Alemania, con un equipo joven pero duro como siempre, deberá ponerlo todo en el asador para demostrar su condición de campeón del mundo y ganar la semifinal de la Copa Confederaciones que disputa contra México, una escuadra que nunca se rinde. El seleccionador germano, Joachim Löw, ha traído hasta Rusia una especie de Alemania B, un equipo muy joven en el que faltan todos los que ganaron hace tres años el campeonato del mundo y también la gran mayoría de los jugadores que han disputado partidos clasificatorios para el Mundial de 2018. Pero hasta ahora, nadie puede decir que le haya salido mal el experimento a Joachim Löw, como él mismo lo ha llamado, porque si bien los germanos sufrieron para empatar con Chile y ganarle a Australia, al final fueron los primeros de su grupo. Ante México, el planteamiento de los teutones será muy distinto del que han mostrado hasta ahora en el torneo: atacar, meter presión y hacer un fútbol tan directo como el que hace la valiente escuadra latinoamericana.