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UD Las Palmas La contracrónica y reacciones (12a jornada)

En los huesos

La UD se va del Benito Villamarín sin una buena noticia en su peor partido de la temporada

Prince Boateng se lamenta ante la mirada de Adán. JOSÉ CALDERÓN / LOF

Incluso en las buenas temporadas hay borrones. Hasta el que acaba campeón de Europa o de Liga encaja días para el olvido. En un tramo tan largo de tiempo siempre hay accidentes, derrotas duras, palos contundentes o actuaciones horribles. Es inevitable. Los mejores equipos de la historia también lo sufrieron. Es imposible, por tanto, pedirle a esta UD Las Palmas, la mejor en décadas, que no tenga un mal día. Solo eso, una simple cuestión de humanidad, justifica el terrible partido de los amarillos en el Villamarín. El de Anoeta era el mayor tachón, y el único, del conjunto insular en esta notable temporada. Pero la de ayer, a pesar de que el resultado fue menos abultado, fue una actuación todavía peor.

No hay nada que llevarse a la boca del Benito Villamarín. La UD Las Palmas vuelve en los huesos. Ni tensión competitiva, ni producción ofensiva, ni solidez en defensa, ni fiabilidad en la portería, ni carácter, ni espíritu, ni seguridad a balón parado. Y encima con dos lesionados en la maleta. En Anoeta fue goleada la UD, pero hubo buenos detalles en la segunda parte con Jonathan Viera al mando y una reacción de orgullo y personalidad. Ayer, sin embargo, no le salió nada al cuadro insular. Solo Vicente Gómez en los últimos veinte minutos y David García tras la lesión de Dani Castellano cuajaron una destacada actuación individual. Pero que los dos están en buena forma no es nada nuevo.

Todos los defectos que había mostrado el equipo de manera puntual durante este curso salieron a la luz en el mismo día. Y eso es lo más preocupante. Solo el tiempo dirá si se queda en accidente o en síntoma, pero lo cierto es que la UD fue un desastre. La crónica de los pecados empieza por la ausencia del '9', la línea más débil del equipo. Tiene un torrente ofensivo descomunal la UD y de hecho es uno de los máximos goleadores de la competición, pero no es por sus delanteros, que suman 4 de los 21 goles.

El foco apuntaba, de manera especial ayer, a Sergio Araujo. La ausencia en la convocatoria de Marko Livaja suponía la cuarta titularidad consecutiva y el argentino sigue sin marcar. Mantiene una línea de trabajo constante, presiona, suda y lo intenta, pero continúa sin acercarse al nivel de inspiración que tenía en Segunda. Y las oportunidades le siguen llegando. Su único remate a puerta fue uno acrobático en la primera parte a pase de Jonathan Viera. No fue el mejor día del equipo, pero su naufragio individual no es el primero. En varias acciones tomó decisiones incorrectas y demostró que no es el '9' puro que necesita el estilo de juego de Quique Setién.

Como el Dépor el año pasado

Por detrás del argentino, la maravillosa línea de mediapuntas fracasó en el Villamarín. Víctor Sánchez del Amo había escondido sus cartas y planteó un partido a la perfección. Como hizo el año pasado cuando su Deportivo pasó por el Gran Canaria, su libreta maniató a la UD. No hubo señales de Tana, Jonathan Viera y compañía en las inmediaciones del área contraria. Con una defensa de tres centrales y dos carrileros y dos mediocentros de contención que se amoldaban muy bien a lo que pedía el partido en cada momento, el Betis formateó por completo el sistema informático de la UD. Los amarillos pusieron también de su parte porque las imprecisiones en el pase fueron habituales y la profundidad de los laterales resultó insuficiente.

Pero los principales regalos llegaron desde el balón parado. El Betis se había limitado a estar ordenado en el centro del campo, que tiene mucho mérito, pero no había hecho trabajar a Javi Varas hasta la media hora, cuando un córner muy bien puesto por Joaquín lo embocó Bruno adelantándose a varios amarillos. Y lo mismo ocurrió más tarde en una acción en la que tanto Javi Varas como Michel y Prince debieron hacer más. Las rotaciones en la portería no han hecho más que empeorar a una línea que era na garantía.

Pecados desde el banquillo

Tampoco se salva del desastre colectivo Quique Setién. El equipo insiste en su seña de identidad, algo que no debe cambiar nunca, pero también se empeña en no enriquecer el modelo. Faltó una mayor presencia en los costados y de un mediocentro que ayudara a Roque a sacar el balón para evitar que Jonathan Viera bajara tanto a pedirla. Tanto el de La Feria como Tana cuajaron su peor partido del curso y solo marcaron diferencias en acciones puntuales. Esa variante de un doble pivote la lleva reclamando varias semanas la presión asfixiante que ejercen los rivales sobre el teldense.

Y los cambios, como ya es habitual, se produjeron tarde. Tras la sustitución obligada de David García por Dani Castellano, la segunda variante se produjo a falta de 22 minutos y cuando la UD llevaba toda la segunda parte sin asustar a Adán. La entrada de Vicente Gómez por Momo mejoró al equipo, pero no lo suficiente. No había manera. No era el día de la UD.

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