La espectacular inauguración en Estadio Olímpico de Montjuic el sábado 25 de julio de 1992 tuvo nombres propios como el futuro Rey de España, el Príncipe Felipe de Borbón, abanderado de la amplia delegación española, el jugador de baloncesto Juan Antonio San Epifanio 'Epi' como último portador de la antorcha olímpica, el regatista grancanario Luis Doreste Blanco, primer oro español en el unos JJ.OO junto a Roberto Molina, en Los Ángeles 84, que dio lectura al juramento olímpico, honor que mantiene vivo en su memoria, su hermano mayor Josele, oro en Seúl 88, como uno de los portadores de la bandera olímpica y el jugador de la NBA, Earvin 'Magic' Jonhson, líder del Dream Team, pese a que era portador del virus del SIDA.
En Barcelona la representación canaria fue de catorce deportistas, con principal presencia en la vela, encabezando la 'armada' española. La relación la formaban los deportistas de Las Palmas Luis Doreste, Domingo Manrique, Patricia Guerra y Fernando Léon (Vela), Cristina Pérez (Atletismo), Natalia Pulido (Natación), Rafael Alvarez (Saltos/Natación), Patricia Hernández (Baloncesto), Rita Hernández (Balonmano), Vicente Cáceres (Lucha), y los tinerfeños Carlos Santacreu (Vela), Víctor Baute (Boxeo), Juan Carlos Javier (Halterofilia) y Héctor López (Voleibol).
España, al ser organizador, tenía plaza en todas las modalidades, pero la apuesta deportiva era tan importante que sólo los realmente mejores tuvieron la oportunidad de estar en Barcelona. La competencia fue tan importante que el hecho de estar en la ciudad olímpica aquel verano ya fue un mérito reconocido tras estar acogidos por vez primera a las Becas ADO.
Y los éxitos volvieron a llegar a través de la vela. Luis Doreste, formando esta vez tándem con Domingo Manrique en la clase Flyng Dutchmann, conquistó oro y hasta la fecha es el único olímpico español que ha ganado dos medallas del más preciado metal.
En Barcelona partían como favoritos a ganar el oro, pero no fue tan fácil como algunos presumieron, aunque un primer y un segundo puesto en la primera jornada le auparon al liderato, posteriormente bajaron a la segunda plaza tras una mala salida. Toda la ventaja era ahora para el patrón estadounidense Paul Foerster. "Habrá que sudar mucho para lograr el oro", dijo Luis Doreste. Pero su más directo rival cometió un error y Doreste y Manrique volvieron a tomar el mando hasta que el domingo 2 de agosto aseguraron el primer lugar en el podio. Se había conseguido el primer oro canario. El experimentado Domingo Manrique confesó después que lo había pasado fatal con tanta presión.
A esa gesta se unió Patricia Guerra, que formó pareja con la malagueña Theresa Zabell, que ejercía de patrón, en el barco de 470 femenino. Guerra también tiene un gran honor en la historia del deporte canario. Es la única canaria olímpica que ha ganado el oro, un orgullo para toda la vida. Y tampoco fue un camino de rosas. En la primera regata fueron descalificadas por los jueces por una salida antes de tiempo y eso las condicionó. No podían cometer más errores y así lo hicieron. El 30 de julio ya acariciaban la medalla, se decía que la de plata era buena, pero ellas querían más y así fue cuando el 3 de agosto pudieron celebrar que eran las campeonas olímpicas.
Por su parte, Fernando León, que cuatro años más tarde conquistaría el oro en los Juegos de Atlanta, formó parte del equipo que patroneó el Príncipe Felipe en las embarcación de la clase Soling, con Alfredo Vázquez como tercer miembro de la tripulación. No hubo medalla, pero si una clasificación que permitió entrar en la 'medal-race', fase final en la que sólo lograron una victoria.
El balance de la actuación canaria en estos Juegos Olímpicos fue bastante positiva.
Rita Hernández, jugadora del por entonces Vanyera Remudas, vio cumplida su ilusión y sirvió para ampliar su experiencia como internacional . No desentonó, pero la selección española poco pudo hacer salvo ganar un partido, contra Nigeria (26-17).
Patricia Hernández, base del Sandra Gran Canaria, tuvo el honor de formar en el combinado español de baloncesto femenino junto a Blanca Ares, otra jugadora salida del equipo canario. No lo hizo nada mal y al final España acabó en quinta posición tras una reacción final contra Italia, a la que se ganó en la segunda prórroga. España había empezado mal con una derrota contra China (66-63) y una paliza ante las indiscutibles favoritas, Estados Unidos (59-114).
En natación compitió Natalia Pulido, hija de la también olímpica Rita. Natalia pagó en exceso los nervios y la novatada. No estuvo bien en su serie de los 100 metros libres y mejoró ligeramente en los 200 metros, su especialidad, aunque se quedó con el convencimiento de que podía haberlo hecho mejor.
Mejor le fue al saltador Rafael Alvarez, especialista en la plataforma y que por lesión no había podido competir en los Juegos de Seúl 88. El deportista del CN Metropole se metió en la final a sus 21 años de edad. Nunca antes otro español había conseguido este logró. Lo hizo como octavo, aunque al final se tuvo que contentar con la novena plaza, lo que no dejar de ser un buen resultado no superado hasta la fecha.
El luchador Vicente Cáceres 'Tito' fue incluido en la selección de lucha libre olímpica y se presentó sobre el tapiz de Barcelona 92 en la categoría de 62 kilos. Tito no pudo con sus adversarios, el búlgaro Vassilev Rossen, ni con el austriaco Musa Ilham.
Cristina Pérez tiene el honor de ser la única canaria olímpica en las pruebas de Atletismo. Había participando con excelentes resultados en los Juegos de Seúl, en los 400 metros vallas, donde estableció el récord de España en 55.23, que hoy día sigue vigente, y para la competición en el Estadio Olímpico de Montjuic fue convocada para intervenir en el 4x400, todo un mérito para una competidora que en febrero había dado a luz a su hijo y que a contrarreloj realizó su preparación para estar en esta gran cita. Cristina fue la última canaria en actuar en Barcelona 92, en calidad de segunda relevista . El equipo femenino de 4x400 fue eliminado tras la primera carrera al acabar en quinta posición de su serie, pero esas dos presencias en unos Juegos Olímpicos y más en los de Barcelona son, sin duda, un grato recuerdo para una atleta como Cristina Pérez.
