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Fútbol Sala Primera Divisón

Un 'pichichi' diferente

Ángel Bingyoba, con 14 goles, es el máximo goleador del Gran Canaria Fútbol Sala

Un 'pichichi' diferente

Su silueta no es la que corresponde al clásico tipo que maneja el balón con destreza, rompe a los rivales con regates eléctricos y se hincha a meter goles sobre el parqué. Y es que su estampa, marcada por un físico imponente que supera los 190 centímetros de altitud, su tez de ébano y su pelo rizado, casi afro, sobre el Centro Insular de Deportes, recuerda a aquellos primeros norteamericanos que llegaron a la Isla para jugar en el CB Gran Canaria. Pero, no. Ni son los ochenta, ni juega el baloncesto.

Ángel Bingyoba (Madrid, 1992) es uno de los grandes referentes del Gran Canaria Fútbol Sala, en una temporada de momento buena para el club, que camina seis puntos por encima del descenso al inicio de la segunda vuelta. Porque el pívot madrileño suma 14 goles en 14 partidos. Unos números que le hacen ser sexto clasificado en la tabla de goleadores, un lugar lleno de ilustres en el 40x20, como Ferrao, del Barça, o Dani Salgado, del Catgas Energías.

"Este año se me está dando bien. Es una categoría nueva, en Primera División, y eso se nota porque hay un salto de calidad importante. Estoy muy contento por todo. El primer objetivo que me marqué al inicio de la temporada era disfrutar y aprender, porque me queda muchísimo que hacer. Tengo muchas cosas que pulir aún", explica el pívot amarillo.

Ángel Bingyoba cumple su tercera temporada en el equipo dirigido un año más por Suso Méndez, lugar al que llegó con sólo 22 años procedente del Segovia Futsal de la Segunda División. Con el equipo capitalino, Bing- yoba ascendió a la máxima categoría del fútbol sala nacional el año pasado. Sin embargo, la élite no era un lugar desconocido para el madrileño. Porque en el curso 2011-2012 puso su fútbol por primera vez en las mejores pistas de España. Tras un breve paso por el Ciudad de Móstoles, Bingyoba llamó la atención de un clásico de la Liga Nacional de Fútbol Sala, el Carnicer Torrejón, donde entró en la categoría juvenil hasta colarse en el primer equipo. Y pronto le llegaron más sorpresas en el club del noroeste de Madrid.

"Me pasé al fútbol sala con el objetivo de tener más tiempo para hacer otras cosas, como estudiar. Pero circunstancias de la vida, pues al año siguiente estaba en Primera División y en menos de dos años era internacional sub 21", asegura el pívot madrileño. Una llamada de la selección nacional casi exprés. Porque como muchos otros jugadores de fútbol sala, antes de conocer el parqué, Ángel Bingyoba se curtió en el albero y el césped de los campos de fútbol de la Comunidad de Madrid.

"Empecé jugando en un equipo pequeñito que se llama San José, de mi barrio, Vallecas. Después seguí en el equipo del colegio y el siguiente paso fue el Atlético de Madrid, donde estuve hasta que cumplí el ciclo de cadete", rememora en el Centro Insular de Deportes. Una época "muy bonita", donde coincidió con el hombre más ilustre de la quinta de 1992 en el Manzanares: Koke Resurrección. "El problema es que era muy bueno y siempre se lo llevaban los de una categoría superior", añade entre risas.

Porque además de marcar goles, Bingyoba es el hombre que reparte guasa y carcajadas en el vestuario. "Siempre he sido así. Me gusta el vacile, aunque a día de hoy me corto, pero siempre dejo alguna. La verdad es que éste es el mejor club con el que me he encontrado en todos los años que llevo en el fútbol sala. La calidad humana de la gente es increíble. Estoy convencido que eso nos ha valido para estar en el lugar que estamos ahora", sentencia.

Su aclimatación en estos tres cursos a la Isla ha sido perfecta tras llegar desde otro club mítico: el Segovia Futsal. "Era la primera vez que salía de casa, en realidad, porque de Segovia a Madrid son 20 minutos en AVE. Me encuentro muy cómodo aquí, como un canario más casi", cuenta mientras imita el acento insular.

En estos años, Bingyoba también ha experimentado una evolución notable en su juego. "Suso Méndez necesita un pívot que jugara más de espaldas a la portería. Yo casi siempre había jugado más de ala, desbordando por los lados y me he tenido que acostumbrar a eso. Me costó, tuve que aprender a dejar balones de cara", añade. Una progresión que también ha notado en el aspecto psicológico de su fútbol.

Bingyoba, un vallecano muy orgulloso de sus raíces -sus padres llegaron a Madrid desde Angola en busca de un futuro mejor hace casi 30 años-, mantiene los pies en el suelo a pesar de sus 14 goles, vitales para que el Gran Canaria Fútbol Sala esté situado seis puntos por encima de las plazas de descenso. "Firmaría ya mismo no meter ni un gol más en toda la temporada a cambio de mantenernos como estamos. Lo digo de verdad", agrega.

'Ni mejores ni peores: diferentes'. Ése es el lema que desde hace varias temporadas ha hecho suyo el Gran Canaria FS. Distintos roles, distintas personalidades y distintas cualidades que hacen del equipo grancanario un bloque compacto. En parte gracias a pichichis tan diferentes como Ángel Bingyoba.

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