Después de dos emocionantes noches europeas, el Barcelona y el Real Madrid vuelven este fin de semana a la lucha por la Liga. Son los máximos aspirantes al título, aunque miran de reojo al sorprendente Sevilla, que a falta de doce jornadas se mantiene a tiro de los dos grandes. La continuidad en la Liga de Campeones, con el desgaste físico y anímico que conlleva, puede tener incidencia en el campeonato doméstico. El martes, el Sevilla se jugará su clasificación en el campo del Leicester, al que acude con una mínima ventaja (2-1).

El calendario que resolverá el título de Liga está condicionado por el partido del Madrid aplazado el pasado 5 de febrero, frente al Celta en Balaídos. Es un comodín para el equipo blanco y, al mismo tiempo, un factor que distorsiona la competición porque la falta de fechas podría obligar a posponerlo hasta el final de temporada. La de Vigo es una de las salidas más comprometidas que le quedan al Madrid, junto con la más próxima, a San Mamés.

Precisamente, la gran ventaja a priori del equipo de Zidane es que jugará los partidos más difíciles al abrigo del Bernabéu. Después del Betis, mañana domingo, y del Alavés, pasarán consecutivamtente por el campo madridista Atlético de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. El Madrid es el único equipo de Primera que se mantiene invicto en su estadio, con diez victorias y tres empates (34 goles a favor y 13 en contra).

La jornada 33 está subrayada en la agenda de barcelonistas y madridistas porque se disputará en el Bernabéu un clásico con pinta de definitivo. No lo fue la temporada pasada, pese a que también llegó en la recta final de la Liga. El Barça empezó el partido, en el Camp Nou, con diez puntos de ventaja. Y pese a la derrota, seguida por dos más ante Real Sociedad y Valencia, el equipo de Luis Enrique fue al copo en las cinco últimas jornadas.

El factor campo, además, no está siendo determinante en los clásicos más recientes. En las últimas ocho temporadas, el Barça ha ganado cinco veces en el Bernabéu, con un empate y sólo dos derrotas. Al Madrid tampoco le ha ido mal en este período en el Camp Nou porque, tras sufrir tres derrotas en el inicio del ciclo de Pep Guardiola, ha mejorado su estadística con dos victorias, dos empates y otros dos partidos perdidos por la mínima. El 1-1 de la primera vuelta, con el gol de Sergio Ramos en el último instante, pareció un golpe de efecto, ya que mantenía al Madrid en el liderato con seis puntos de ventaja sobre el Barça.

Recuperada la igualdad en este tramo de la competición, el resultado del clásico del fin de semana del 22 y 23 de abril también podría ser importante por el gol-average. En el supuesto de un nuevo empate en el Bernabéu, el título de Liga podría decidirse por la diferencia general de goles a favor y en contra, que en este momento es favorable al Barcelona: 55 por 41.

El Sevilla, la incógnita

Como de aquí a final de Liga cualquier detalle será importante, no puede pasar desaperbido que justo antes del clásico se disputarán los partidos de vuelta de los cuartos de final de la Copa de Europa. Las 24 horas de diferencia con que jueguen uno u otro (18 y 19 de abril) podría condicionar las alineaciones. En caso de pasar a semifinales, los partidos europeos quedarán insertados en jornadas ligueras comprometidas: el Barcelona tendrá que visitar el campo del Espanyol y recibir al Villarreal, mientras que el Madrid jugará frente a Valencia y Granada.

Otra incógnita es si el Sevilla será capaz de entrometerse hasta el final en la pugna de los dos eternos rivales. Asier Garitano, entrenador del Leganés, que visita hoy el Sánchez Pizjuán, está convencido de que los de Sampaoli pelearán por la Liga "hasta el final". Para que se confirmen sus palabras será necesario que ofrezcan su mejor versión en las visitas al Atlético, Barcelona y Real Madrid. Como dato, el Sevilla ha sumado 31 de sus 55 puntos en el Sánchez Pizjuán y 24 en sus desplazamientos.