Cuando Greg Stewart aterrizó en la Isla el CB Gran Canaria todavía se denominaba Claret Las Palmas, jugaba en Tamaraceite y militaba en Primera B, la segunda categoría nacional. Era 1986. Ala-pívot nacido en el Bronx, llegó procedente del Joventut y su fichaje causó una gran sorpresa. Muchos se preguntaban qué hacía un jugador de su nivel en un club como el amarillo. "Tenía otras ofertas económicas importantes, pero la del Claret era lo suficientemente buena y lo que más le convencía era Gran Canaria", narra Laura Taisma, expareja de Stewart. Joaquín Costa, entonces entrenador del equipo amarillo, acudió a Badalona a convencerle y jugó un papel fundamental.
Buscaba Greg, todavía con 26 años, un destino tranquilo para vivir con su mujer y sus dos hijos -ahora tiene seis-. Y lo encontró, porque en el Gran Canaria aguantó seis temporadas, además de otras experiencias posteriores en el Caleta de Fuste de Fuerteventura, en el Ciudad de Las Palmas y hasta en el Mitsubishi Telde, donde jugó en la 99-00, hasta los 40 años. Echó raíces en Gran Canaria y tras su retirada se quedó a vivir varios años. Se ganaba la vida en un negocio relacionado con alimentos y disfrutaba de lo que consideraba un paraíso. "Éste era uno de los mejores sitios del mundo para vivir", dijo en una entrevista a este medio en el 2011. De hecho, no era extraño verle jugar en las canchas de La Cícer con los más jóvenes
Ahora está en un hospital de Miami recuperándose de un infarto y de un traumatismo craneal que sufrió precisamente en una cancha de baloncesto a finales de julio. El pasado sábado salió de la UCI y su progresión es lenta. Mañana, a partir de las 17.30 horas, el Gran Canaria volverá al CID para jugar contra el Ulm en un amistoso en su beneficio.
El club tiene de esta manera un gesto hacia un jugador que ayudó con un papel fundamental en el crecimiento de la entidad. Sus números no dejan lugar a dudas. Disputó tres temporadas en la ACB de amarillo (1988-89, 1989-90 y 1991-92) en las que registró unos números espectaculares: 27 puntos y 10 rebotes en la 88-89, 19 puntos y 8 rebotes en la 89-90, que la empezó en diciembre por una lesión en el tendón de Aquiles, y 17 puntos y 9 rebotes en la 91-92. Sufrió dos descensos pero logró otros dos ascensos y compartió vestuario con otros grandes jugadores históricos de la entidad como Willie Jones o Tom Scheffler.
Su mayor cualidad consistía en que era un jugador muy completo, destacaba tanto en defensa como en ataque y tenía una técnica exquisita. Además, fue un pionero en España a la hora de tirar de tres. Hasta su llegada no había un pívot en la ACB que lanzara de tres con tanta frecuencia como él. "Me lo pidió Aíto en el Joventut", desveló. Criado en el Bronx, el barrio más conflictivo de Nueva York, destacaba a nivel de vestuario por su nobleza. En la calle aprendió el juego de ataque y en España a defender. Con esos ingredientes se convirtió en un jugador muy querido por la afición, la misma que mañana tiene otra oportunidad de darle su aliento. Y ésta vez en el partido más importante de su vida.
