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Las sirenas del Metropole

Rita y Natalida Pulido son las únicas madre e hija olímpicas en España y las dos primeras nadadoras canarias en unos Juegos

Las sirenas del Metropole

Rita Pulido Castro (25-4-1945) tiene el honor de ser la primera olímpica canaria de la historia. España llevó por vez primera a Roma un equipo femenino y allí, a sus 15 años de edad, vivió una experiencia única, no valorada por ella en su momento. La presencia femenina fue mínima comparada con la masculina. Sólo 600 mujeres. El resto, hasta los 5.000, hombres. Y ella fue una privilegiada en unos tiempos en los que el espíritu olimpico ya empezaba a ser manchado por el dopaje, aunque antes sólo se mencionaba a los 'estimulantes'. "Entre nosotros sólo se hablaba de que algunos atletas estaban hormonados", recuerda Rita referencia a deportistas del Este, con una musculatura fuera de lo común.

Rita, la canaria que más records ha establecido, sumó un total de 78 y fue 48 veces internacional, revive sus inicios . "Mi entrenador fue Quique Martínez y se entrenaba menos que ahora. En los primeros años las piscinas estaban sin climatizar, nádabamos sin gafas y sin gorro, y en agua salada, como en la del hotel Metropol, de 25 metros, por la tarde. Y por la mañana lo hacíamos en la Julio Navarro".

Eso no impidió que fuera seleccionada y acudiera como dominadora del crol nacional a diferentes eventos. "No recuerdo que me fuera mal en la piscina de 50 metros, porque ya tuve la oportunidad con el equipo nacional y además ganaba. Tampoco cuando fui a las piscinas cubiertas, que afectaba a los canarios que se quejaban del calor. No notaba la diferencia, aunque a mi alrededor oía protestas de que si me asfixio o cosas así".

Lo mejor llegó en el año 1960 cuando integró el modesto equipo olímpico español. " Fue Fantástico. Sólo tenía 15 años y fuimos dos nadadoras: la bracista catalana Isabel Castañé y yo, y era la primera vez que España llevaba mujeres a unos Juegos, un total de 17".

Y de alli su mejor momento lo vivió en el Vaticano. "En Roma desconozco si tuve nervios, sólo sé que bati el récord de España en los 100 libre (1:10) y que hacia un calor terrible, pero lo que más recuerdo fue la visita al Papa Juan XXIII. Aquello superó lo de haber sido olímpica. En esa época ver a un Papa era como ver a Dios".

Rita Pulido en esa época vivía en una nube. "Me he venido a dar cuenta de lo que he vivido después, porque para mi todo aquello, ir al extranjero y estar con la selección, era como normal. Ahora compruebo que no". Y en unos años en los que se invertía mucho tiempo en los desplazamientos. "Se tardaba unas ocho horas en llegar a Madrid. Después pusieron el avión super constellatión y se tardaba 4,5 horas. Y después llegó el DC 9".

La nadadora grancanaria e consagró en Tokio 1960 y triunfó más fuera que dentro de la piscina gracias a una foto que la convirtió en la más popular por su belleza. Juan Antonio Samaranch, presidente del COI entre 1980 y 2001 y fallecido en el 2010, estaba en esos Juegos como miembro de la delegación española y nunca la olvidó. Tanto es así que cuando visitó el RCN de Gran Canaria en 1994 tuvo la oportunidad, porque así era su deseo, de volvera a saludar muchos años después".

Rita Pulido fue portada de las revistas del corazón y periódicos con motivo de su boda e incluso le ofrecieron hacer películas y anuncios e hizo un documental en el que mostró parte de las bellezas de Tenerife y Gran Canaria. Pero lo que le gustaba era nadar. Lo pasaba mal en las entrevistas como reconoce.

"Alli (Tokio) la cogieron conmigo los periodistas, en el buen sentido de la palabra. Era canaria, morenita, con el pelo largo y en un periódico francés salió mi fotocon el chándal de España, diciendo algo así como que era la más guapa de la Villa Olímpica, y no había nadado. Y por esa foto, los demás fotógrafos me hicieron muchas más. El embajador de España me dijo que no quitara el chándal para nada, y así iba a todos lados."

Aunque no le gusta hablar mucho de ello, Rita era tan guapa que hasta la llamaron 'Campeona Olímpica en belleza' y por tal motivo le hicieron regalos: un collar de perlas y un kimono, que desapareció de forma misteriosa antes de regresar. "El collar todavía lo conservo. Tampoco guardo muchos los trofeos que gané en su momento, sólo lo más significativo".

Allí participó en dos pruebas, los 100 (1:06,7) y 400 metros estilos, pero tuvo tiempo para mucho más. "En Tokio estuvimos casi un mes. Fuimos de las primeras delegaciones en llegar para aclimatarnos. Después pude disfrutar de unos Juegos como nunca, incluso presencié el judo y recuerdo que un holandés de dos metros (Anton Geesink) le ganó al judoca japonés (Akio Kaminaga) y aquello fue tremendo, una tragedia nacional", relata sobre su experiencia.

