La Provincia - Diario de Las Palmas

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Caza Temporada 2016

La veda se impone tras una campaña decepcionante

La falta de piezas, sobre todo conejos, conduce a los cazadores al desánimo

El cazador se dispone a disparar sobre una perdiz roja de Gran Canaria que acaban de levantar sus perros de raza pointer americano.

La temporada de caza en Canarias llega a su fin. Por primera vez hubo unificación en cuanto a su inicio en todas las islas pero no en la terminación. En Gran Canaria ya no puede cazar tras este domingo, en Fuerteventura queda la jornada del 6 de noviembre y en Lanzarote el 16 de noviembre, aunque en realidad es que la veda se podría haber impuesto mucho antes porque, en opinión de expertos, muy pocas especies son la que quedan en las zonas de caza controlada.

La temporada, en líneas generales, no ha dejado para muchas satisfacciones debido a múltiples factores. El más importante, la sequía que hace años afecta a las islas orientales pese al agua caída esta semana, sin duda beneficiosa.

Los cazadores tradicionales pudieron cazar el conejo durante 25 jornadas, especie con la que se pudo utilizar la escopeta en solo dos fechas. Los cazadores de perdiz y paloma han tenido quince jornadas. En Fuerteventura las jornadas para la caza tradicional son quince a falta la del próximo domingo y once con escopeta. Y en Lanzarote son 27 jornadas de caza con perro y hurón, y diez con escopeta sólo para la perdiz y paloma.

En Gran Canaria, la temporada del conejo ha sido mala, salvo en contadas excepciones. Se encontraron al principio en la cumbre y a medida que pasaban las jornadas su número lógicamente descendía de forma alarmante. Las zonas de costa, norte y prácticamente en todo el sur de la isla la presencia de rabiblancos ha sido escasa.

Las enfermedades hacen estragos. La mixomatosis estuvo presente durante todo el año en la isla y dos brotes de hemorrágica vírica mermaron las poblaciones y, junto a la falta de gestión cinegética por parte de la Administración, la especie no levanta cabeza.

Respecto a la perdiz, se puede decir que la temporada ha sido de regular a mala. La falta de lluvias desde el año 2010 en la zona sur, zona tradicional para la caza de esta gallinácea, provocó una concentración anormal de cazadores en otras zonas donde la especie se había desenvuelto mejor.

La paloma bravía es la única especie que abunda, aunque, en general, no tiene un gran atractivo para los cazadores grancanarios.

Y las otras especies que no se permiten, la tórtola y codorniz común, se recuperan. La tórtola sigue vedada en Gran Canaria desde hace más de diez años, pero, salvando la zona sur, ha sido un año abundante de ellas hasta que retornaron al Sahell en la primera quincena de septiembre. Se pudo cazar en Tenerife y la Palma después de varios años de moratoria.

Respecto a la codorniz, entraron abundantemente tras las tórtolas en marzo, viéndose ejemplares sueltos toda la temporada hábil en los lugares tradicionales. Se cazó en La Palma, el Hierro y Tenerife.

Una apertura prematura

Aunque las perspectivas eras buenas antes del inicio de la temporada, en los primeros días ya se pudo vaticinar todo lo contrario. La apertura prematura de la temporada hábil puede estar mermando la capacidad de renovación de las poblaciones al capturarse, entre otros, ejemplares jóvenes.

El 11 de septiembre se abrió la escopeta para la perdiz, más temprano que en temporadas anteriores y desfasada al conejo que comenzó una semana más tarde junto a la paloma. Circunstancia que sólo se ha dado en Gran Canaria y que ha sido motivo de queja por parte de muchos cazadores, fórmula que ha favorecido a los furtivos. Una imposición del Gobierno de Canarias, responsable de la Orden Canaria de Caza, hizo que muchos practicantes de la cinegética pensaran que está idea es con el fin de que los cazadores de ley acaben aburridos y abandonen la cacería.

Por otra parte, los vedados del sur de la isla, Ayagaures y posteriormente Chira, no están consiguiendo los efectos esperados en la recuperación de las especies, además de estar ubicados en pinares con nulo potencial cinegético.

Los cazadores cada vez observan mayor número de gatos asilvestrados y perros abandonados, que además de predar sobre las especies cinegéticas, también a otras especies de fauna silvestre, incluyendo las endémicas.

En cuanto a la vigilancia y lucha contra los furtivos, los efectivos son escasos, pese a las actuaciones que han realizado este año agentes de Medio Ambiente y el Seprona. El problemas llega ahora. A partir de estos días ya no habrá vigilancia en el turno de tarde por parte de los agentes de Medio Ambiente del Cabildo. Y es que en materia de vigilancia el problema es agudo.

Las sueltas llevadas a cabo con ejemplares de perdices y conejos no consiguen los efectos deseados después de muchos años. Recuperar las poblaciones de estas especies a partir de repoblaciones es inviable según los expertos, ya que el campo no está preparado para adoptar a estos animales provenientes de granjas. En el caso del conejo, es probable que los criados afecten negativamente a los silvestres a consecuencia de las enfermedades que los primeros trasladan a los segundos.

Otro problema que perjudica a las especies es el estado actual de los hábitats. Los cazadores consideran necesario cambiar la sensación de estado de abandono que perciben en sus salidas al campo. La falta de agua y alimento es uno de los principales problemas a los que achacan la falta de piezas.

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