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Dunas de Maspalomas

Un maremoto pudo generar las dunas de Maspalomas

En 1755 el terremoto de Lisboa formó un tsunami que llegó a Gran Canaria y que causó el sistema dunar de Maspalomas. Así al menos lo creen investigadores de la ULPGC que buscan demostrar esta hipótesis

Dunas de Maspalomas

El día de Todos los Santos de 1755 unas 100.000 personas perdieron la vida en el terremoto de Lisboa. Un cataclismo que también pudo ser el causante de las dunas de Maspalomas.

Esa es la hipótesis que dos expertos de ULPGC tratan de confirmar, en un nuevo proyecto de estudio nacido en enero, desde que los datos obtenidos en una investigación entrasen en conflicto con la teoría aceptada de que el sistema dunar de la Playa de Maspalomas se creó hace unos 10.000 años.

El sondeo que se realizó en la Playa del inglés en 2008, con motivo del Estudio Integral de la Playa y Dunas de Maspalomas, y en el que se perforó hasta una profundidad de 19,5 metros, arrojó unos resultados, que una vez estudiados, alteraron la concepción de la génesis dunar.

En concreto, en torno al octavo y noveno metro excavado, los elementos sedimentológicos analizados mostraron una ruptura brusca en la línea temporal que sólo podría ser explicada si el campo de dunas se hubiese formado entre 1720 y 1870.

El hallazgo, sin embargo, no ha podido ser confirmado por otros sondeos que permitiesen descartar que los datos obtenidos no fuesen una simple anomalía de un estudio aislado.

"Lo único que tenemos claro", explica Ignacio Alonso Bilbao, doctor en Ciencias del Mar en la ULPGC, "es que la formación de Maspalomas ha sido muy rápida y muy reciente".

Pero, ¿son solo los datos obtenidos en el sondeo los que avalan la hipótesis de la creación fulgurante del campo de dunas? "No", revela Alonso, "antes de 1800 no existían las dunas de Maspalomas, y eso lo hemos comprobado a través de documentos históricos, cartográficos y documentos de naturalistas que pisaron la Isla en los siglos XVII y XVIII. En ellos, nadie hablaba de las dunas. Lo cual es muy llamativo".

Es cierto, por otra parte, que las invasiones de los piratas, entre ellas la del almirante holandés Van der Does -que acabó con multitud de documentos al convertir la ciudad en una pira infernal tras ser derrotado-, impiden contar con un mayor número de fuentes documentales. Sin embargo, las existentes son muy reveladoras.

Vista aérea de la playa y las dunas de Maspalomas y del Inglés. ADOLFO MARRERO

Indicios documentales

En las descripciones geográficas y cartografías de Antonio Riviere (1742), no se cita en ningún momento la existencia de las dunas; o las del ingeniero Miguel Hermosilla (1785), en las que habla del Charco de Maspalomas pero no escribe palabra sobre el mayor atractivo turístico de Gran Canaria.

Es a partir de 1838, cuando en el atlas que dibujan P. B. Webb y S. Berthelot, se atisba una "amplia playa de arena, que coincide con el actual sector norte de la playa del Inglés", se recoge en el estudio de 2008.

De ahí en adelante, las referencias documentales se hacen cada vez más frecuentes. En 1857 Carl Bolle cita la presencia del campo de dunas, en 1867 lo hace Fritsch Von Karl, en 1876 Juan de León y Castillo lo muestra en una excelente cartografía, y así continúan produciendo multitud de referencias hasta la actualidad, donde las dunas de Maspalomas se pueden visitar a través de imágenes en internet.

La investigación, dadas las pruebas obtenidas, no puede quedar detenida ahora. Por eso, Luis Hernández Calvento, Doctor en Geografía de la ULPGC, dirige un estudio llamado: "Diagnóstico ambiental de los sistemas de dunas de canarias para la elaboración de modelos sostenibles de gestión territorial", en el que, junto a innumerables cuestiones a resolver, se baraja la génesis del sistema dunar desde una perspectiva multidisciplinar en la que entran en juego expertos historiadores, arqueólogos, ingenieros topográficos, geógrafos y científicos marinos.

Dunas de Maspalomas. lp/dlp

Un tsunami documentado

Las dunas de Maspalomas no eran nombradas en 1742, pero sí comienzan a serlo 1857. En los escasos 105 años que hay entre cada referencia documental, el campo arenoso más famoso de Gran Canaria ha comenzado a formarse. Pero, ¿cuál es la causa que explica la velocidad a la que se formó?

Para Hernández, los datos obtenidos en los estudios realizados "nos permiten entender que parece posible una entrada masiva de arena que se produce en los últimos cientos de años", y "¿Cómo te llega una gran cantidad de arena?", se pregunta el experto.

