El estancamiento inmobiliario obliga a más 200 vendedores particulares de viviendas a anunciarse en diversas web especializadas en el trueque. Se benefician del intercambio todos aquellos que poseen una casa y quieren cambiarla por otra sin contar con intermediarios bancarios. La crisis económica, las subidas del euríbor y el recorte de créditos de los últimos meses abren la puerta a la búsqueda de alternativas rápidas como éstas.

En la mayor parte de los casos los vendedores buscan en esta novedosa transacción, cambiar de casa por otra más grande o más pequeña, como es el caso de Daniel Radogna. “Me he decidido por esto del trueque ya que no puedo vender la vivienda, porque todos los posibles compradores que he tenido no consiguen que los bancos les den el crédito”, argumenta.

Este propietario busca una piso en la misma zona donde lo tiene, en la zona comercial Mesa y López. Su circunstancia es que busca otro con menos metros cuadrados, ya que se le ha quedado grande para él y su madre. Radogna aclara que “hace cinco años, cuando compré la casa, la cosas iban bien, ahora no tanto y busco un comprador que me pague la diferencia de metros en efectivo”. La idea de este vendedor es intercambiar su piso por otro más pequeño y con la diferencia económica que suponga la permuta eliminar parte de su crédito bancario y así no sentirse asfixiado cada mes.

EN QUÉ CONSISTE. El trueque no consiste en vender o comprar una casa, sino en 'cambiar' una por otra en condiciones similares. Se trata de dos compraventas, con la única diferencia de que el medio de pago empleado, en lugar de dinero, es un bien. Pero si la diferencia entre una y otra vivienda existe se abonaría en efectivo o solicitando un crédito.

Como se trata de una compraventa doble, los trámites que se deben seguir son iguales a los de una transacción normal: otorgamiento de escritura pública, liquidación de impuestos, transmisiones patrimoniales onerosas y la inscripción en el Registro de la Propiedad.

Al producirse dos compraventas, los gastos e impuestos se duplican. Hay que pagar dos plusvalías municipales, dos facturas notariales y otras tantas facturas del Registro de la Propiedad correspondiente, además de liquidar el impuesto por cada una de las transmisiones patrimoniales. Por eso, mejor el trueque.