenía la beca de Maryland para cuatro años sobre la mesa.

Una beca que tiene como punto de partida un balón de los Harlem Globetrotters que le regaló su padre Marvin Tyron. Natural de Guinea Bissau y criado en Portugal, falleció hace cuatro años después de pelear contra el cáncer. En Lanzarote, Marvin conoció a Lili Tomaic en una discoteca que regentaba en la Isla. Ella era una joven croata que había pasado parte de su adolescencia en Alemania. Unas vacaciones en Lanzarote hicieron de la Isla su nueva casa.

Aquella relación dejó como fruto a Joshua. El cruce de genes entre los africanos de su padre y los balcánicos de su madre, proyectaba a un jugador de baloncesto de laboratorio. Por un lado, tenía el portento atlético y físico de la raza de su progenitor; por otro, la pasión y el carácter balcánico. Un cruce perfecto.

Lili Tomaic, exjugadora de balonmano y exárbitro, vio el entusiasmo que le ponía Joshua a aquel juego. Tanto que con 8 años entró en la disciplina del Magec Tías. "Nosotros somos de Playa Blanca y teníamos que coger el coche todos los días como 40 minutos hasta llegar al entrenamiento. Mi madre se ha sacrificado muchísimo por mi. Estaré siempre agradecido, siempre me ha apoyado en todo. Llegar a la NCAA es un triunfo de los dos", confiesa.

Pero hubo un momento donde aquella liga en Lanzarote se le quedó corta para la progresión que llevaba Joshua Tomaic. En ese momento apareció el Club Baloncesto Torbellino de Vecindario en Gran Canaria. "No quería irme de casa al principio. Mi madre había hablado con Antonio Torres, entrenador del club, y me dijo que al menos fuera a probar y eso hice", rememora.

Así, a los 14 años, dejó su Lanzarote natal para instalarse en un piso tutelado con otros chicos que buscaban mejorar sus fundamentos baloncestísticos. "Fue difícil, pero ahora se ve que en realidad fue una buena decisión", confiesa. Cuatro años donde Tomaic implosionó. Sus cualidades tanto físicas como técnicas empezaron a mejorar. Tanto que los combinados insulares, regionales y estatales empezaron a fijarse en él.

La etapa 'académica'

Hace dos años que Rob Orellana fichó a Tomaic para la CBA. Desde ese momento, el jugador lanzaroteño se lo creyó. "Me di cuenta que igual sí que podía, que si continuaba trabajando tendría opciones de llegar a vivir de esto", narra Tomaic, que no pierde de vista sus estudios. Además de jugar en los Terrapins, el polivalente jugador conejero estudiará informática en el campus.

Tomaic sabe que es un privilegiado. "Todos los compañeros que estamos aquí en la CBA soñamos con conseguir una oportunidad como la que me ha tocado a mí", señala. El técnico Mark Turgeon, uno de los más influyentes en el panorama universitario, ya se ha puesto en contacto con él para transmitirle su confianza. Pero antes de que empiece su sueño norteamericano le toca el Europeo sub 18 con la selección española. Un verano completo antes de cruzar el charco.

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