Había firmado un partido sin brillo el alemán Toni Kroos, que salió al rescate del Madrid con un disparo repleto de calidad de diestra desde la frontal, a nueve minutos del final, para dar el triunfo a su equipo ante un buen Celta (2-1), que acarició puntuar con una gran mejoría.

El intenso calor marcó el duelo del Bernabéu. Los 32 grados provocaron un excesivo castigo al esfuerzo en un Madrid que quería confirmar las buenas sensaciones.

Tiene tantas ganas de brillar Morata que en ocasiones se atropella pero su lucha encontró el premio. Se dejó caer a banda derecha para intentar provocar nerviosismo en un bloque firme del Celta. Asensio intentaba dejar una muestra más de su talento, aunque por inventar el pase imposible a Bale, acabó desperdiciando una de esas contras en las que el Madrid es letal. Marcelo, solo, desesperaba.

El Celta se fue haciendo con el dominio, plasmó personalidad en la búsqueda de una nueva identidad sin Nolito. Con Bongonda desequilibrando con velocidad en el costado izquierdo y Orellana con libertad para buscar el desequilibrio. Guidetti salió a la guerra pero no encontró acciones claras.

Perdonó el Celta la clara que tuvo. Bongonda se marchó de Carvajal y encontró una autopista con dos salidas. Tomó la peor al chutar desviado cuando vio de cerca a Casilla. Mientras, Modric seguía haciendo su particular partido.

Se esperaba la salida en tromba del Madrid pero la realidad fue bien distinta, el balón era del Celta pero faltó culminar. Con velocidad comenzó a llegar a portería rival. De nuevo dejó otra gran parada a una falta de Bale. En dos arreones se olía el gol y llegó con un error del portero del Celta. El balón cayó a Modric y la defensa descolocada no pudo evitar la de Asensio, que picó el esférico sin éxito. El balón muerto llegó a Morata para, de zurda, reivindicarse con su primer tanto oficial. Cuando más merecía el 2-0 el Madrid llegó un castigo inesperado. Apareció Guidetti en el balcón del área para dejar el esférico a Orellana, que culminaba su gran partido con un misil.

El castigo no se hizo esperar, Bale avisó con un nuevo cabezazo y a nueve del final Kroos se disfrazó de salvador con una obra de arte.