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Baño de confianza

Cuando vio peligrar su ventaja en Murcia, el Granca reacciona a base de creer en sus posibilidades

El de ayer era un choque importante para el Herbalife Gran Canaria. En Murcia, los amarillos debían refrendar el cambio de imagen que había empezado una semana ante el Montakit Fuenlabrada. Todos estuvieron muy implicados, ya fuese desde el banquillo o en la cancha. Sobre todo en defensa, aspecto clave en el triunfo final contra el UCAM.

Con dos victorias consecutivas, el Herbalife Gran Canaria empieza a observar por el retrovisor cómo se aleja la crisis de identidad que le perseguía en los primeros cuatro encuentros de la Liga Endesa. Han bastado dos victorias consecutivas para recibir el alta médica de esa crisis de ansiedad que azotaba a los amarillos. Más que de potencial, ha quedado demostrado en los últimos encuentros del torneo doméstico que ese bache venía promovido por cuestiones más relacionadas con la cabeza que con el potencial de la plantilla.

Si no fuese así, resulta inexplicable que una escuadra que había arrollado en la pretemporada, que lograba en la Supercopa su primer título en la élite y que en sus primeras apariciones de la actual campaña en la Eurocup se mostraba arrollador, luego presentara una paupérrimo balance de 4/0 en la competición nacional.

La victoria de paliza frente al Fuenlabrada en el Gran Canaria Arena, sin duda, sirvió para que el conjunto de Luis Casimiro empezara a recuperar sus señas de identidad. Los claretianos empezaron ahí a dar carpetazo a su mala racha y a creer en sí mismos.

La duda, antes del encuentro frente al UCAM en el Pabellón de los Deportes de Murcia, se centraba en ver si esa recuperación que se atisbaba tenía continuidad actuando de visitante, porque precisamente en los encuentros disputados hasta el momento fuera de la Isla era cuando más se acrecentaban los problemas de auto confianza de los amarillos.

Primero en Andorra y luego en Málaga, el equipo grancanario pecó en falta de fe. Ante los andorranos, después de disfrutar de una ventaja de más de quince puntos en el tercer cuarto, el Granca pareció bajar los brazos ante las embestidas del rival, mostrándose como un conjunto sin raza.

En el segundo partido de visitante, frente al Unicaja en Málaga, la misma imagen. Jugadores abatidos y sin poder de reacción cuando su adversario se agigantaba tras el descanso. Quizás, en esta ocasión la desazón amarilla se hizo todavía más visible. Nadie entendía nada de lo que pasaba.

En la reválida que suponía el encuentro de ayer contra el UCAM Murcia, el Herbalife Gran Canaria por fin respondió a lo que se espera de un equipo con los galones ganados a golpe de prestigio en las últimas temporadas.

Esta vez sí, los amarillos creyeron en sus posibilidades y no tiraron por la borda el buen trabajo que realizaban en la cancha cuando el rival, en un par de ocasiones, recortaba la cómoda diferencia que llevaban los isleños.

Sobre todo destacar la templanza del Granca en el último cuarto, cuando el UCAM Murcia venía de arañar punto a punto la ventaja de dieciséis que tenía su rival sobre el ecuador del tercer cuarto (36-52) hasta dejarla solo en tres en el inicio del periodo definitivo (51-54).

Se trataba de un momento crítico. Los fantasmas del pasado volvieron a planear. Pero esta vez, el Herbalife Gran Canaria sí respondió con contundencia. No bajó los brazos apesadumbrado por las circunstancias adversas y se repuso a ellas de manera aplastante. Solo hay que ver el guarismo final.

El UCAM Murcia, después del referido 51-54, únicamente anotó seis puntos más en este parcial, mientras que los de Luis Casimiro, partiendo de una gran defensa, consiguieron nada menos que 22. Con un puñetazo en la mesa, el Granca acababa de un plumazo con posibles recaídas mentales.

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