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Vela Optmist

Beneyto, un campeón de casta

Samuel, miembro de una familia con una gran tradición velística, es una de las más sólidas promesas de este deporte en Canarias

Samuel Beneyto, junto a sus padres, Rosa y Miguel, en el Real Club Náutico de Gran Canaria. ANDRÉS CRUZ

Cuando Samuel Beneyto consigue una victoria, y han sido bastantes, siempre lo celebra de la misma forma cuando cruza con su embarcación la línea de meta. Se persigna y señala con sus brazos al cielo para dedicarle el triunfo a su abuelo, Francisco Beneyto Bornay, quien fuera patrón de embarcaciones históricas como el balandro Tirma o botes campeones de Vela Latina como el Minerva y el Pueblo Guanche. Los conocimientos y consejos que él y su padre Miguel le trasmitieron en sus inicios en la vela le han ayudado a crecer en este deporte.

Pero a pesar de la tradición velística que había en la familia paterna, no crean que el desembarco de Samuel fue temprano. A su progenitor le quedaba un poco de magua de que su hijo no se decidiese al menos a probar una modalidad tan arraigada en el hogar de los Beneyto. Le tiraba más el fútbol. Defendía primero los colores del Siete Palmas y más tarde los del Veteranos del Pilar. Demuestra buenas maneras con el balón en los pies en funciones de delantero. En el balompié, también contaba con antepasados que sobresalieron. Su tío-abuelo Gilberto Beneyto Bornay logró ascender a Primera División con el Málaga y la UD Las Palmas en los años 50 del siglo pasado.

Cuando tenía unos nueve años, su padre, Miguel, y su madre, Rosa, tramaron un complot para que su hijo se decidiera a descubrir la vela, "un deporte sano, divertido y que se practica al aire libre". Para engatusarlo, ambos promovieron que un grupo de niños de su clase en el Colegio Alemán hiciera un curso de bautismo de mar. Su estratagema salió bien, porque al finalizar esas clases le picó el gusanillo.

Tanto que empezaba a plantearse elegir la vela en vez de fútbol, como finalmente sucedió. Su progenitor, en ese momento, estuvo atento para que no se produjera un vacío entre el final del cursillo de iniciación y el salto al Optimist Pre C. Se encargaba de explicarle algunas normas básicas tras verle navegar y observar que lógicamente estaba muy verde.

En casa, sentado junto a él, con tres naranjas y trabas de la ropa como simuladores de las boyas y de los barcos le explicaba ciertas nociones básicas. Eso fue un jueves y al día siguiente en el Aecio Mini, su primera competición oficial, ya demostraba su destreza. Entonces, su padre Miguel le dijo a su esposa Rosa: "Samuel nos va a dar muchas alegrías". No se equivocaba. Su progresión desde ese momento ha sido meteórica.

Su palmarés está salpicado de títulos regionales individuales y por equipos, de entorchados nacionales y participaciones con la selección española. Sin duda, los consejos de su entrenador, Ángel Zubiría, han sido fundamentales para sus logros, al igual que el apoyo de patrocinadores como el Hospital La Paloma y la empresa Rolnautic, además de la colaboración de la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria por promocionar el nombre de la ciudad en cada evento nacional e internacional en el que interviene.

El momento cumbre de su todavía corta carrera deportiva llegaba el pasado año, cuando se proclamaba en aguas de la capital grancanaria campeón de España. Un triunfo que le supo a gloria por lo emocionante. Afrontaba la última regata con una desventaja de más de veinte puntos y logró remontar hasta salir vencedor.

Este hecho viene a demostrar su carácter competitivo. Por eso, su reciente segundo puesto en la Copa de España le dejaba un sabor agridulce, porque su objetivo era el título. Piensa resarcirse en el próximo Campeonato de España, su primer objetivo a corto plazo, y posteriormente en el Mundial de Tailandia, cita para la que se encuentra muy bien posicionado en el ranking español después de su último resultado. Sería su segunda presencia en una cita mundialista, después de la celebrada en Portugal en 2016; allí terminó en la trigésima posición de casi 300 participantes, convirtiéndose en el mejor regatista nacional clasificado.

Su sueño en el deporte de la vela sería participar en unos Juegos Olímpicos en el futuro. También le gustaría seguir la estela de otros regatista laureados del RC Náutico de Gran Canaria, "como Joel Rodríguez o Onán Barreiros y Juan Curbelo". Reconoce que todavía no sabe en qué clase continuará compitiendo al finalizar este año su navegación con los Optimist. Baraja el 420, el 29er y el Láser. Las dos primera resultan más de su agrado, pero traen aparejada la navegación con otro compañero, por lo que debería encontrar la perfecta media naranja. "Pienso probar todas las opciones antes de elegir", explica.

Samuel Beneyto se muestra como un joven muy maduro para su edad en todos los aspectos. Gracias a ello ha aprendido a convivir con una enfermedad crónica que le fue diagnosticada cuando contaba con 11 años edad. Padece colitis ulcerosa, una dolencia que afecta al aparato digestivo que produce úlceras e inflamación del colon, y que actúa por brotes.

Aunque ahora se encuentra en una etapa menos agresiva de esta dolencia, su madre recuerda los sacrificios que tuvo que hacer en la etapa más virulenta de la enfermedad. A pesar de ello, nunca ha dejado de navegar ni tampoco de cumplir con sus obligaciones académicas. Como manifiesta su progenitora, "al principio lo pasaba fatal, muchas noches sin pegar ojo y acabando destrozado las regatas". "Ahora, por suerte, aquellos brotes casi permanentes han ido remitiendo y lo sobrelleva mejor", explica.

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