El belga Thomas de Gendt (Lotto Soudal) ganó en Mont Ventoux la 12a etapa, de 178 kilómetros, una jornada rocambolesca en la que Chris Froome corrió a pie hacia meta tras un incidente provocado en el ascenso bloqueado por el público. Tras la reunión de los jueces, conservó el maillot amarillo.

Lo nunca visto en carrera alguna. La jornada del Ventoux acabó con un festival de imágenes desconcertantes. Mientras De Gendt levantaba los brazos, en el grupo de favoritos se habían destacado Froome, Richie Porte y Baauke Mollema. A 2 kilómetros de meta comenzó el espectáculo.

En el estrecho pasillo de público Porte chocó contra una moto y cerró el paso a Froome, quien sufrió una avería. Con el coche de equipo aislado por la multitud, el defensor del título optó por correr a pie hacia meta, mientras trataba de pedir otra bici por el pinganillo.

A continuación se paró, se subió a una bicicleta de asistencia y retomó la marcha. Entonces ya le habían sobrepasado el grupo de Quintana y Valverde. Se volvió a bajar de la bici prestada y ya con una del equipo Sky llegó a meta a 6.45 del ganador y a 1.36 de Nairo Quintana y rivales de la general.

Finalmente el maillot amarillo no cambió de aires. Froome, tras la incertidumbre, subió al podio como líder. Aventaja en 47 a su compatriota Adam Yates (Orica), al holandés Bauke Mollema (Trek) en 56 y en 1.01 minutos a Nairo Quintana (Movistar), cuarto.

El día de la fiesta nacional francesa el Mont Ventoux cerró el paso hacia la cima (1.914 metros) porque un viento huracanado obligó a recortar el ascenso en 6 kilómetros, hasta la cota del Chalet Reynard, antes del paisaje lunar, a una cota de 1.215 metros.

Según un proverbio provenzal, "No está loco el que sube al Ventoux, sino el que regresa". La locura la trajo el viento. El escenario, el Mont Ventoux, actor principal Froome, los actores secundarios fueron miles. El espectáculo a veces genera peligro. Un espectáculo para debatir en este deporte.