Después de varias tentativas fallidas, el Herbalife Gran Canaria por fin consiguió el primer título oficial de relumbrón. Lo hizo después de vencer de forma solvente al FC Barcelona por 79-59 en la final de la Supercopa Endesa. Este triunfo supone el asalto del conjunto grancanario al olimpo del baloncesto español, ese reservado a los grandes. Ese paso definitivo, que se venía acariciando en los dos últimos años con los subcampeonatos en la Eurocup y en la Copa del Rey, se dio en Vitoria y, además, transmitiendo sensaciones de equipo importante, con solvencia, y ante uno de los todopoderosos del basket internacional, el Barça, que terminó sucumbiendo ante el ansia por ganar que tuvieron los pupilos de Luis Casimiro, técnico que ha entrado por la puerta grande en la historia de la entidad grancanaria, en la que acaba de aterrizar.

Con este preciado y suspirado éxito, el Granca inaugura su sala de trofeos. Ya tiene una copa de la que presumir. Se trata de un galardón que, definitivamente, le instala entre lo más granado del deporte de la canasta, y merecidamente, porque viene a premiar una filosofía envidiada por muchos.

El Herbalife Gran Canaria salió en tromba en la final de la Supercopa. Al contrario que en la semi frente al Baskonia, los amarillos se mostraban igual de férreos atrás y más fluidos en ataque, muy acertados en el tiro. Tras la canasta inicial de Oleson, empezó a funcionar el rodillo isleño con todos sus hombres on fire. La consecuencia, un 17-6 rematado por un triple y una canasta de dos de Bo McCalebb, que provocaron el tiempo muerto blaugrana a falta de cinco minutos para finalizar el primer cuarto.

Reaccionó el Barça con un triple de Rice, pero a partir de ahí los catalanes seguían desacertados a la hora de encarar el aro rival. Todo lo contrario que el cuadro claretiano, que continuaba enchufándolas. McCalebb y O'Neal ponían un sorprendente 21-9 en el electrónico del Fernando Buesa Arena. Pero surgió la reacción del FC Barcelona. Recortó a solo cuatro puntos su desventaja (21-17), con un Granca que ya tenía a su plan B sobre la cancha. Por suerte, Planinic conseguía anotar de dos para terminar el periodo inicial con 23-17. El sueño seguía muy vivo.

Las diferencias se fueron manteniendo a favor de los isleños en el segundo parcial, con intercambio de canastas entre los dos conjuntos. El momento de inflexión se produjo con un triple de Kuric y una técnica a Dorsey. Los dos tiros libres de Planinic ponían once por delante a los pupilos de Casimiro (34-23, a 6.47 para el descanso).

De nuevo, el Barça intentaba resarcirse, pero el Herbalife Gran Canaria le salía respondón. A triple de Navarro (36-30), triple de Kuric (39-30). Planinic ponía otra vez la ventaja insular por encima de la decena (41-30), aunque un libre de Navarro lo dejó en diez (41-31, a 2.59 para el intermedio).

Tiempo muerto. Y luego la misma tónica. Esfuerzo azulgrana por recortar ante un Granca más acertado en ataque que en defensa, todo lo contrario que frente al Baskonia. Triple de Báez y falta en ataque del dominicano para otro respiro con cincuenta segundos por jugarse (48-37). Dos libres de Navarro y otros tantos de McCalebb, que llegaba así a los quince puntos en su casillero, dejaban un 50-39 en el luminoso. Las opciones del primer título del conjunto claretiano crecían a pasos agigantados.

Y más con lo que se veía en el inicio de la segunda parte. El Herbalife Gran Canaria se mostraba intratable y el Barcelona, impotente, veía cómo encajaba un parcial de 10-0. Dos de Báez, una de Planinic, un triple de Salin y un libre de Oliver, de los dos que tuvo por la técnica señalada al entrenador azulgrana, colocaban el 60-39. Dos tiros libres de Claver atajaron el desaguisado para los catalanes, que sufrían lo indecible para colocarla dentro de la cesta grancanaria. Una mala racha de Oliver en la dirección y los puntos de Oleson (tres) y Navarro dejaban un 62-46 en el electrónico.

Tras el tiempo muerto televisivo, ni uno ni otro fueron un dechado de efectividad. En este periodo sombrío de anotación, destacaba una acción defensiva de Oliver, que provocaba la falta en ataque de Rice, la cuarta del base estrella del FC Barcelona que después de maravillar ante el Real Madrid en semifinales seguía perdido. Una canasta postrera de Dorsey sellaba el tercer periodo con 62-48. Soñar con el trofeo ya a estas alturas, más que una ilusión, se convertía en algo plausible.

A pesar de la desventaja, un grande como el Barça no estaba dispuesto a tirar la toalla tan pronto cuando había un título en juego, el de la Supercopa, aunque para un club que ha ganado tanto sea menor. Navarro y Claver, con un parcial de 8-0, metieron el miedo en el cuerpo a los seguidores de un Granca cortocircuitado que veía mermar su renta a nueve puntos a 7.52 para el final. Por fin, Kyle Kuric cortó la mala racha y dio un respiro momentáneo a los suyos (64-53), que se agrandó con la diana de O'Neal (trece arriba).

Entre imprecisiones en una y otra cancha, se llegaba a los últimos cinco minutos. Báez, con un balón que entró llorando, seguía incrementando el sueño de la victoria para los amarillos, quienes quizás se vieron atenazados al tenerlo tan cerca. Lo del Barça no era nerviosísimo, sino incapacidad. Salin, desde el tiro libre, ponía un 7-0 de parcial (69-53), que cortó Tomic con un acierto fácil.

Hendrix y Salin, con un triple tras una jugada de fe tras fallos de McCalebb y O'Neal, daban la mitad del trofeo al Herbalife Gran Canaria (74-55). Uno de los públicos más entendidos de baloncesto del país, el del Fernando Buesa Arena, ya coreaba el nombre del campeón. El pío pío resonaba en el templo del Baskonia. Un triple de Salin y una última canasta de Aguilar, que también tuvo el premio de jugar unos segundos a pesar de su lesión, dejaban el marcador en el definitivo 79-59. Increíble. Y la guinda, la coronación como MVP del torneo de Kyle Kuric. Otro ejemplo de superación como el Granca.