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Ajedrez La entrevista

"El título de Ángel Fernández aceleró nuestro gran futuro"

"Lo que supone la figura de Pierre Dumesnil para nuestro ajedrez merece una pirámide", afirma Ricardo Moyano

Ricardo Moyano ante un tablero y unas copias de su libro. LP/DLP

Como ajedrecista, Ricardo Moyano es maestro nacional por correspondencia, y en su época, destacado jugador juvenil, habiendo formado parte de varios equipos punteros de la isla, entre ellos, el campeonísimo Caja Insular de Ahorros. Su forma de saber combinar afición por el ajedrez y rigor en su formación académica (se licenció en Derecho a los 22 años y obtuvo la plaza de Juez por oposición a los 25), es un ejemplo para las nuevas generaciones.

Acaba de salir a la luz pública la primera parte de su libro El Juego de nuestras vidas, la edad de oro del ajedrez grancanario, Periodo 1954-1970. ¿Cómo se le ocurrió escribir esta historia?

Por varias y creo que justificadas razones. En 2013, cuando después de más de 12 años alejado de las competiciones me llamó mi amigo Pancho para que defendiera al equipo de Guía en tercera categoría, y al contactar con los jóvenes, me percaté de que, por desgracia, nadie sabía nada, absolutamente nada, de nuestra historia. Sólo existía el precedente del magnífico libro que Juan José Sosa Suárez, actual Presidente de la Federación Insular, escribió en 1993 sobre Germán Pírez.

¿Muchas dificultades?

La verdad es que ha sido un trabajo que sólo mi desmedida afición por el ajedrez pudo culminar, todo ello, obviamente, con el añadido de mis obligaciones profesionales. Ni se sabe las veces en las que he acudido a las hemerotecas, a verme con viejos aficionados, con los que van quedando, y con los familiares de los que se han ido, con jugadores que lo fueron todo y que ya no juegan, con antiguos dirigentes, en definitiva, he procurado abarcar el todo de nuestro ajedrez de 1954 a 1970 que comprende la primera parte, y a partir de este año intentaré concluir mi relato hasta 1979 fecha en la que se cerró la llamada Edad de Oro, con la segunda parte hasta 2016.

Después de tanto esfuerzo, ¿qué resaltaría, con qué se queda?

Sin lugar a dudas, me quedaría con cuatro nombres que yo guardaría para siempre en un simbólico gran Panteón del Ajedrez Grancanario: Pierre Joly Dumesnil, Juan Marrero Portugués, Juan Rafael Betancort Curbelo y Andrés Armas Suárez, cada uno de ellos con un merecido protagonismo como dirigentes y organizadores que hicieron posible que en Gran Canaria se viviera entre 1967-1979 la mejor promoción que haya conocido el ajedrez en España. Gran Canaria llegó a ser una de las capitales del ajedrez mundial.

¿Y si le pusiera en el aprieto de quedarse con uno, con el que más le ha impactado?

Me lo pones difícil, muy difícil, pero por no defraudarte te diré que lo que ha significado Pierre Dumesnil en nuestro ajedrez merece no un Panteón sino una Pirámide. Hay que retroceder en el tiempo, a 1954, y comprobar, que lo que Pierre se encontró fue no la prehistoria sino la edad de piedra? él lo hacía todo, colocaba y recogía los tableros, los relojes, hacía de árbitro, jugaba, por cierto muy bien, mandaba pequeñas crónicas a la prensa, ponía los premios, y un amplio etcétera. Además, con personalidad y humildad.

¿Y cómo llegó el clímax, la gran suerte a nuestro ajedrez?

En efecto, todo en la vida tiene un halo de misterio si al factor suerte hemos de remitirnos. Pierre Dumesnil, a la sazón con 30 años, con gran atractivo físico, y aureola de ser medalla de oro con Francia en natación en la olimpiada de Helsinki de 1952, conoció a Juan Marrero Portugués, 32 años, carismático y brillante, con arrolladora personalidad, que acababa de ser nombrado director general de la Caja Insular de Ahorros en 1962, los dos, organizan aquel año un torneo magistral con Arturito Pomar como estrella invitada, torneo que ganó el entonces conocido como el niño, Juan Pedro Domínguez, superando a Arturito Pomar, a su cuñado Francisco J. Pérez y a Germán Pirez. Fue un triunfo histórico y memorable de Juan Pedro. Luego, en 1964, llegaría la recordada organización del Campeonato de España Individual que contó con la presencia del dúo Pomar-Medina y cuyo éxito fue clamoroso.

Hasta que llegó la apertura del primer Club de Ajedrez de La Caja Insular?

Así es. Pero antes he de referirme a un hecho absolutamente inesperado para nuestro ajedrez: Ángel Fernández se proclama Campeón de España Individual en Palma de Mallorca en julio de 1967. El impacto es enorme, tanto, que tres meses después, en octubre, La Caja Insular inaugura su primer Club en los bajos del antiguo Hotel Cairasco. El milagro había comenzado. El título de Ángel aceleró la puesta en marcha del esquema de futuro que Pierre y Juan Marrero habían trazado.

Era muy joven entonces..

Yo tenía 12 años cuando comencé a frecuentar el Club de Ajedrez de la calle Terrero en 1972. Por lo tanto, viví a plenitud la mejor etapa, la edad de oro. Soy de la generación de José García Padrón, José Miguel Fraguela y Sergio Cabrera. Pepe García y Fraguela figuran con letras de oro en nuestro histórico, ambos fueron los primeros maestros internacionales del ajedrez canario, y al mismo tiempo, campeones de España en 1975 y 1983.

¿ Se queda algún nombre en el tintero?

Sería imperdonable que yo no mencionara el protagonismo que a lo largo de 47 años ha tenido (desde 1969) Augusto Menvielle en el ajedrez canario. Su llegada revolucionó el nivel competitivo regional. Lo ganó todo, incluido un provincial totalizando el cien por cien de los puntos, batiendo un récord nunca igualado. Pero lo más admirable es que a sus 78 tacos sigue jugando estupendamente, con su estilo de siempre, dando espectáculo, intentando siempre ganar, hasta el punto que es el ajedrecista español con menos tablas firmadas en su brillante trayectoria.

¿Nombres significados para la segunda parte de su libro?

Los hay, afortunadamente. Treinta y siete años transcurridos desde 1979 en que como te dije se cerró la Edad de Oro son muchos años. En esta segunda etapa se han sucedido momentos de gran esplendor, de gran éxito. Yo citaría en el capítulo de dirigentes a José Miguel Fraguela, Juan Manuel Auyanet, Ildefonso Lasso Pérez, Andrés Armas, Juan José Sosa Suárez y Antonio Sánchez Alemán. Como jugadores a José García Padrón, su hermana Mary Pino, su hermano Juan, Braulio y Santiago Sarmiento, Alfredo Brito, Pedro Lezcano hijo. Y siempre Pedro Lezcano, padre, que no se apartó del ajedrez hasta su muerte en 2002, y qué decirles de Augusto Menvielle? La nueva y novísima generación con Daniel Ortega, Sabrina Vega, Alejandro Alvarado, Omar García y Belinda Vega forman parte de otra historia. Ojalá que brillante y duradera.

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