Selén Agudi, que se fue de Mali en 2006 cuando tenía 12 años y buscaba una vida mejor, llegó a Canarias en patera y próximo sábado afrontará en Tenerife su primer combate como boxeador profesional boxeador profesional de la mano del club Povedano.

El joven ha charlado con la agencia Efe durante una pausa en la ferretería en la que trabaja en el sur de Tenerife y ha señalado que sabe que debe entrenar mucho cada día y hacerlo con humildad para conseguir su sueño.

Selén Agudi nació en una pequeña aldea de Mali y hacia Canarias salió desde las costas de Mauritania una noche fría a bordo de la patera en la que había otros compatriotas con el mismo miedo y las mismas ilusiones.

Pensaba en aquel momento que en medio del océano acabaría su vida pero a los cuatro días la embarcación arribó a la isla de El Hierro.

Primero estuvo en un centro de acogida de menores inmigrantes en Tenerife, y cuando cumplió la mayoría de edad pasó a otro centro, mientras que su primer trabajo fue en una lavandería en la que pasó "muchas" horas.

"Solo pensaba en trabajar, no me importaba el dinero, no podía pensar en otra cosa", dice Selén durante el descanso y reconoce que ahora la realidad es diferente, pues vive en su piso, ha sacado el carné de conducir y tiene coche propio.

Selén, que ha cumplido un primer sueño en el que el boxeo es una prioridad a la que no puede renunciar, asegura que ha recibido los golpes más duros fuera del ring, a bordo de la barcaza, pero su odisea "ha merecido la pena".

Incluso ha logrado visitar a su familia y ha conseguido que se construya una casa para su madre con el dinero que ha enviado desde Canarias.

Cuando regresó a Mali encontró una realidad "muy diferente, una manera de vivir que ya no es la mía, pero en la vida hay que ser agradecido y ayudo lo que pueda a mi familia", argumenta.

Selén acude al gimnasio que le ha visto crecer, en el municipio de Arona, para entrenarse tres horas al día a las órdenes de Manuel Povedano, que es "un padre para mí", destaca.

Manuel Povedano dice que lo primer es enseñar a ser buenas personas y luego a boxear, y afirma que Selén puede ser campeón del mundo si se lo propone, y ese "es nuestro objetivo".

En palabras de su entrenador Selén es fuerte y rápido, y Manuel Povedano recuerda que el joven llegó al gimnasio hace cuatro años sin saber nada de boxeo y desde entonces ha progresado "muchísimo", para añadir que su primer combate no profesional duró apenas diez segundos.

Cuenta Selén que en el primer combate se vio desbordado, "con la mente en blanco, y a pesar de que todo lo que había aprendido no supe reaccionar".

La derrota le hizo más fuerte y el lunes siguiente ya estaba entrenando otra vez en el gimnasio, comenta el joven, mientras que Manuel Povedano dice que el club es un "lugar del mundo" en el que jóvenes de diversas nacionalidades se colocan los guantes cada día.

En el club Povedano cada día pasan unas 300 personas que se ejercitan, pasan por los sacos a golpear, hacen comba y se suben al ring con el sueño de ser campeones algún día, y como ejemplo también está el armenio Artem Haroyan, que el sábado defenderá el título WBA Continental contra el húngaro Gabor Kovacs.

La velada se ha denominado "It,s boxing time" y durante la misma el local Cheikh Dioum disputará al francés Bruno Marcelin el título vacante WBC Mediterráneo del peso superwelter.

Todos entrenan cada día con Selén, que competirá en peso ligero, alrededor de sesenta kilos, y su rival será Marcos Caballero, que lleva un combate ganado y otro perdido.

El inglés residente en Tenerife Anthony Wilson se enfrentará a otro debutante, el grancanario Tana Hernández, y habrá un derbi Tenerife-Gran Canaria entre Caco Barreto y Francisco Rodríguez.

Selén significa "chico sabio" en el dialecto de Mali y el joven ya ha aprendido grandes lecciones en la vida.

El viaje en patera es un ejemplo de que "lo peor ha pasado", dice, aunque ser campeón del mundo "es una cuerda que todavía debo saltar, con trabajo y agradecimiento", concluye.

A las costas canarias siguen llegando personas como Selén, en busca de esa vida que sueñan cada noche, y según la agencia europea de fronteras, Frontex, el año pasado 874 personas llegaron al archipiélago en cayucos.