La atleta coruñesa Susana Gómez, afincada desde hace un cuarto de siglo en Lanzarote, reconoce que le gustó enfrentarse “al miedo en un medio salvaje como Alaska”, donde finalizó una de las carreras a pie más duras, peligrosas y gélidas del mundo.

Susana, de 43 años y madre de una hija de 11, se enamoró durante unas vacaciones de la isla lanzaroteña y decidió quedarse a vivir en la misma, donde trabaja como coordinadora de eventos en el Ayuntamiento de Haría.

Este jueves 19 a las 19.00 horas presentará en la tienda de Arista en el barrio capitalino de Las Torres (Urbanización Industrial Díaz Casanova-Vial A, parcela C3) su libro 565 kilómetros. El sueño de Alaska, en el que narra una aventura que tardó casi nueve días en completar, arrastrando 35 kilogramos de material.

“Llevo once años como corredora amateur de montaña y había hecho pruebas de esquí de fondo en Finlandia, tras aprender a esquiar con patines en Lanzarote. Me enteré de la existencia de la prueba de Alaska y me inscribí en 2015, y la organización me aceptó”, recuerda.

Apoyada por el entrenador grancanario “y compañero de sueños”, Sergio Espinosa, Susana consiguió que instituciones y empresas le costeasen el 70% de la aventura, mientras que el 30% restante salió de su bolsillo.

“Corrí acompañada por Sergio y la mitad de las noches las pasamos al raso, y otras en refugios que encontramos. En los últimos días hubo temperaturas de 44 grados bajo cero, y muchas veces no había nada ni nadie en 600 kilómetros a la redonda. Hay corredores que han sufrido problemas importantes en ese evento”, indica.

La propia Susana padece una infección crónica en sus pies que le provoca una fiebre muy alta y una gran hinchazón, y llegó a pensar en retirarse.

“En una prueba de ultrafondo hay muchos momentos muy duros, y lo novedoso para mí en Alaska fue que tuve alucinaciones, porque mi cuerpo estaba al límite”, revela.

Alimentación similar a las de los astronautas

Durante la competición, consumía diariamente entre 2.500 y 3.000 calorías, realizando tres comidas calientes, algunas de las cuales eran liofilizadas, similares a las de los astronautas.

Por otro lado, al estar compuesta Alaska en un 80% de agua, Susana corría casi siempre sobre hielo, aunque en la montaña se desplazaba sobre raquetas para moverse mejor por las zonas con un gran grosor de nieve.

“En la prueba participamos 35 deportistas (quince a pie y los restantes en bicicleta de ruedas gruesas), y sólo dos éramos mujeres. Fui la primera mujer en llegar, pero no sé cuál fue mi posición en la general porque tuve un despiste en un avituallamiento, en el que no firmé”, indica.

Pese a la tremenda exigencia de esta competición, Susana Gómez asegura que le apasiona vivir experiencias de ese tipo.

“Me atrae el miedo y me gusta enfrentarme al mismo en un medio salvaje como Alaska. Saber que manda la Naturaleza y que yo tengo las herramientas para poder sobrevivir en ella”, dice.

A raíz de su aventura extrema, la deportista (a la cual puede seguirse en la página web lailusionmuevemispiernas.com) recibió la propuesta de una editorial para que reflejase su experiencia en un libro.

“En dos meses lo escribí, estando enclaustrada durante ocho fines de semana y compaginándolo con mi trabajo. No me haré rica con él ni lo pretendo, pero estoy promocionando el libro para que llegue a la máxima gente posible”, manifiesta Susana, que ya se plantea recorrer Europa en bicicleta el próximo año, haciendo 5.100 kilómetros en tan solo 20 días.