El Madrid redujo su esfuerzo a 45 minutos, táctica arriesgada cuando se tiene enfrente a un equipo de la entidad del Villarreal, y el récord se quedó parado en una noche de emociones en el Bernabeu (1-1). Porque los blancos estuvieron lentos y algo apáticos en el primer acto pero reaccionaron tras el descanso para completar una exuberante segunda mitad intensa, de buen juego y decenas de ocasiones claras. Cuando todo empezó a funcionar apareció Asenjo para evitar que la racha de victorias consecutivas se quede en 16.

La primera parte, serena y sin sobresaltos, tuvo peores efectos para el Madrid de los que se esperaban los merengues. Porque el Villarreal puede despertar en un chasquidos de dedos. Es uno de esos equipos que juegan a dos tiempos: se esconden a un ritmo lento hasta que salta la chispa. Al borde del descanso llegaron los ejemplos. A los 43 minutos Sansone y Cherishevse entretuvieron en una zona. El área, donde premia la urgencia. El Madrid había perdido un minuto antes a Marcelo por una lesión muscular y Carvajal ingresó en el campo.

A los 45, Varane se equivocó en el corte y perdió la pelota y la posición, Trigueros avanzó y chutó con fuerza y el balón fue a dar al brazo extendido de Ramos, justo encima de la línea del área. El sevillano se dolió en el rostro con disimulo pero el árbitro no picó: penalti. Bruno lanzó con la misma tranquilidad con la que hace jugar a sus compañeros y la pelota se fue mansa a la red para intranquilizar el descanso de los aficionados del Bernabeu.

El paso por el vestuario tuvo efervescentes para el Madrid que salió en el segundo acto con más coraje. Y las ocasiones no tardaron en llegar. Ramos rozó el gol tras un barullo en el área y un minuto después acertó con la red con un perfecto testarazo tras saque de esquina. Empató el Madrid pero no cesó el asedio. Benzema pudo hacer el segundo pero a su cabezazo le faltó algo de precisión. A Cristiano le faltó un número de pie para alcanzar un pase de Carvajal y Bale solo echó de menos algo más de rosca en su zurdazo. El Villarreal resistió como pudo, con el resultado aún sonriendo y empezó a desperezarse intentando alargar las posesiones. Con Bruno como guía, el GPS que siempre sabe elegir la ruta con menos tráfico.

Fue como si el Madrid necesitara algo de aire tras la primera avalancha. El púgil se retiró a su esquina para preparar el siguiente asalto y la sucesión de golpes se acentuó a partir del minuto 75. Los últimos 15 minutos mostraron al Madrid más eléctrico de la temporada, una especie de continuación del estado de agitación vivido ante el Sporting de Portugal. Benzema lo intentó de testa antes de dejar paso al amuleto Morata y un minuto después Kroos probó desde la lejanía con una extraña parábola. Y siguieron las ocasiones: Morata remató picado pero Asenjo resolvió con pericia, Danilo centró sin encontrar compañero alguno en el área y Cristiano probó fortuna tras un buen servicio de Carvajal desde la derecha. La última fue para el portugués, pero su falta salió centrada.

El Madrid se dejó dos puntos y el récord en el Santiago Bernabeu pero a cambio recibió una valiosa lección que le puede venir bien de cara al futuro: cuando la exigencia aparece conviene no reducir los esfuerzos a 45 minutos de juego.