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Vela latina canaria Concurso Fiestas Fundacionales Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria

El motín de La Marfea

Los botes aferran velas ante la prohibición de estacionar los coches en la Avenida Marítima para seguir las regatas

Los once botes que conforman la flota de la Vela latina canaria realizaron ayer sábado una medida de protesta ante el contencioso existente entre la Federación y el Ayuntamiento de la capital grancanaria, al prohibir la institución municipal estacionar a los coches de los aficionados a lo largo de la Avenida Marítima para que los seguidores puedan ver en directo las evoluciones de las regatas.

Justo antes de darse la salida al Concurso Fiestas Fundacionales Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, todas las embarcaciones aferraron las velas en aguas de La Marfea, punto de partida de las competiciones.

La mañana arrancaba con una reunión de presidentes de clubes en la Base Náutica Fernando Roque, en el Muelle Deportivo, para seguidamente poner los botes proa hacia la línea de salida. Se aproximaban hasta allí arrastrados por sus embarcaciones auxiliares, que fueron recibidas con el sonido de las sirenas de las falúas y éstas, a su vez, recibían por contestación los aplausos de los seguidores y aficionados que se acercaron hasta la zona del desaparecido túnel de La Laja para apoyar la protesta.

Las once embarcaciones llegaban con la bandera roja de protesta izada en las maniobras y con el acompañamiento de una peña de la Unión Deportiva Las Palmas, que se unía a la flota.

Tomaba la salida el Polivela con un pequeño foque en su enorme vela para rápidamente aferrar la misma a la palanca. A continuación, el resto de botes hacía la misma operación para luego, arrastrados por sus embarcaciones auxiliares, poner proa a las balizas de Cardoso, Castillo de San Cristóbal y Cidelmar.

A la llegada a la Base Náutica Fernando Roque, la flota fue recibida con pitadas de sirenas y con los aplausos de los aficionados que se apiñaban a la espera de los botes.

Posteriormente se leía un nuevo manifiesto en el que se pedía a la familia botera (aficionados, clubes, marineros, jueces, auxiliares y patrocinadores) "unión en señal de protesta ante la situación que está padeciendo la afición para poder disfrutar de este deporte con protección y seguridad, y las dificultades para realizar el seguimiento por tierra de las regatas".

"Como muestra de la protesta, en el día de hoy todos los botes de la flota han decidido retirarse, una vez tomada la salida", rezaba el comunicado, en el que se "exigía la toma de las medidas oportunas para que la presente situación se resuelva de inmediato".

Así se daba por terminada una jornada histórica. Era la primera vez que se tomaba una medida de este calado en un deporte vernáculo con más de cien años de historia, que se celebra en las aguas de la capital grancanaria y que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

La Federación de Vela Latina Canaria y los boteros esperan que a lo largo de esta semana se resuelva el conflicto y que el asunto llegue a buen puerto, o sea, que todo vuelva a la normalidad con el permiso de poder estacionar a los aficionados en la Avenida Marítima para disfrutar en vivo de las regatas.

Parecía que este problema, que durante años ha afectado a este deporte vernáculo, ya estaba olvidado, pero ha vuelto a resurgir en un momento donde esta modalidad deportiva intenta recuperar el terreno perdido durante los últimos tiempos fruto de la crisis económica, y más cuando el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha estado arrimando el hombro en esa labor.

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