El Atlético sumó su segundo empate consecutivo en el arranque del curso (0-0) ante un Leganés que se dejó el alma en el primer partido de su historia como anfitrión en la máxima categoría.

Llegaba el Atlético con la necesidad de sacar los tres puntos después del empate contra el Alavés en el Calderón. Para ello una novedad importante como fue la presencia del galo Griezmann.

Por su parte el Leganés optó por modificar el dibujo con respecto a Vigo. Garitano pasó de cinco defensas a cuatro, reforzando el ataque con Szymanowski. Rubén Pérez se encargó de suplir a Timor.

Dos conjuntos dispuestos a dar batalla en un estadio que, sin serlo, olía a nuevo después de una profunda metamorfosis. Cambios por dentro y por fuera, con la presencia de tres mil asientos más.

Músculo y furia

Arrancó el choque con intensidad por parte de ambos contendientes pero una mayor vocación ofensiva en el cuadro rojiblanco, que a los dos minutos pudo ponerse por delante en un saque de esquina que cabeceó Saúl. Primer aviso.

Los de Simeone disponían de la posesión y al peligro de la estrategia sumaban también la incertidumbre que generaban al rival con el envío de balones a espaldas de la defensa. A cada uno de ellos iba Gameiro, dispuesto a medirse en un esprint con quien hiciera falta.

Entró el partido en letargo y tuvo que aparecer Griezmann. Siempre alerta el galo irrumpió por el costado zurdo para rematar de volea un magnífico envío de Gabi.

Tras la pausa, Garitano decidió volver a la fórmula que le había funcionado en el debut liguero. Marín sustituyó a Szymanowski y ocupó el carril izquierdo, desplazando a Rico al eje de la zaga.

Pese a ello dio un paso adelante el Lega. También el Atlético. Gameiro se inventó una autopista entre la defensa y golpeó con potencia encontrándose a Serantes. Y saltó Torres; también Carrasco. Ni uno ni el otro consiguieron causar fisuras y daños a los blanquiazules.

Desconcertados, los visitantes siguieron apretando pero no fue suficiente. Torres dispuso de un cabezazo postrero. Todo se cerró con un (0-0) que daña un poco más la confianza de un Atlético apático.

Al término del choque, Griezmann retrató con crudeza la situación del Atlético. "Si seguimos así vamos a pelear por el descenso". Y recordó que tienen que "espabilar". "Estoy bien físicamente, pero enfadado. Hay que espabilar. Hay que seguir trabajando y empezar a ser nosotros mismos", aseveró la estrella gala, que explotó en Butarque.