La historia de los pasaportes es casi tan antigua como la de algunas de las civilizaciones que empezaron a construir la humanidad moderna. Un documento expedido por las autoridades de un país que autoriza al que lo porta de entrar y salir de las fronteras de una nación. Pero no solo eso.

Tenerlo en la mano es sinónimo de poder sobrepasar los lindes de un país, pero en el deporte adquiere otra dimensión mayor. Con el baile de pasaportes y nacionalidades, los clubes juegan para confeccionar sus plantillas sin sobrepasar el límite de extracomunitarios permitidos por la competición. Una jugada que el Granca ha completado este año gracias a un pequeño país balcánico: Macedonia.

Los últimos dos fichajes del cuadro amarilla, Richard Hendrix y Bo McCalebb, cuentan en su maleta de viaje con pasaporte macedonio. El pívot nació hace 29 años en Athens, Alabama, mientras que el base lo hizo en Luisiana, Nueva Orleans. Sin embargo, los dos aceptaron al propuesta de la Federación de Baloncesto de Macedonia para tramitar su pasaporte comunitario a cambio de defender la camiseta de la selección balcánica en un país que cuenta con poco más de dos millones de habitantes.

Bo McCalebb fue el primero en conseguir la nacionalidad macedonia. Su primera gran aparición con la camiseta del país balcánico puesta fue en el Eurobasket 2011. Lo hizo con una actuación estelar que llevó a Macedonia al cuarto puesto de aquella cita en Lituania.

Nadie consiguió anotar tanto como él: 21.4 puntos de media por partido. Bajo su dirección y con el respaldo certero de Pero Antic -ex de los Atlanta Hawks de la NBA y hoy en el Fenerbahçe turco-, Macedonia se convirtió en la gran revelación del torneo, donde Rusia le privó del bronce.

Una competición donde McCalebb entró en el quinteto ideal junto a Tony Parker, Juan Carlos Navarro, Andrei Kirilenko y Pau Gasol. En 2013, repitió con Macedonia en el Eurobasket de Eslovenia, aunque sin tanto éxito.

En la siguiente edición del torneo apareció Richard Hendrix con su nuevo pasaporte. Las renuncias de Pero Antic y Bo McCalebb -no hubiera podido jugar si el base hubiese dicho que sí por normativa FIBA- le abrieron la posibilidad de entrar en la selección de Macedonia, aunque no fue un gran torneo para él con un promedio de 6 puntos y 5.6 rebotes por partido.