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Río 2016Juegos Olímpicos

La olímpica grancanaria de Dakar

Astou Ndour, criada en el CB Islas Canarias, estará en Río con la selección de baloncesto junto a Leonor Rodríguez y Leticia Romero

La olímpica grancanaria de Dakar

"Más de un día pensé en que me rendía, que no valía para esto. No sabía el idioma, no entendía el juego, estaba lejos de casa, asustada por todos esos cambios... Al final tuve la paciencia que hacía falta y aquí estoy". Astou Ndour (Dakar, Senegal, 1994) no olvida todo lo que pasó desde que llegó a Gran Canaria para estar hoy concentrada con la selección de jugadoras que representará a España en los Juegos Olímpicos de Río.

Domingo Díaz y Begoña Santana, almas del CB Islas Canarias, recuerdan cómo los planetas se alinearon para que Astou Ndour llegara a Gran Canaria. "Me contaron que había una chica senegalesa que andaba de vacaciones por aquí y que jugaba al baloncesto. Era Aminata Diop", rememora Díaz. Diop les aseguró al matrimonio que tenía unas amigas en Senegal a las que les encantaría jugar al baloncesto. Algunas de aquellas chicas que soñaban con meter canastas en Europa eran incluso más altas que ella. Eso era lo que contaba Diop. Tras meditarlo profundamente y después de la experiencia que vivían con Vanessa Blé, jugadora marfileña que completaba su formación en La Paterna, el matrimonio se animó a intentar probar a aquellas gigantes de ébano.

Los trámites no fueron sencillos. Primero, llegaron a Gran Canaria Rokhaya y Bineta N'Doye. Astou Ndour no pudo hacerlo. "En el papeleo, con autorización notarial de por medio, sus padres con toda la buena voluntad del mundo, cometieron algunos pequeños errores. Eso demoró su llegada unos seis meses más", añade Domingo Díaz. Llegó de madrugada al Aeropuerto de Gran Canaria y se encontraron con una chica increíblemente alta, pero delgada a la par. "Empezamos a entrenar con ella y tenía un retraso importante con el resto. Le costaba muchísimo, aunque tenía muchas ganas era incapaz de aguantar en los entrenamientos", explica emocionada Begoña Santana.

Anemia y corazón

Astou Ndour contaba con 14 años en aquellos días, pero tenía un físico imponente. Su envergadura asustaba. Pero por dentro, no todo era igual. "A todas las jugadoras que fichamos en aquella época le hicimos un chequeo médico completo. En ella detectaron que tenía una anemia increíble, que estaba por debajo de su peso, muy delgada para su estatura. Además tenía un corazón pequeño para su cuerpo. Era normal que no aguantara nada entrenando", puntualiza Santana, emocionada en cada palabra que pronuncia sobre Astou.

Cada tarde en el Rodríguez Monroy, Astou Ndour iba mejorando canasta a canasta. "Me pasé más de un mes con ella explicándole los pasos debajo del aro. Trabajamos muy lento juntas porque apenas tenía fuerza para tirar y eso que tenía unas manos enormes. Pero a pesar de eso tenía muchas ganas y era perseverante e inteligente", añade Begoña Santana.

Gente del club como Mari Pino Bolaños o Puri Mbulito -la primera africana en llegar al pabellón de La Paterna-, ayudaban a Domingo Díaz y a Begoña Santana a hacer de padres y tutores. En Siete Palmas, el club disponía de un piso donde juntas, todas las chicas adoptadas por la entidad vivían como una familia. "Tenían un punto de madurez por encima del resto de niñas. Nosotros las atendíamos, pero ellas sabían hacer todo tipo de labores domésticas también", agrega Domingo Díaz.

En su segundo año en Gran Canaria, Astou Ndour eclosionó deportivamente. "Iba a más y más. Era siempre la que se quedaba un poco más en cada entrenamiento, la que quería mejorar en cada cosa que hacía. Ese tipo de cositas son las que la han llevado a estas metas", reflexiona Santana. En 2009, sin cumplir todavía los 15 años, completó un torneo nacional júnior de ensueño con el Islas Canarias. En Tenerife dejó una jugada para no olvidar. Tras recoger un rebote, recorrió todo el campo botando el balón para hacer un mate a dos manos. Algo inusual para una chica de aquella edad. Aquella jugada sigue en Youtube acumulando visualizaciones de miles de usuarios siete años después. "Nos dimos cuenta de que teníamos un diamante. Cada vez iba aprendiendo más y más. Era una estrella que nos había caído del cielo", narra Begoña Santana.

