Andy Ortega García (Las Palmas de Gran Canaria, 19/10/1973), lleva más de dos años entrenando a tope para afrontar su gran reto solidario: cruzar a nado el Canal de La Mancha. De por medio, muchos entrenamientos y alguna que otra competición para mantener la forma y cada día más cerca de la fecha prevista para intentar la acometida de esa casi obsesión que tiene en mente desde que se decantara por las aguas abiertas.

Tan cerca como que ya este martes se desplaza a Dover, en Inglaterra, para estar a la espera de realizar su hazaña entre el próximo día 29 de julio y el 6 de agosto. "Entre esos días haré la travesía. La organización me avisará con veinticuatro horas de antelación y todo va a depender de las inclemencias del tiempo. Por ello no sé el día exacto, pero en ese intervalo de días espero hacerlo", señala el nadador máster del CN Metropole.

Andy Ortega fue integrante de la sección de natación de la UD Las Palmas en sus años mozos. Luego prosiguió, en la natación competitiva de piscina, ya como máster, bajo la disciplina del CN Metropole. Pero desde que descubrió las aguas abiertas, prácticamente no ha querido saber nada de la piscina. "Casi no hago competición en piscina. Sólo para entrenar", indica el nadador.

"Es una sensación de libertad muy diferente la que sientes en el mar respecto de la que sientes en la piscina. Eso es lo que me hizo decantarme por las aguas abiertas", añade este nadador que ya acumula un buen número de pruebas sobre sus espaldas, con retos conseguidos e incluso con triunfos sonados.

Dos años de entrenamientos

Sin embargo, su mayor reto es el que quiere afrontar a partir del próximo fin de semana. Se va a Dover para realizar lo que denominan el ascenso del Everest en la natación: cruzar el Canal de La Mancha, desde Dover, en Inglaterra, hasta Calais, en Francia.

Se dice fácil, pero la cosa tiene su miga. Primero, porque hay que hacerlo como lo hiciera el británico Matthew Webb allá por 1875, es decir sin traje de neopreno -entonces evidentemente no existían-, y sin ningún tipo de ayuda -no se puede tocar al atleta-, aunque sí se permite abastecerle con líquidos y comida. Y segundo, porque aunque son 34 kilómetros en línea recta entre Dover y Calais, hay quienes logran cruzar y hacen el doble de distancia, debido a las condiciones del mar y a las corrientes que allí existen.

La travesía, que se realiza en una media de 45 kilómetros y alrededor de entre once y dieciséis horas, han conseguido culminarla tan sólo un diez por ciento de quienes lo han intentado, y ese número, según consta en los archivos de la misma, asciende a unas 1.100 personas.

La primera mujer que lohizo fue la neoyorquina Gertrude Ederle, con tan sólo 20 años, el 6 de agosto de 1926, día en el que invirtió un tiempo de 14 horas y media, con el superó en dos horas el récord masculino.

"No puedes tener ayuda", recalca Andy antes de añadir, "aunque en la lancha que me acompañará irá un enfermero por el tema de una posible hipotermia, dado que se espera que el agua esté a unos 15 grados. Te permiten llevar Lanolina, que es una grasa de oveja que tapa los poros y retiene el calor corporal, pero va desapareciendo por el roce del agua con el paso del tiempo".

"Yo tengo previsto parar cada hora, tenga o no tenga hambre, para beber y comer algo. La comida me la pondrán en una especia de cazamariposas, para yo cogerla de ahí y la bebida me la lanzarán con una cuerda y lo que no quiero lo deposito allí otra vez", indica Andy, quien sólo se ha propuesto "lanzarme en Dover y salir del agua en Calais, sin ponerme un límite de tiempo. Tardaré lo que tarde, pensando sólo en llegar".

"Llevo dos años y medio entrenándome para realizar esta travesía. Entre semana hago nueve o diez kilómetros diarios en la piscina del Metropole, los sábados de 12 a 15 kilómetros en mar abierto, y los domingos descanso; con alguna que otra competición de por medio", señala Andy Ortega, quien añade que "no hago ningún entrenamiento específico en el plano psicológico, aunque de moral estoy a tope. Tampoco hago gimnasia ni nada de eso. Sólo natación".

Una travesía ésta que afronta en la semana que comienza que, en su caso, pretende hacerla por un carácter solidario, cual es el obtener ayuda para la Asociación Pequeño Valiente de niños con cáncer y de ahí, precisamente, que esta aventura la haya bautizado con el nombre de Brazadas valientes. "Creo que haré un promedio de 50.000 brazadas, y el proyecto es de una brazada, un euro. Además ya hay incluso quienes han comenzado a colaborar y han realizado su aportación en la cuenta de la Asociación, sin siquiera haber dado una brazada", indica Andy.

Y en esa carrera solidaria en favor de Pequeño Valiente, a Andy Ortega le brindan su ayuda LA PROVINCIA/DIARIO DE LAS PALMAS, CC Las Terrazas, Cabildo de Gran Canaria, CN Metropole, Maspalomas Open Water, Terapias Acuáticas Canarias, KonicaMinolta, Turbo, Hotel Oásis Papagayo, Swiming Point y Resill.

El reto está lanzado. Las ganas y la ilusión son muchas. Sólo cabe esperar que Andy Ortega consiga culminar su odisea y con cuantas más brazadas, mejor. Por los niños vale la pena.