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De La Paterna a Estados Unidos

Ana Hernández y Naira Cáceres ingresarán en las universidades de Hofstra y Maine, respectivamente, después de formarse en el Islas Canarias y triunfar con la selección

Ana Hernández y Naira Cáceres, subcampeonas europeas de baloncesto femenino sub18. JUAN CARLOS CASTRO

Ana Hernández y Naira Cáceres hacen las maletas. El trabajo desarrollado en el CB Islas Canarias y en las categorías inferiores de la selección española no ha pasado desapercibido para dos universidades de Estados Unidos. La primera se marcha a Hofstra (Nueva York) y la segunda a Maine, ambas en la costa este, con los estudios pagados y plaza en los respectivos equipos de baloncesto, lo que las sitúa al borde de la mejor liga del mundo. Gran Canaria sigue exportando talento.

Naira Cáceres empezó a jugar en el colegio Hispano Inglés a los doce años. Su altura llamó la atención de los responsables del equipo del colegio, que le pidieron que empezara a jugar con ellos. Mientras, Ana Hernández comenzó a los siete, también en el equipo del colegio y botó sus primeros balones en el equipo mixto.

Las dos se conocieron en el Canterbury, donde tuvieron la oportunidad de crecer como jugadoras. Tanto que, primero la selección canaria y después, la española llamaron a su puerta. Después de algunos años abandonaron el equipo para enrolarse en el SPAR Gran Canaria y saltar al primer equipo en poco tiempo. Fue en este conjunto donde tomaron contacto con el baloncesto profesional. "Se notaba muchísimo el cambio de nivel, competíamos junto a deportistas profesionales y la cosa se ponía mucho más seria", explica Cáceres.

Antes de aquello, aún en el Canterbury, ya habían recibido la llamada de la selección española, una recompensa a todo el trabajo realizado por estas dos grancanaria, un premio a los grandes sacrificios que tenían que hacer. Sobre todo si comparaban sus vidas con las de la mayoría de las chicas de su edad. A diferencia de aquellas, a sus estudios unían las exigencias del deporte profesional.

Piezas clave

Ahora son piezas clave para la selección sub18 de baloncesto, con la que han conseguido títulos tan importantes como el oro en el Europeo de Lituania de 2015 y la plata en el de Hungría celebrado este verano. "Durante el año entrenamos para los campeonatos y torneos españoles, pero ir a la selección es otro nivel. Hay un muy buen feeling con las compañeras y no solo nos llevamos a casa medallas, sino también muchas amigas y experiencias nuevas", apunta Hernández.

En el subcampeonato europeo logrado en Sopron (Hungría) hicieron un gran papel. Perdieron la final contra Francia por 74-44, pero pelear por el oro ya era un éxito rotundo. "Fuimos de menos a más y, aunque no nos quedamos con el oro, jugamos la final. Ni siquiera nuestros padres pensaban que fuéramos a llegar tan lejos", recuerda Cáceres. "Si tuviera que quedarme con algún partido de aquel torneo, sería el que jugamos contra Rusia en semifinales. Ellas nos habían ganado con contundencia hace dos años y pudimos tomarnos la revancha. Para mí esa victoria fue casi como un oro", añade.

Ana Hernández continúa: "Tuvimos que trabajar mucho y teníamos la medalla de oro metida en la cabeza. Poco a coco fuimos pasando de ronda, aunque nos confiamos los primeros partidos y perdimos uno contra Lituania, ese fue el punto de inflexión. Nos dimos cuenta de que para ganar necesitábamos estar concentradas en todo momento. A pesar de que nos machacaron en la final, la plata nos supo a gloria", resalta.

Contactos vía Facebook

Mientras jugaban con la selección nacional llamaron la atención de los ojeadores y pronto empezaron a llegar las ofertas para jugar en equipos universitarios de Estados Unidos. Además, estaban inscritas en una agencia que se dedica a dar a conocer a las jóvenes promesas a las diferentes universidades.

Las entidades contactaron con ellas a través de Facebook y empezaron a mostrar interés para que formaran parte de sus equipos a cambio de costear sus estudios. La oferta resultó muy tentadora para Hernández y Cáceres, que señalan las enormes dificultades que tiene aquí un deportista para combinar una carrera deportiva con la universidad. "En general allí la gente se vuelca mucho con el deporte. Y no sólo con el baloncesto, sino con disciplinas de todo tipo. Nos dan muchas más facilidades que en Gran Canaria para estudiar y seguir jugando a un alto nivel", relata Hernández.

Cáceres comenzará el próximo curso en la Universidad de Maine para estudiar Business, mientras que Hernández hará lo propio en la Universidad de Hofstra, en Long Island (Nueva York). La oferta de estas universidades incluye también la opción de hacer una visita a sus instalaciones con todos los gastos pagados. Naira Cáceres no desaprovechó la oportunidad y visitó el campus de Maine en agosto del año pasado. "Fue una experiencia completamente surrealista. Todo era como lo que había visto en las películas. Los campus son enormes, hay muchísima gente y hay muy buen ambiente universitario", señala.

Ninguna de ellas se muestra amedrentada por la idea de estudiar en un país con un idioma y una cultura diferentes. Es un sueño hecho realidad. A las dos les agrada su próximo destino y están muy ilusionadas por la perspectiva de competir en una liga universitaria tan potente como la de Estados Unidos.

"Es una oportunidad que no llega todos lo días y detrás de ella hay mucho trabajo. Algunos dicen que es cuestión de suerte, pero da la casualidad de que cuanto más trabajas, más suerte tienes", explica Cáceres. "Yo voy con la intención de aprovecharla al máximo, quiero conocer esa cultura y a un montón de gente nueva", añade la subcampeona europea. Hernández se pronuncia en la misma línea: "Esto es un sueño cumplido, tanto para mí como para mi familia, que también lo deseaba mucho. Es algo que quería desde que empecé a jugar en el colegio", indica.

Después de cumplir este ansiado objetivo, las dos pretenden terminar sus estudios superiores para luego continuar con sus carreras deportivas. Ambas sueñan con jugar en la WNBA y al menos esperan recibir ofertas de equipos profesionales europeos. Su siguiente meta es participar en algún equipo que dispute la Euroliga y continuar en la selección. Están en el camino correcto.

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