Hay récords que no aparecen en las tablas de estadísticas aunque sí dejan marca en el cuerpo de sus protagonistas. Y entre los muchísimos récords habidos y por venir de Marc Márquez figura el de ser el piloto que más veces se cayó en una temporada sin que ello le impidiera ganar el título: las 27 que este año rodó el de Cervera por los suelos contando las sesiones de entrenamientos, de clasificación y en carrera. Hasta ahora tenía su marca personal en las diecisiete caídas que sufrió el pasado año, cuando también ganó el título, pero este año establecía un nuevo récord para un campeón. Eso sí, 27 caídas incruentas. Sólo sustos y tremendos resbalones por la pista y sus escapatorias.

Cuando en 2013 dio el salto a MotoGP los ingenieros del equipo Honda le aconsejaron no arriesgar tanto en los entrenamientos. Marc respondió argumentando su "teoría de los límites", aquella que mantiene que los entrenamientos deben servir al piloto para saber dónde está el límite de aceleración, de frenada o de inclinación en cada recta y en cada curva del circuito para así poder arriesgar en consecuencia durante la carrera. Y que había que aceptar aquello de que la letra con sangre entra.

La teoría no siempre funciona y uno puede también irse por los suelos en carrera, como este año le sucedió a Márquez en los GP de Argentina y Francia, pero su capacidad para sumar puntos "extra" donde otros pilotos se muestran más conservadores, de exprimir los límites de la pista, es lo que este año le ha permitido realizar una segunda parte de campeonato prácticamente perfecta -no puntuó en Gran Bretaña por un problema en el motor- que culminaba ayer en el circuito de Cheste, donde se caía el viernes en los libres y el sábado en la clasificación, con la consecución de su sexta corona. A pesar de, o gracias a, ese récord de caídas.