Este mismo mes, en el Mundial de Ironman, celebrado en Kona (Hawái), terminó noveno. ¿Qué valoración hace de su participación en esta cita?
Era mi cuarta participación y esperaba un poco más, pero bueno, un noveno puesto no está mal. Además, me da una buena cantidad de puntos que casi me garantiza mi presencia de nuevo el año próximo. A pesar de todo, creo que tengo potencial para acabar entre los cinco primeros. Lo volveré a intentar en 2017, porque se trata de una prueba donde la experiencia cuenta mucho.
Y en ese camino hacia el Mundial, el Ironman de Lanzarote le sirvió de preparación. Terminó en quinto lugar, ¿satisfecho?
La verdad es que sí. Era mi primera participación en la prueba, aunque me conozco la Isla muy bien. Desde 1997 acudo con asiduidad a Lanzarote para prepararme. Conozco todo, hasta los baches de la carretera. Tenía ganas de participar en el Ironman, porque para mí es como competir en casa. Me sentí muy bien y perdí el podio en los últimos diez kilómetros de carrera a pie, donde iba ya muy justo. Estuve en carrera hasta el final, que es lo importante.
¿Cómo calificaría la prueba lanzaroteña?
Como una de las más duras del circuito internacional. No llega a la altura de Hawái, porque allí la dureza viene dada por el calor y, sobre todo, porque el número de participantes de gran nivel es más numeroso. Pero la de Lanzarote se trata de una carrera complicada, porque el tramo de bicicleta resulta bastante exigente por el viento; no te permite descansar ni en las bajadas. Creo que es una prueba muy buena para preparar el Mundial.
¿En el plano personal, cómo se prepara para una cita de tanta exigencia como la de Hawái?
Cuando te pones a prepararte para un Ironman ya sabes a lo que te enfrentas. Ya a nivel profesional, y más ante un Mundial, empiezas a entender que tienes que entrenarte mucho, pero tampoco puedes obsesionarte. Debes encontrar el equilibrio entre el entrenamiento y el descanso. No puedes desbordar el vaso de agua. Es muy fácil lesionarte o llegar muy cansado. Además, en Hawái, después de 24 horas de viaje, el calor... Por eso digo que la experiencia en pruebas como ésta resulta fundamental; pero no solo para competir, sino también en cuanto a la preparación. Desde dos meses antes llevas una vida de ermitaño.
¿Cuál es el secreto para estar tantos años al máximo nivel?
El principal, que lo que haces te guste muchísimo, que te guste el estilo de vida que conlleva. Cada año hago cambios importantes en la preparación para motivarme y no cansarme del deporte. Si haces todos los días lo mismo, eres carne de cañón. También el tema de la alimentación la cuido mucho, te ayuda a mantenerte sano. Existe la creencia de que comer mucha pasta es bueno para el deportista, y no es así, ni el azúcar. Cuanto más natural sea lo que comes, cuanto mejor descanses y menos estrés tengas, más se va alargar tu carrera.
Sus triunfos internacionales sirvieron para hacer más visible al triatlón en el deporte español, ¿cómo lo ve en la actualidad?
Esta modalidad está creciendo y aún no ha acabado de hacerlo. Pero todavía necesita madurar; aunque a nivel popular vive un boom muy grande, existen pocos triatletas profesionales. Pero bueno, lo importante es que arrastra un volumen de gente brutal.
¿Imaginaba que se iba a alcanzar estas cotas?
Sí. Pensaba que un deporte como el triatlón tenía todos los componentes para alcanzar estos niveles. Pero por ejemplo ver a Javier Gómez Noya recoger un premio Príncipe de Asturias era difícil imaginarlo. Disputar un triatlón es toda una aventura, algo muy intenso. De tu primera carrera popular igual puede que te olvides, pero del primer triatlón nunca.
¿Cree que muchos deportistas amateurs se aventuran a disputar un triatlón sin estar realmente preparados, con el riesgo que ello conlleva?
Hay gente que me pregunta cómo me entreno. Eso sería como querer sacarte la carrera en el primer año en la universidad. Mucha gente que empieza lo hace por moda y no respeta el proceso natural de adaptación y aprendizaje. Eso sí es deporte malo.
Por cierto, ¿que le parece que la trayectoria de Javier Gómez Noya haya sido reconocida con un Príncipe de Asturias?
Incluso se lo podrían haber dado antes, pero el triatlón no es un deporte muy reconocido. Hay disciplinas que arrastran más. Por ejemplo, a Fernando Alonso se lo concedieron con un título Mundial, y Javier ha tenido que ganar cinco para conseguirlo. Él no tiene que envidiar nada a ningún deportista de élite en activo.
Usted, que cuenta con dos diplomas olímpicos (Sidney y Pekín), ¿qué le pareció la actuación del equipo español en Río, donde se criticó la actitud de nuestros triatletas?
Lo que se echó en falta es la poca agresividad. Si yo hubiera estado al mando, con tres corredores por detrás y jugándose la victoria por delante en el sector de bici, diría que en esa situación, si pasa esto, hay que dar relevos para enganchar. Aunque haya gente más fuerte que tú en bicicleta, con tres dando relevos por detrás enganchas. Faltó compañerismo no solo en España, sino en otros que estaban en la misma situación.
