Entre la avalancha de corredores que iba cayendo en la entrada de la Gran Canaria Maratón, con el majestuoso Auditorio Alfredo Kraus de fondo, y cuando el cronómetro marcaba casi las dos horas y media desde el pistoletazo de salida, una pieza de fibra de carbono, de ésas que popularizó el atleta sudafricano Oscar Pistorius, se alzó al cielo de la capital grancanaria. Era la prótesis que permite a José Manuel Rivero disfrutar corriendo, sentirse vivo cada vez que se calza las zapatillas.

"Me salió de manera espontánea. No era algo que tuviera preparado ni nada. Simplemente, me salió. Quizá porque se habla tanto de visibilizar este tipo de cosas y después se hace tan poco", explica. Antes de cruzar la meta, José Manuel Rivero se quitó su prótesis, con ese aspecto que parece futurística, y cruzó la línea de meta dando saltos sobre su única pierna. El arrebato del público terminó por llevarle hasta la línea. Eran los últimos centímetros antes de completar la prueba de 21 kilómetros de la Cajasiete Gran Canaria Maratón.

A José Manuel Rivero le ha pegado un par de golpes. Del primero, el que irremediablemente cambió su vida arrebatándole una pierna, no se olvida. "Fue el 28 de agosto de 1976. Iba a ser militar, iba a ser piloto del Ejército del Aire. Tenía 17 años y me iba a ir a San Javier, a Murcia. Pero un Land Rover del Ejército de Tierra me atropelló y me quitó una pierna", cuenta 40 años después. Ahora tiene 58 años y correr, impulsado por su corazón, su prótesis y su familia se ha convertido en uno de los motores que le hacen disfrutar, encontrar una plenitud total.

José Manuel Rivero siempre fue un hombre deportista. Futbolista en su etapa juvenil del Aerpons, filial del San Antonio, también había practicado judo. Pero aquel accidente lo cambió todo.

Para empezar su orientación profesional. Graduado social y con un despacho, recuerda cómo aquel accidente le rompió gran parte de sus sueños. "Con 17 años me cambió todo. "Te llegas a ver perdido, en un túnel, no sabes ni qué hacer. Pero con los años volví a jugar al fútbol, a practicar judo y a jugar al golf. Hasta que hace tres años me dio por ponerme a corre", relata a pocos metros de la meta.

Si aquel fatídico 28 de agosto de 1976 José Manuel Rivero recibió un cachetón de la vida que le acompañará siempre, en el año 2008 tuvo otro en la frente de los que duelen de verdad. "Ese año entré en una depresión que me duró cinco años. Me vi metido en un túnel muy oscuro. Son recuerdos muy malos", explica emocionado, tomando aire antes de pronunciar cada una de sus palabras, todas hiladas con pausa.

Y así se puso a correr hace tres años. "Empecé con una San Silvestre, me gustó y me enganché. Después fueron los diez kilómetros de esta prueba y desde entonces no he parado. También he hecho pruebas de montaña, algunas de 15 o 20 kilómetros y así me fui superando. El año pasado hice la Transgrancanaria modalidad maratón con 45 kilómetros desde el Garañón a Meloneras y este año en Berlín hice la maratón, que creo que es lo más gordo", sentencia.

Volver

José Manuel Rivero, natural de Las Palmas de Gran Canaria, no duda. "Correr ha sido mi mejor antidepresivo, creo que por eso en casa no me tratan de loco y me apoyan en todo lo que hago.", añade esbozando una sonrisa que apenas puede esconder.

En abril tiene su próximo gran reto: la maratón de París. "Allí iremos. Esta media maratón me la he tomado como una buena prueba para ver lo que puedo hacer. Soy cabezón y tengo cabeza para completar la de París y para más", agrega Rivero.

Hasta la capital francesa, José Manuel Rivero irá con la misma prótesis con la que voló ayer por los adoquines de Las Palmas de Gran Canaria. Un elemento esencial para él y donde Ortopedia 7 Islas colabora en su mantenimiento, tanto en esa prótesis, especial para el asfalto, como para otra que posee para las carreras por montaña.

No obstante, José Manuel Rivero echa en falta algo más de apoyo de las instituciones. No solo para él, sino también para muchas personas que se encuentran en una situación similar a la suya, pero no pueden acceder a este tipo de prótesis, específicas y con un coste elevado. "Tengo la suerte de contar con empleo y poder costearlo, además de con la ayuda de Ortopedia 7 Islas, a la que estoy totalmente agradecido. Creo que muchas veces en las instituciones pasan de esto. Ni Cabildo de Gran Canaria , ni Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, ni la consejería de Asuntos Sociales. A veces siento que se le van las fuerzas por la boca", añade. Por eso reclama más apoyos para deportistas como él.

De momento, José Manuel Rivero sigue sumando kilómetros a sus piernas inspirando a los que pasan a su lado, sin olvidar el día que empezó a dar zancadas. Porque correr le hace sentirse cada día con más ganas de caminar firme en la vida.