El titulo entre el vigente campeón, el noruego Magnus Carlsen y el aspirante, el ruso de origen ucraniano Sergey Karjakin, se decide hoy a partir de las 14.00 horas (19.00 hora canaria) en el edificio Fulton Market de Manhattan, en la ciudad de Nueva York a escasos metros de la famosa calle Wall Street.

Cada contendiente dispondrá de 25 minutos y 10 segundos de incremento para jugar 4 partidas en la modalidad de semi-rápidas, continuando el duelo si estas finalizan en empate con disputar dos partidas a 5 minutos más 3 segundos añadidos hasta un total de cinco series. Si aún así persistiera el empate, se resolvería el match con una partida a muerte súbita con sorteo de colores de modo que, quien juegue con blancas lo haría con 5 minutos y con 4 quien conduzca negras, todo ello con el incremento de tres segundos tras la jugada 61.

Si la muerte súbita concluyera en tablas, se proclamaría campeón del mundo quien haya jugado con las piezas negras.

Esta posibilidad la descartan en su gran mayoría los expertos en este deporte que se inclinan por que habrá humo blanco en la primera tanda a 25 minutos.

Y a ello se ha llegado porque el desenlace de la duodécima y última partida significó una tremenda decepción para los aficionados de todo el mundo, y en especial para los que asistieron en vivo al duelo y pagaron entradas bastante caras, no dando crédito a la poca lucha que ambos protagonistas mostraron.

El pronóstico para este duelo final se inclina a favor del campeón que ha ganado el campeonato del mundo en esta especialidad varias veces, pero no lo va a tener nada fácil, ni mucho menos, porque el ruso ha sido campeón una vez y lo que es más importante, ha superado en el dominio de la tensión nerviosa, cual témpano de hielo a un Carlsen bastante nervioso, no acudiendo a la rueda de prensa, cuando perdió en la octava partida, y manifestando que explicará los motivos de su comportamiento cuando finalice el campeonato.

A lo largo de la historia de las disputas de los títulos mundiales, a partir de 1886, las reglas establecidas en cada momento han sido muy variadas, desde la época en que el campeón ponía el titulo en juego cuando y con quien le viniera en gana, hasta el privilegio de que el campeón conservara el titulo en caso de empate y los tres campeones incoloros que surgieron en los años 90 cuando Gary Kasparov creó un cisma anti-FIDE.

Memorables son las últimas partidas que protagonizaron Botvinnik-Bronstein y Kasparov-Karpov en los años 1950 en Moscú y 1987 en Sevilla, en las que los retadores Bronstein y Karpov partían con ventaja de un punto, perdiendo ambos, igualándose los duelos.

Recordemos que Karjakin está arropado por el alto staff político deportivo ruso, con Putin a la cabeza, mientras el llamado Mozart del ajedrez representa en alguna medida al héroe de Occidente, por desempolvar las mil y una noches que se vivieron con el Fischer-Spassky quien permanece para siempre en los anales de este juego.