La pívot nacida en Dakar, pero con "corazón grancanario", recuerda cada entrenamiento al lado de Domingo Díaz y Begoña Santana. "Siempre me dijeron que tenía posibilidades de llegar si trabajaba. Me daban caña, me caía alguna bronca, pero sé que lo hacían con cariño porque sabían que si quería llegar debía esforzarme", sentencia entre risas Astou Ndour, a pocos días de estar en Brasil con la selección española. En cuanto empezó a destacar, la Federación Española de Baloncesto se fijó en aquel tallo.

Desde entonces, el matrimonio, en pleno contacto con la FEB, comenzó a gestionar su documentación para obtener el pasaporte español. "Fue complicado, pero al final lo conseguimos", añade Díaz. En el verano de 2011, el Consejo de Ministros, a petición del exministro de Justicia Francisco Caamaño, concedió el pasaporte español a Astou Ndour. "Es una joven deportista con excelentes cualidades para destacar en el deporte del baloncesto y que puede contribuir a elevar el potencial del equipo nacional de cara a futuros proyectos, como la posibilidad de formar parte de la selección absoluta", recalcaba su informe del Consejo Superior de Deportes.

Aquellas palabras en papel se cumplieron tres años después, en 2014, cuando el seleccionador Lucas Mondelo le abrió las puertas de la absoluta. Antes pudo lograr un oro europeo sub 20, dos platas -una europea sub 20 y otra mundial sub 18-, más un bronce sub 18 en las categorías inferiores de la selección. Todo quemando etapas.

Su peso en el Islas Canarias era cada vez más importante. En su último curso en el club amarillo promedió 17.8 puntos y 13.2 rebotes en la Liga Femenina. Unos números inalcanzables en el panorama del baloncesto nacional para cualquier otra jugadora. La WNBA -la liga norteamericana de baloncesto- se fijó en ella. En el draft de 2014 hizo historia para el baloncesto español al ser seleccionada en la decimosexta posición por los San Antonio Stars. Ninguna otra española había alcanzado una posición tan alta en esta ceremonia.

"Fue un orgullo, una emoción tremenda. Astou ha sido y es una hija para nosotros. Tuvimos una suerte mutua. Es la hija que a cualquiera le gustaría tener, obediente, sincera, con un corazón enorme. Su vida y la nuestra estarán siempre juntas", añade Begoña Santana, presente aquel día donde fue elegida para la WNBA. Allí en Texas, Astou se siguió merendando las tortillas de Begoña en cada una se sus visitas. "Le encanta. Me la pide siempre que nos vemos", confiesa entre risas.

"Ellos son mis padres blancos. Siempre lo diré. Sé que estarán ahí en cada momento que me haga falta", explica la pívot. La lesión de Sancho Lyttle -la otra nacionalizada del combinado- ha abierto de nuevo las puertas de la selección a Astou Ndour. "No pienso mucho en eso, en sustituir a nadie. Yo soy Astou y Sancho es Sancho. Vengo para aportar todo lo que sé, todo lo que tengo dentro con muchísimas ganas. Siempre me he sentido parte del equipo porque el grupo que hay te hace sentir así", comenta la pívot nacida en Dakar, pero con su alma amarilla y azul.

En 2015, Astou Ndour se colgó el bronce europeo con la selección nacional en su primer gran torneo absoluto, en un curso donde combinó los San Antonio Stars con el Fenerbahçe turco. Este año triunfó en la Liga Femenina con el Perfumerías Avenida, al conseguir ganar la competición.

Ahora, junto con Leonor Rodríguez y Leticia Romero, pondrá el escudo del Islas Canarias en Río 2016. "Siempre nos dicen las compañeras: mira, ahí van las canarias juntas", comenta. En Brasil, completará otra meta más en su carrera, al poder competir en unos Juegos Olímpicos. Sin embargo, desde hace unos meses ya tiene su mejor título: poder haberle comprado una nueva casa a su madre en Dakar con lo que ha ganado. Esa ha sido la mejor canasta de Astou.

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