Pero lo que más le llamó la atención fue la tecnología. "No sólo hubo paneles de cronometraje electrónico, que ya se había estrenado. También había pantallas gigantes, se usaba la informática. Después me di cuenta que nos habíamos adelantado 20 años a lo que estábamos acostumbrados. Había televisión en color en el año 64, unas carpas grandísimas. Un asombro".

Otra persona de la que guarda un gran recuerdo es la de su entrenador, Quique Martínez, que curiosamente fue el de Natalia muchos años después. "Es una maravilla como persona y él me lo enseñó todo. Un año después de empezar a entrenar ya acudí a mi primer Campeonato de España. Quique durante muchos años fue el mejor entrenador de España. Y eso que no era de la Península".

"Despegué pronto y me pude mantener. Después lo dejé y me casé. En aquella época una nadadora de 21 años era como mayor. Ahora duran más", apunta Rita Pulido, que en esos años conoció a gente importante, entre ellos a Franco. "Sí, en Madrid, en el Trofeo XXV Años de Paz, donde fueron los mejores. Fue una pena no tener una foto con Franco, me hacía ilusión porque es historia".

"Tuve cinco hijos y todos fueron nadadores, pero debido a los estudios lo dejaban. Natalia fue la única que compaginó estudios y natación", dice Rita antes de que hable su hija.

En efecto, Natalia Pulido Pulido (17-12-1969) fue la única de sus cinco hijos que se dedicó del lleno al deporte. A la natación, como no. Su trabajo y flotabilidad en la piscina le llevaron a lo más alto. Nadie le regaló nada y sus incontables horas de entrenamiento le sirvieron para batir récords y ganar campeonatos de España en una época de mayor competencia y recursos.

"Mi madre no me daba consejos. Siempre veía las cosas buenas que hacia, y además también se viajaba mucho a campeonatos y concentraciones", apunta Natalia en el Metropole.

Logró las mínimas exigidas y cumplió un sueño que hasta ese momento sólo había vivido su mamá. Fue la única nadadora canaria en Barcelona 92 y una de los diez deportistas grancanarios que tuvieron ese privilegio. Madre e hija vivieron las mismas experiencias y a ellas se unió años más tarde Escarlata Bernard, que en 2008 fue la tercera nadadora del CN Metropole en estar en unos Juegos Olímpicos.

"La mínima fue 2:04.1, récord de España en los 200 metros libres que lo tenía en su poder Natalia Más y la conseguí en un relevo. Ese era el pasaporte para clasificarme para los Juegos".

"Aquello fue la culminación de muchos años de trabajo. En realidad debió haber sido en los mismos Juegos Olímpicos, pero en ese momento me puse muy nerviosa y pagué la novatada. A mi podía mucho el nervio en cualquier competición. Me moría. Las piernas me temblaban como en un examen del carnet de conducir", confiesa Natalia sobre su experiencia.

"Me gustaba mucho entrenar y estar con el equipo. Lo de competir, también, pero me puede mucho el nervio. Y en los Juegos estaba literalmente temblando encima del poyete. En los 100 metros recuerdo salir y desde que abrí los ojos, mi compañera Claudia ya iba un metro por delante porque me quedé. Bueno, hice mis marcas", revive la ex campeona de España y especialista en varias distancias.

"En 200 metros no estaba tan nerviosa e hice mi marca, pero creo que estaba preparada para para hacerlo en mucho menos tiempo. Es lo que tiene el deporte".

Lo mejor, al igual que vivió su madre, el ambiente."Lo que más me gustó fue la Villa Olímpica, los comedores. Fue increíble. Los días que competí me levanté muy temprano todavía de noche para despertar el cuerpo y veía a deportistas de otros países todos entrenando para llegar a la eliminatoria como si fuera por la tarde".

Tanto Rita como Natalia confían mucho en el equipo español que va a Río, sobre todo en Mireia Belmonte, a la que admiran. "Son las nadadoras que más han conseguido para la natación española, sobre todo Mireia, que con la cantidad de pruebas que nada no sé de dónde saca tanta fuerza", añade Rita.

Natalia después de Barcelona 92 siguió con la natación gracias a una beca. Hoy en día es madre de dos niñas y maestra infantil; imparte clases en Vecindario en el CEIP La Zafra. "Estoy muy contenta con el trabajo con los niños, como cuando trabajé en el Metropole, porque me gusta enseñar a nadar".

Rita sigue haciendo deporte, pero nada de competir, y una última anécdota. A Rita le da cierto miedo nadar sola y en la playa de Las Canteras le pidió hace poco a un vigilante que le echara un ojo por si acaso. Después de ir a la Barra dos veces y volver, le dijo: "Señora, a usted no hace falta que la vigilen".

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