"Una de las explicaciones es que se produzca un evento extraordinario", aventura. "Podría ser por un temporal enorme que existiera en la zona o por un tsunami. Conocemos que se produjo un tsunami tras el terremoto de Lisboa. Este afecta a Lisboa, Cádiz y que resulta que también llega hasta Las Palmas", afirma.

El maremoto que afectó a Gran Canaria se encuentra documentado por la encuesta que Fernando VI ordenó preparar a su ministro de Estado, Ricardo Wall y Devreux, y que el capitán general de Canarias, Juan de Urbina, se apresuró a contestar.

El estudio histórico realizado por Luis Alberto Anaya, Doctor en Historia en la ULPGC, revela el documento en que Juan de Urbina dio a conocer que el mar se retiró durante ocho o diez minutos y que "regresó con mayor impulso sobre los no tocados límites en la antecedente invasión, repitiéndose hasta tres veces en aquella Isla esta gran novedad, pero sin estrago ni otra circunstancia digna de notarse, y sólo en el Puerto principal de esa Isla, nombrado el Puerto de la Luz, distante una corta legua de la ciudad, se vio entrar el mar e inundar la ermita que allí había de Nuestra Señora de la Luz, y habiéndose retirado como un tiro de pistola dentro de su antiguo límite, descubrió el casco de un navío, de cuyo naufragio no hay memoria, y dejó la ermita llena de pescado".

La hipótesis de la formación dunar gracias al tsunami cobra, con los datos recogidos, mayor fuerza, sobre todo si se tiene en cuenta que entre los años 1785 y 1838 la plataforma sobre la que se asienta la playa del Inglés -formada hacía menos de 2.000 años a través de aportes aluviales y marinos- alcanzó los ocho o nueve metros de profundidad, y que, en aquellos años, "un evento hizo que se acumulase una enorme cantidad de material", entre ocho y nueve metros más de sedimentos, "que permitió a la costa emerger y adquirir la configuración actual", confirma el estudio.

Antes del evento, la plataforma tardaba 146 años en crecer un metro, pero en el lapso temporal entre 1785 y 1838, donde se produce la ruptura sedimentológica del sondeo, la plataforma duplicó su altura.

Y así, el maremoto que destruyó Lisboa, varias poblaciones del Algarve, las costas de Marruecos, Huelva, Cádiz, Conil, Sanlúcar de Barrameda, el Puerto de Santa María, y cuyas olas atravesaron el océano y llegaron hasta América, también pudo ser el origen de las dunas de Maspalomas. Único cataclismo documentado capaz de transportar tal cantidad de arena.

Vista panorámica de las dunas de Maspalomas. | lp/dlp

"Haría falta un nuevo tsunami"

Que a las dunas le quedan unos 90 años de vida, en el mejor de los casos, es algo que se conoce desde 2008, cuando el informe Estudio Integral de la Playa y Dunas de Maspalomas, anunció el fin de uno de las iconos que originan el turismo de la isla de Gran Canaria. Ignacio Alonso Bilbao, doctor en Ciencias del Mar en la ULPGC, prefiere centrar su desaparición en tan sólo “50 años”, puesto que, “siendo pesimistas, podrían desaparecer en 30 años”.

El investigador advierte de que no hay por qué asustarse. “Este proceso de desaparición es algo que al político no le entra en la cabeza, y no entiende que las dunas son un recurso móvil y, por tanto dinámico, que se mueve y se va”. La formación de las dunas es “probable que se deba a un proceso cíclico”, aclara Alonso, y “siempre relacionado con eventos catastróficos”.

“Las dunas poco a poco se van desmantelando”, continúa el experto, “porque en esa zona, lo que sí hay es una pérdida de sedimentos constante y no hay aportes naturales. Lo único que lo renueva son los eventos catastróficos”. Con todo, las dunas se encuentran en este momento sometidas a una desaparición gradual imposible de detener. Por eso, las opciones disponibles para que las dunas se mantengan son dos: “Que venga otro tsunami”, bromea, o que “se inyecte nueva arena de forma artificial para que el viento genere las dunas”.

Alonso, consciente de que sus palabras son potencialmente polémicas, utiliza una analogía para apoyar la opción artificial: “Las calles se barren todos los días y eso es caro, pero lo asumimos como un coste de nuestro nivel de vida. Si queremos tener dudas habrá que asumirlo, y si no las queremos nos ahorramos ese dinero”.

La sentencia del investigador es devastadora: “Todo es una decisión política, pero tengamos claro que si queremos dunas hay que pagarlas”. Las dunas son parte del motor que mueve el turismo en Gran Canaria, las postales en las que aparece la mítica imagen de Maspalomas acaban en los buzones de una infinidad de lugares del mundo.

“Yo no tengo ninguna clase de recinto hostelero”, afirma Alonso, “pero es evidente que la economía que se genera en torno a las dunas es muchísimo mayor de lo que puede costar mantenerlas. Y todos sabemos que existen miles de bocas que dependen de la existencia de las dunas”, concluye.

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