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Vela latina canaria Encuentro regional

La pega regional decana

La primera regata conocida entre un bote y un barquillo tuvo como protagonistas al 'Porteño' y el 'Isla de La Graciosa' en el año 1962

Barquillo y bote navegan a la altura de la baja de Cardoso o de la antigua Granja del Cabildo. LA PROVINCIA / DLP

El casco graciosero seguía siendo utilizado como barquillo de pesca, la embarcación con la cual iban a faenar a la Costa (El Sáhara y la costa africana), estaba ya casi en desuso y conservaba hasta los remos. Fue la primera vez que pegaba un bote y un barquillo, en una cita que generó una gran expectación mediática, hasta el punto que las crónicas de la época reflejan que 30.000 personas vieron la regata a lo largo de lo que hoy es la Avenida Marítima, en una regata que zarpó de Bocabarranco y concluyó en la zona de la Playa de Las Alcaravaneras. Ambos cascos son los decanos de sus respectivas flotas de vela latina canaria, por eso ambos llevan el número 1 en lo más alto de sus velas, y las plantillas del Isla de La Graciosa fueron las que se tomaron por el resto de las embarcaciones de 8,55 metros de eslora en Lanzarote, con el resurgir de esta modalidad en la Isla de Los Volcanes.

El Porteño tenía como patrón habitual a Domingo Oramas, pero para la pega con el barquillo, la caña la llevó el escotero Antonio Santana 'El Jallao', que posteriormente sería patrón del bote Muelle Grande. Y como tripulantes del 'Loro' estuvieron 'El Chalao', Paco 'El Cambao', Ñoño, Ofelín, Santiago Sánchez 'Tatero' (Hermano de Marí Sánchez), Perico 'El Carnicero', Ito 'El Velero' y Juan Luis, entre otros tripulantes.

El 'Isla de La Graciosa' tuvo como patrón a Jorge Toledo, con una tripulación muy familiar, con las sagas de los pescadores de La Graciosa, de Caleta del Sebo. Los Toledo, propietarios del barquillo, así como Los Hernández y Los Páez. Todos ellos pescadores y marineros curtidos no sólo en el Archipiélago Chinijo sino en esos mares 'pa fuera'. Junto al patrón graciosero estuvieron como tripulantes: Luis Toledo, Antonio Guadalupe, Simeón Páez, Antonio Hernández, Marcial Hernández, Pedro Toledo y Francisco Páez. Y como 'mascota', Luisito Toledo, que con 14 años de edad recuerda como su padre Luis Toledo lo llevaba a todos los sitios relacionados con el mar y que no se perdió la gran cita del viaje a Las Palmas de Gran Canaria para la primera pega.

El barquillo de La Graciosa estaba en un almacén y para la ocasión cortaron una vela nueva porque la que tenía estaba ya vieja y era de muselina. El barquillo lo embarcaron en 'La Nestosa', un barco de cabotaje de Antonio de Armas, que viaja con la tripulación a la capital grancanaria. Precisamente, sobre la escotilla de la nave se retrató toda la tripulación graciosera.

Hubo un sorteo previo para establecer el orden para zarpar de la pega, pues era una salida casada. Al 'Isla de La Graciosa' le tocó salir por sotavento, y por eso se adelantaba un poquito para zarpar para contrarrestar el barlovento por el que salía el 'Porteño'.

El barquillo terminaría por ganar y recibiría una copa como campeón, donada por Relojería Olivera. Y poco más de una semana después, la tripulación del 'Isla de La Graciosa' arribaba al Muelle de Los Mármoles de Arrecife de Lanzarote, a bordo del barco 'Ciudad de Huesca'. Al muelle conejero acudió el finado periodista Guillermo Topham, que entrevistó al patrón graciosero Jorge Toledo, corriendo y de prisa, porque éste continuaba viaja para La Graciosa. En el periódico Antena, en 16 de octubre de 1962 plasmó las palabras del exitoso patrón del 'Isla de La Graciosa', entre las que destacan la gratitud y el asombro de la tripulación graciosera por el recibimiento, agasajo, respeto y cariño que recibieron en Las Palmas de Gran Canaria, por todos lados, y en especial de la tripulación, directiva y aficionados del Porteño.

Por cierto, que la marinería graciosera venía ataviada con su tradicional ropa de faena pesquera, con el gorro de paja, con la amplia empleita que tiene para evitar el resol en el agua del mar, y con la camisa y calzón de color azul intenso, y de muselina. Un color y una uniformidad tan singular que les ha valido el gentilicio, a modo de dichete, de italianos por el tono azzurro, pero más intenso. Azul marino, vamos.

Al año siguiente, en el marco de las fiestas de San Ginés, en Arrecife de Lanzarote, en agosto de 1963 tuvo lugar la pega de vuelta entre el 'Isla de La Graciosa' y el 'Porteño'.

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