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Herbalife Gran Canaria El reportaje

El sello de La Masía

Xavi Rabaseda y Oriol Paulí, aleros amarillos formados en el Barcelona y usuarios de su mítica residencia, vuelven a casa esta jornada

Xavi Rabaseda en su etapa de formación. LP/DLP

Girona y Ripoll están cerca, pero a la vez lejos de Barcelona. Ambas localidades están a más de cien kilómetros de distancia de la Ciudad Condal, con una hora y media de trayecto para completar ambos puntos. Es una diferencia asequible, pero casi inviable si se tiene que recorrer día tras día. Ante esa tesitura se encontraron Oriol Paulí y Xavi Rabaseda, aleros del Herbalife Gran Canaria, formados en La Masía, el lugar donde el FC Barcelona pule su talento joven desde 1979.

Ahora Xavi Rabaseda y Oriol Paulí volverán a ver los colores de su Barça, el club donde se forjaron como jugadores de baloncesto. Ellos son dos de los últimos exponentes del poder de trabajo y cierta magia que envuelve a la masía Can Planes, que también se abrió a las canastas. En aquel edificio, que hoy ya ha dejado de ser utilizado para dar paso a unas instalaciones más modernas en plena Ciudad Deportiva Joan Gamper, Rabaseda y Paulí pasaron sus años de adolescencia hasta conseguir convertirse en profesionales. Dos carreras con puntos en común que este fin de semana vivirán un reencuentro especial en Barcelona.

Rabaseda abandonó Ripoll con apenas 12 años. Allí, en su localidad natal, que supera por poco los 10.000 habitantes, el alero amarillo anotó sus primeras canastas. Lo hizo en el Unió Esportiva Ripoll hasta 2002, cuando los ojeadores del Barça vieron en él un diamante por pulir. Pero si quería dar un salto en su formación como jugador debía dejar atrás su casa, su familia y sus amigos de infancia. Era el todo o la nada.

"Es una etapa de mi vida imposible de olvidar, se me pone hasta la piel de gallina. Ahora veo a Eulis [Báez] que tiene un hijo de 13 años y pienso: Y yo con 12 me fui de casa. Te das cuenta de que eras muy pequeño, de que tus padres hicieron un esfuerzo enorme en dejar salir a su hijo de casa, cuando, normalmente y si tienen suerte, se suelen ir a los 18 años. Ellos, mis padres, son los máximos responsables de esto, por todo lo que hicieron antes y lo que hicieron después", explicó Rabaseda hace unas semanas en una entrevista concedida a este medio.

El de Ripoll entró en la categoría infantil en la cadena del FC Barcelona y poco a poco fue quemando etapas hasta llegar a debutar con el primer equipo. Rabaseda era el talento emergente de La Masía, una institución que abrió sus puertas al baloncesto en 1989, con Ángel Almeida y Daniel Rovira. Su proyección era total y el nombre de Xavi Rabaseda empezó a ser habitual en las convocatorias de la selección española en las categorías inferiores donde jugó en la sub 16, sub 18 y sub 20.

En La Masía coincidió con muchos niños que hoy son referencias en sus equipos, sobre todo en el césped. Thiago Alcántara -Bayern Múnich y selección española-, Bojan Krkic -Stoke City-, Giovanni Dos Santos -Los Ángeles Galaxy y selección mexicana-, Alberto Botía -Olympiacos-, Marc Crosas -CD Tenerife- o Raúl Baena -Rayo Vallecano-.

La travesía hasta la primera plantilla no fue fácil. En el curso 2007-2008, Rabaseda tuvo que salir del Barça para jugar en la LEB Plata, la tercera categoría del baloncesto español, con el Cornellá, equipo vinculado a la entidad blaugrana. En el municipio barcelonés pasó tres temporadas completas con inclusiones puntuales en el primer equipo. En su segundo año allí pudo debutar en el Barcelona en Liga Endesa de la mano de Xavi Pascual. Fueron dos partidos donde apenas sumó 11 minutos en pista. Al curso siguiente, otros cuatro partidos en ACB y debut en la Euroliga. Estaba a las puertas del primer equipo.

Pero en verano, Rabaseda tuvo que salir cedido. El Barça lo veía aún verde y mandó al alero gerundense al Fuenlabrada dos temporadas. Una cesión interrumpida al verano siguiente. Porque los números de Rabaseda en el Fernando Martín de la localidad madrileña le brindaron la oportunidad de formar parte del primer equipo del Barça en la temporada 2011-2012 con plenos derechos. Su sueño se había cumplido. Dos cursos completos en Barcelona, donde levantó una Liga Endesa, una Copa del Rey y una Supercopa antes de salir al Movistar Estudiantes.

En los últimos años de Masía de Rabaseda, por allí pululaba otro gerundense, también alero y con una proyección enorme. Su nombre era Oriol Paulí. "Yo era un chaval abierto, extrovertido y bromista. Era mi primer o segundo año y coincidí con Xavi, que siempre estaba molestándome, con las típicas bromas de crío", recuerda Paulí, que pasó 8 años en La Masía, desde los 12 años hasta los 20, justo cuando hizo las maletas para estrenarse en el profesionalismo total en Gran Canaria.

"Lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en La Masía son los buenos recuerdos que viví allí tanto personal como deportivamente. Era muy pequeño, sólo 12 años, y era un salto muy importane porque pasabas de estar con tus padres a vivir solo", recuerda Paulí, que cumple ahora su tercera campaña en la Isla. En esos 8 años en la industria del Barça pasó desde el equipo infantil hasta el filial de LEB Oro, en un viaje largo donde el nombre de Oriol Paulí pisaba fuerte. Una etapa donde coincidió con futbolistas como Sergi Roberto -FC Barcelona-, Sandro Ramírez -grancanario, hoy en el Málaga-, o Munir -Valencia CF-.

Durante esos años, sobre todo en sus últimas temporadas, el '21' amarillo se convirtió en un clásico de las categorías inferiores de la selección española, mientras superaba sus altibajos personales. "Al final, no es fácil. Tienes días donde igual no te salen las cosas muy bien en el colegio o los entrenamientos y se hace duro desde la lejanía. Pero el Barça tiene una gran estructura, muy organizado y están pendientes de ti en todo momento", rememora.

La Masía, un lugar empedrado con duende que sigue dando talento al parqué y al césped. Una casa pétrea marcada para siempre en el corazón de Xavi Rabaseda y Oriol Paulí.

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