Un mensaje a la cuenta de Facebook del CB Gran Canaria sorprendía al club el pasado mes de marzo. Estaba remitido desde Asturias por Esther, la madre de Jesús, Chus, un joven amante del baloncesto y simpatizante del Granca que estaba atravesando por un problema de salud que no era desconocido para la familia amarilla. A finales de 2015, uno de sus jugadores había sufrido el mismo mal: un tumor cerebral. Por suerte, Kyle Kuric superó ese duro trance y, en aquel momento, ya preparaba su vuelta a las pistas de juego.
Su ejemplo no pasó desapercibido para este aficionado residente en Piedras Blancas, en la ciudad de Avilés. La progenitora, días antes de que entrara en el quirófano, solicitó a la entidad amarilla si era posible que el norteamericano le enviase un mensaje de apoyo, a la vez que tranquilizador, a este apasionado del basket que defiende los colores del Castrillón y anteriormente del Avilés.
La respuesta afirmativa no se hizo esperar. Por esta misma red social, Kuric mandó a Chus un vídeo deseándole lo mejor. El 16 de marzo, precisamente la fecha en la que cumplía los diecisiete años y un día antes de afrontar la intervención quirúrgica, el aficionado recibió la sorpresa. Todo salió bien por suerte. A partir de ahí, Kyle se preocupaba frecuentemente de su evolución y le envió un equipaje del Herbalife Gran Canaria con su camiseta dedicada.
Antes de la Supercopa, Esther entró en contacto de nuevo con el club porque querían agradecer en persona todo lo que el jugador había hecho por Chus. Recorrieron los 400 kilómetros que separan su localidad de Vitoria para entregarle unos presentes, en forma de dulces típicos asturianos, y mostrarle una pancarta que rezaba: "Kuric, gracias por todo".
El joven vio cumplido un sueño. Pudo conocer en persona a uno de sus héroes deportivos, y también un amigo. No sólo el alero se volcó con el aficionado, todo el equipo lo acogió como uno más. Disfrutó del triunfo en la Supercopa en primera persona. Vivió la final contra el Barça desde detrás del banquillo y, luego, disfrutó de la celebración en el vestuario. "Nos has traído suerte", le decían los jugadores del Granca, según la madre del chico, que evoluciona bastante bien de su problema de salud.
No iban descaminados en esa apreciación los integrantes del conjunto amarillo: primer título en la historia de la entidad y, "la guinda", Kuric elegido como el mejor jugador del torneo (MVP).
"No se podía creer lo que estaba viviendo", estaba en una nube", explica Esther, quien alaba el trato exquisito que la expedición grancanaria le dedicó a su vástago y a ella: "No tengo palabras para agradecer cómo se portaron con nosotros, que simplemente queríamos conocer al jugador para mostrarle nuestro agradecimiento". "Kyle ha sido un ejemplo muy positivo para mi hijo, porque él ha pasado por lo mismo", apostilla.
La madre de Chus lo tiene claro, "esto en deportes como el fútbol, con mucho endiosado, no ocurriría". "El Gran Canaria no sólo es grande como club, sino todos sus integrantes son grandes también como personas", manifiesta la progenitora del , ya de por vida, hincha fiel del conjunto amarillo.
Además, reconoce Esther que después de esto la ciudad donde residen es un poco del Granca también. "El día de la final, la gente que estaba reunida en una cafetería animaba al equipo", explica la madre de Jesús.
