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El secreto está en el vestuario

El equipo claretiano, después de ganar la Supercopa, afronta la Liga Endesa sin ponerse límites

Los jugadores, el cuerpo técnico, presidente y consejero de Deportes celebran la Supercopa en el vestuario.

En los últimos años, cuando los jugadores del CB Gran Canaria salen hacia otro club echan de menos el ambiente que se vive dentro en la plantilla claretiana. Cuando se reencuentran con sus compañeros en la cancha o simplemente cuando hablan con ellos para comentar qué tal les va en su nueva experiencia, les admiten que como en el vestuario del Granca no hay ninguno. Muchos motivos pueden encontrarse detrás de este secreto. Admiten que los largos viajes que tienen que realizar, tanto para jugar los partidos de la Liga Endesa pero sobre todo los de la Eurocup, unen mucho. Existen tradiciones intocables como las de encontrarse para comer o cenar varias veces al mes o pasar algún día libre en alguna playa del sur de la Isla. La causa principal de todo esto, el elemento fundamental, es que el vestuario del Gran Canaria lo han liderado siempre buenas personas. Tan sencillo y tan complicado a la vez.

Desde Jim Moran hasta Sitapha Savané pasando por Tomás Bellas, Javier Beirán o Brad Newley. Todos ellos líderes sencillos. La naturalidad y la lógica siempre se impone. Y ese testigo lo tienen ahora, y desde hace un par de años, Eulis Báez, al que se le une Albert Oliver, los más veteranos de un plantel en el que también Xavi Rabaseda, Pablo Aguilar o Kyle Kuric ejercen de pegamentos muy fiables.

Esa atmósfera permite que, más allá de los grandes entrenadores que ha tenido el club en estos últimos años de sus mayores éxitos -Salva Maldonado, Pedro Martínez, Aíto García Reneses y ahora Luis Casimiro-, el club se siga superando. Cada vez el listón se pone más alto y siempre se acaba batiendo.

Ya parecía imposible cuando Pedro Martínez se marchó con varias semifinales bajo el brazo y el equipo totalmente consolidado entre los ocho mejores de la Liga, pero aterrizó Aíto García Reneses y el club fue un paso más allá. Con una final de Copa del Rey, una de Eurocup y otra semifinal continental, el reto parecía inalcanzable para Luis Casimiro. Pero el de Ciudad Real ha conseguido lo que nadie había hecho antes en cuestión de dos partidos oficiales: ganar un título. Antes de empezar la Liga Endesa y la Eurocup, la temporada del Herbalife Gran Canaria ya es única.

El exentrenador del Sevilla, entre otros muchos clubes, ha mantenido muchas de las características del sello Aíto García Reneses, aprovechando así la excelente herencia recibida, pero también le ha dado su toque. El resultado en la pretemporada ha sido impecable con cero derrotas. Además, la mayoría de las victorias han sido aplastantes.

Una 'superplantilla'

Casimiro, eso sí, también ha contado con una plantilla potencialmente superior a la de temporadas anteriores, a la que de momento ha sacado un enorme rendimiento. No parecía fácil, pues las bajas de Kevin Pangos, DJ Seeley, Alen Omic y dos de los grandes capitanes como Brad Newley y Sitapha Savané son muy sensibles. Sin embargo, han llegado jugadores de peso y con pasado en grandes clubes como Richard Hendrix, Bo McCalebb y Darko Planinic, así como Royce O'Neale, que está ante su segunda experiencia en Europa.

La dirección deportiva lo ha vuelto a hacer. Ha formado de esta manera el Gran Canaria un plantel con más poderío físico . La única duda que genera es la salud de algunos como Bo McCalebb y Richard Hendrix, que han sufrido varias lesiones en los últimos años. Pero su capacidad y talento es enorme.

Una de esas piezas, la de Bo McCalebb, es la que ha desatado un mayor optimismo. Existía un cierto recelo por el aterrizaje de una gran estrella, de posiblemente el jugador que ha llegado al Gran Canaria con un mejor currículum bajo el brazo. Y es que en la 2011-12 fue el máximo anotador de la Euroliga, competición en la que en dos ocasiones ha estado en el segundo mejor quinteto.

Sin embargo, ese jugador destinado a dar un salto de calidad en cualquier plantilla, un perfil que suele ir acompañado de un cierto egoísmo y que puede enturbiar el buen ambiente en el vestuario, se ha adaptado a la perfección. En un par de entrenamientos Bo McCalebb dejó claro con su exquisito comportamiento que sí, que era una estrella, pero que no era problemático. Es la pieza perfecta para el Herbalife. Encaja.

Y es que para competir en la galaxia de Real Madrid y Barcelona no solo vale una plantilla compensada. Los últimos años han demostrado que es necesario, sin ir más lejos, el Ioannis Bourousis del curso pasado en el Baskonia o el Justin Doellmann de la 2013-14 del Valencia Basket.

Con todo, se trata de la temporada en la que el Herbalife Gran Canaria más se atreve a mirar el cielo. La arranca con la fuerza de McCalebb y la seriedad de Albert Oliver en el puesto de base. En el de escolta Kyle Kuric ha regresado más fuerte tras el tumor cerebral del que se operó en noviembre. Volverá a repartirse minutos con Sasu Salin, otro tirador nato. Como aleros Xavi Rabaseda y Royce O'Neale garantizan vuelos espectaculares y la efectividad y capacidad para hacer de todo. Y muy bien: pelean, anotan desde fuera, desde dentro, asisten, defienden, roban y rebotean. Oriol Paulí, con su proyección y polivalencia, completa esa demarcación.

Eulis Báez y Pablo Aguilar volverán a formar la pareja de ala-pívots, dos jugadores con capacidad para intimidar desde la línea de tres puntos. Y por dentro, con el infinito Anzejs Pasecniks como talento a pulir, la potencia de Darko Planinic y la inteligencia y colocación de Richard Hendrix constituyen una pintura muy completa. Son los miembros de un vestuario muy equilibrado y de una plantilla que asusta a la Liga Endesa.

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