Un nuevo título mundial que añadir a su ya excelso palmarés; suponemos que muy contenta.
Cada año es más complicado llegar ahí. El nivel va subiendo y resulta difícil mantenerse en el top. Si no me fallan los cálculos, desde 1999 a 2016 entre mi hermana y yo hemos ganado todos los títulos mundiales en la especialidad de olas. Para mí eso es lo más importante, más que la victoria de este año, donde me proclamé campeona y Daida terminó segunda.
¿Y cuántos años más le queda por delante al reinado de las gemelas de Pozo Izquierdo en el Campeonato del Mundo?
Eso no se sabe, esperemos que muchos. Cada año tenemos más motivación y más ganas. Al final, también dependerá de las ayudas que tengamos. Hace unos años pasamos un momento complicado, donde estuvimos a punto de dejarlo porque no teníamos el apoyo económico necesario. Incluso, tuvimos que pedir dinero prestado a amigos para seguir haciendo el tour. Luego, con la llegada del Grupo Anfi hemos conseguido mantenernos en lo más alto. Vamos a ver si las empresas de las Isla se deciden a apostar más por el producto canario y podemos así seguir peleando por estos logros.
Quien no esté muy ducho en este deporte puede pensar, con el dominio de las hermanas Ruano durante décadas, que no surgen nuevos valores...
Eso quiere decir que nosotras valemos mucho. La gente está muy acostumbrada a vernos siempre ahí arriba. Pero aparte de las cinco o seis pruebas del Mundial que hacemos al año, nosotras trabajamos duro todos los días para estar ahí, y eso no lo ve la gente. Las personas que están a nuestro lado durante todo el año sí aprecian los motivadas que estamos y las ganas con la que entrenamos a diario. El resultado de la competición es una pequeña parte del trabajo de todo el año. En el tour mundial hay gente que vale mucho, pero nosotras peleamos cada año por ser las mejores.
Tras tantas victorias, ¿se saborean igual estos últimos títulos?
Incluso más. Le digo, la gente puede que esté acostumbrada a vernos consiguiendo victorias, pero nosotras cada año luchamos mucho para estar ahí y, por eso, cada título lo celebro como si fuera el primero.
¿Cómo se lleva esa rivalidad con su hermana Daida?
Tenemos una rivalidad sana, porque al final todo queda en casa. Este año ella terminó segunda, aunque igualamos a puntos. Si hubiera sido al revés, lo hubiésemos celebrado igual.
¿Este título mundial tiene una dedicatoria especial?
Sí. Va dedicado a mi padre, Pepe Ruano, que anda un poco pachuchillo el hombre.
¿Cuál es su siguiente reto?
Ahora toca afrontar el Mundial de stand up paddle con la selección española en Fiji, y tengo la oportunidad de lograr una medalla. Supone un reto y acudo con una ilusión tremenda. Esta aventura es para mí igual de importante que el Campeonato del Mundo de windsurf. Ya llevo cinco años compitiendo en esta modalidad -en 2015 fue campeona de Europa-, donde cada vez existe más nivel España presenta a esta cita un equipo muy bueno, donde hay otro canario, Gustavo León. A ver si nos traemos una medalla, aunque está complicado.
¿Cuesta cambiar el chip de una especialidad a otra? ¿Es muy diferente al windsurf?
Sí, totalmente distintas. El único parecido entre las dos es que coges olas. Para que la gente lo entienda, la diferencia resulta tan grande como el fútbol y el baloncesto, que solo tienen en común que se juega con un balón. Se trata de surfear con un remo, y no tiene absolutamente nada que ver con el windsurf.
